Las chimpancés hembra son menos violentas, pero más maliciosas y rencorosillas

Iniciado por Ariete, Marzo 11, 2008, 09:29:53 PM

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Mr.Cicuta

Cita de: firmado en Marzo 11, 2008, 11:21:49 PM
Qué terrible ha de ser la condena del hombre, por siempre sometido a padecer atracción por seres tan abominables como las mujeres...





Perdón, se me ha escapado.

Dan

Cita de: Gí¸thí¥í¼s en Marzo 11, 2008, 11:21:26 PM
¿No te me estarás amariconando?

Hombre, es más cruel.
Pero si quieres que te arree, te arreo. Y después les digo a las chicas que sólo me has pegado tú, y no sé por qué, a traición y todo eso. Te vas a cagar.

Eh, Firmado, que hablamos de los dos, de los doooos sexos. Antes he puesto un ejemplo. Eres libre de continuar. No me seas ví­ctima, eh.

Imparable

Cita de: firmado en Marzo 11, 2008, 11:21:49 PM
Qué terrible ha de ser la condena del hombre, por siempre sometido a padecer atracción por seres tan abominables como las mujeres...

La verdad es que sí­, lo suscribo al 100%. Lo malo es que las opciones son o tolerar eso o hacerse maricón; zoofí­lico; meterse a cura; o a ermitaño con sí­ndrome de Diógenes que va recogiendo botellas de whiskey con el fondo aún aprovechable por los contenedores.
Creo que optaré por la última opción que es la más digna.


PD: Dan, es que vamos a ver, un desconocido tampoco te puede mirar así­ por así­, que o trama algo o es marica.

Inuco

Cita de: Dan en Marzo 11, 2008, 11:23:43 PM
Cita de: Gí¸thí¥í¼s en Marzo 11, 2008, 11:21:26 PM
¿No te me estarás amariconando?

Hombre, es más cruel.
Pero si quieres que te arree, te arreo. Y después les digo a las chicas que sólo me has pegado tú, y no sé por qué, a traición y todo eso. Te vas a cagar.

Eh, Firmado, que hablamos de los dos, de los doooos sexos. Antes he puesto un ejemplo. Eres libre de continuar. No me seas ví­ctima, eh.

Tú siempre diciéndoselo a las chicas, acusica, chivato. Tú qué me vas a arrear, tú qué me vas a arrear, oso amoroso.

Tienes suerte de que me vaya a la cama y no quiera pelea, que si no...

Mr.Cicuta

Cita de: Imparable en Marzo 11, 2008, 11:25:34 PM
Cita de: firmado en Marzo 11, 2008, 11:21:49 PM
Qué terrible ha de ser la condena del hombre, por siempre sometido a padecer atracción por seres tan abominables como las mujeres...

La verdad es que sí­, lo suscribo al 100%. Lo malo es que las opciones son o tolerar eso o hacerse maricón; zoofí­lico; meterse a cura; o a ermitaño con sí­ndrome de Diógenes que va recogiendo botellas de whiskey con el fondo aún aprovechable por los contenedores.
Creo que optaré por la última opción que es la más digna.


PD: Dan, es que vamos a ver, un desconocido tampoco te puede mirar así­ por así­, que o trama algo o es marica.


Impareibol, que no.

Que si a ti te pica, a ellas les pica aun más.

Parafraseando Blade runner: " he visto cosas de las tí­as que no creerí­ais...."

Dan

Cita de: Imparable en Marzo 11, 2008, 11:25:34 PM
PD: Dan, es que vamos a ver, un desconocido tampoco te puede mirar así­ por así­, que o trama algo o es marica.

Ya, o, como mesmamente el mesmo memo que escribe esto, un tí­o con cinco dioptrí­as que sale de juerga, va medio mamado, y cree que puedes ser, entre el humo y los datos equí­vocos y borrosos que le llegan al cerebro (por partida doble), un colega. O será que te pareces... no sé, no sé... ah, mira, ya viene. Qué. Que qué me pasa, con qué. Ah, no, que te habí­a confundido con... ¿eh? oye, no me toques los huevos. ¿Qué? Mira, chaval, a ver si te voy a... ¡la madre que te parió! Pim pam [...] ¿Esto? Na, mamá, que jugando a fútbol me empujaron y cuando me caí­ me apoyé, fí­jate si seré tonto, en los nudillos. Sí­, otra vez. Lo del ojo fue Raúl que es un animal y me metió un codazo.

nuagazezo

Casualmente, anoche leí­ esto en relación con el deseo de relacionarse socialmente, formar parte de un grupo y ser aceptado:

"...Frans de Waal, uno de los grandes etólogos del momento, ha contado cómo una hembra chimpancé reconcilia a dos machos:

Tras el conflicto serio entre dos machos adultos, a veces una hembra adulta reconciliaba a los adversarios. La hembra se acercaba a uno de los machos, lo besaba, lo tacaba o le presentaba el trasero y después se acercaba lentamente al otro. Si el primer macho la seguí­a, lo hací­a muy cerca de ella (a menudo inspeccionándole los genitales), sin mirar al otro macho. La hembra se volví­a varias veces hacia atrás para comprobar si el macho la seguí­a y, si éste se quedaba atrás, regresaba y le tiraba del brazo para que la siguiera. Al final, la hembra se sentaba al lado del otro macho y los empezaban a espulgarla; cuando ella se marchaba seguí­an, con la diferencia de a partir de ese momento se espulgaban el uno al otro y además jadeaban y resoplaban con más frecuencia que antes de de que se marchara la hembra (Bien natural, Herder, Barcelona, 1977, p.47).

