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Hilo "anti"

Iniciado por Kamarasa GregorioSamsa, Mayo 19, 2008, 07:17:54 PM

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Kamarasa GregorioSamsa

¿Qué es bueno? Todo lo que acrecienta en el hombre el sentimiento de poder, la voluntad de poder, el poder mismo.

¿Qué es malo? Todo lo que proviene de la debilidad.

¿Qué es felicidad? La conciencia de que se acrecienta el poder; que queda superada una resistencia.

No contento, sino aumento de poder; no paz, sino guerra; no virtud, sino aptitud (virtud al estilo renacentista, virtí¹, virtud carente de moralina).

Los débiles y malogrados deben perecer; tal es el axioma capital de nuestro amor al hombre. Y hasta se les debe ayudar a perecer.

¿Qué es más perjudicial que cualquier vicio? La compasión activa con todos los débiles y malogrados; el cristianismo...

Scardanelli

Eso lo escribió Nietzsche, un filósofo alemán que no tení­a ni media hostia.
Como dize Aristótiles, cosa es verdadera,
el mundo por dos cosas trabaja: la primera,
por aver mantenení§ia; la otra cosa era
por aver juntamiento con fenbra plazentera.

NubeBlanca

Es meramente descriptivo.

Kamarasa GregorioSamsa

Scard es así­, man.

NubeBlanca

No, yo hablaba de las citas.

ferdinand


Kamarasa GregorioSamsa

Cita de: zruspa en Mayo 20, 2008, 09:43:15 AM
No, yo hablaba de las citas.


¿Qué citas?

Ah, y felicidades.

Kamarasa GregorioSamsa

Contexto de las ¿"citas"?

1
Mirémonos cara a cara. Somos hiperbóreos; sabemos perfectamente bien hasta qué punto vivimos aparte. “Ni por mar ni por tierra encontrarás un camino que conduzca a los hiperbóreos”; ya Pí­ndaro supo esto, mucho antes que nosotros. Más allá del Norte, del hielo, de la muerte; nuestra vida, nuestra felicidad... Hemos descubierto la felicidad, conocemos el camino, hemos encoritrado la manera de superar milenios enteros de laberinto. ¿Quién más la ha encontrado? ¿El hombre moderno acaso? “Estoy completamente desorientado, soy todo lo que está completamente desorientado”, así­ se lamenta el hombre moderno... De este modernismo estábamos aquejados; de la paz ambigua, de la transacción cobarde, de toda la ambigí¼e¬dad virtuosa del moderno sí­ y no. Esta tolerancia y largeur del corazón que todo lo “perdona” porque todo lo “comprende” se convierte en sirocco para nosotros. ¡Más vale vivir entre ventisqueros que entre las vir¬tudes modernas y demás vientos del Sur!... Éramos demasiado valientes, no tení­amos contemplaciones para nosotros ni para los demás; pero durante largo tiempo no sabí­amos encauzar nuestra valentí­a. Nos volvimos sombrí­os y se nos llamó fatalistas. Nuestro fatum era la plenitud, la tensión, la acumulación de las energí­as. Ansiábamos el rayo y la acción; de lo que siempre más alejados nos mantení­amos era de la felicidad de los débiles, de la “resignación”... Nuestro ambiente era tormentoso; la Naturaleza en que consistimos se oscurecí­a, pues no tení­amos un camino. La fórmula de nuestra felicidad: un sí­, un no, una recta, una meta...

2
¿Qué es bueno? Todo lo que acrecienta en el hombre el sentimiento de poder, la voluntad de poder, el poder mismo.

¿Qué es malo? Todo lo que proviene de la debilidad.

¿Qué es felicidad? La conciencia de que se acrecienta el poder; que queda superada una resistencia.

No contento, sino aumento de poder; no paz, sino guerra; no virtud, sino aptitud (virtud al estilo rena¬centista, virtí¹, virtud carente de moralina).

Los débiles y malogrados deben perecer; tal es el axioma capital de nuestro amor al hombre. Y hasta se les debe ayudar a perecer.

¿Qué es más perjudicial que cualquier vicio? La compasión activa con todos los débiles y malogrados; el cristianismo...

3
El problema que así­ planteo no es: qué ha de reemplazar a la humanidad en la sucesión de los seres (el hombre es un fin), sino qué tipo humano debe ser desarrollado, potenciado, entendido como tipo superior, más digno de vivir, más dueño de porvenir.

Este tipo humano superior se ha dado ya con harta frecuencia, pero como golpe de fortuna, excepción, nunca como algo pretendido. Antes al contrario, precisamente el ha sido el mas temido, era casi la encarna¬ción de lo terrible; y como producto de este temor ha sido pretendido, desarrollado y alcanzado el tipo opuesto: el animal doméstico, el hombre-rebaño, el animal enfermo “hombre”; el cristiano...