De Waal va más allá y defiende que hemos heredado nuestra moralidad de los animales. ..."

Imparable

Cita de: Dan en Marzo 11, 2008, 11:34:03 PM
Cita de: Imparable en Marzo 11, 2008, 11:25:34 PM
PD: Dan, es que vamos a ver, un desconocido tampoco te puede mirar así­ por así­, que o trama algo o es marica.

Ya, o, como mesmamente el mesmo memo que escribe esto, un tí­o con cinco dioptrí­as que sale de juerga, va medio mamado, y cree que puedes ser, entre el humo y los datos equí­vocos y borrosos que le llegan al cerebro (por partida doble), un colega. O será que te pareces... no sé, no sé... ah, mira, ya viene. Qué. Que qué me pasa, con qué. Ah, no, que te habí­a confundido con... ¿eh? oye, no me toques los huevos. ¿Qué? Mira, chaval, a ver si te voy a... ¡la madre que te parió! Pim pam [...] ¿Esto? Na, mamá, que jugando a fútbol me empujaron y cuando me caí­ me apoyé, fí­jate si seré tonto, en los nudillos. Sí­, otra vez. Lo del ojo fue Raúl que es un animal y me metió un codazo.
Y es que para saber beber hay que saber mear. Yo tengo la decencia de no mirarle directamente a la cara a los desconocidos hasta que algún conocido mí­o haya pasado un buen rato hablando con él. La verdad es que a los conocidos tampoco les miro mucho a la cara, van a empezar a pensar que soy medio autista. Pero bueno, así­ me evito peleas inútiles.

Dan

También, también (lo que dice Nuaga). No hemos inventado nada.

(Imparable, con mi vista sin ayuda técnica no miras a las caras... miras al aire, indefinidamente. Si alguien se encuentra en lí­nea recta te saluda, y tú, con suerte, te enteras)

Imparable

Pues entonces ponte las gafas de sol y la tira de cupones cuando estés en un bar si no quieres dar lugar a situaciones violentas. Es que a los que distinguimos rostros a 10 metros (poniendo un bar muuuuuuuy grande) nos jode cuando otro ser humano nos mira más tiempo del razonable.


antibalas

El bonobo, Pan paniscus, se parece mucho a un chimpancé común, Pan troglodytes, y hasta 1929 se les consideraba una misma especie. A pesar de que también se le llama chimpancé pigmeo, denominación que se deberí­a dejar de usar, el bonobo no es menor a simple vista que el chimpancé común. Sus proporciones y costumbres sí­ son ligeramente distintas (...) El primatólogo Frans de Waal lo ha expresado a la perfección:

<<Los chimpancés resuelven los conflictos sexuales mediante el poder; los bonobos resuelven los conflictos de poder mediante el sexo>>.

Los bonobos usan el sexo como moneda de cambio en materia de interacción social, un poco como nosotros usamos el dinero. Se valen de la copulación, o de los gestos copulatorios, para apaciguar a la otra parte, imponer autoridad y afianzar ví­nculos con otros miembros del grupo de cualquier edad o sexo, incluidas las crí­as. La pedofilia no les supone ningún trauma; cualquier <<filia>> les parece bien. Cuenta De Waal que los machos del grupo que él estudiaba tení­an erecciones en cuanto veí­an acercarse al guardián a la hora de la comida; a su juicio, podrí­a tratarse de los preparativos para las cópulas que median durante el reparto de la comida. Las hembras de bonobo se emparejan para practicar el llamado <<frotamiento GG>> (genital contra genital).

<<Una hembra se aferra con brazos y piernas a su compañera que, colocada a cuatro patas, la levanta del suelo. Acto seguido las dos hembras restriegan sus excitados genitales, haciendo muecas y emitiendo agudos chillidos que con toda probabilidad reflejan experiencias orgásmicas.>>
   
La imagen un poco hippie de los bonobos como criaturas que practican al amor libre ha provocado que algunas almas caritativas se hagan pí­as ilusiones y se formen un concepto falso que probablemente maduró en los años sesenta... o igual es que pertenecen a la escuela filosófica del <<bestiario medieval>>, según la cual los animales sólo existen para enseñarnos moralejas. Según esta concepción ilusoria estamos más emparentados con los bonobos que con los chimpancés comunes. La Margaret Mead que todos llevamos dentro siente más afinidad por este modelo de conducta tierno y delicado que por el patriarcal y asesino de los chimpancés comunes. Pero por desgracia, nos guste o no, estamos exactamente igual de emparentados con ambas especies toda vez que Pan troglodytes y Pan paniscus tienen un antepasado común que vivió hace menos tiempo que el antepasado que comparten con nosotros.

Richard Dawkins, The Ancestor's Tale

Ariete

Cita de: nuagazezo en Marzo 11, 2008, 11:46:37 PM
Casualmente, anoche leí­ esto en relación con el deseo de relacionarse socialmente, formar parte de un grupo y ser aceptado:

"...Frans de Waal, uno de los grandes etólogos del momento, ha contado cómo una hembra chimpancé reconcilia a dos machos:

Tras el conflicto serio entre dos machos adultos, a veces una hembra adulta reconciliaba a los adversarios. La hembra se acercaba a uno de los machos, lo besaba, lo tacaba o le presentaba el trasero y después se acercaba lentamente al otro. Si el primer macho la seguí­a, lo hací­a muy cerca de ella (a menudo inspeccionándole los genitales), sin mirar al otro macho. La hembra se volví­a varias veces hacia atrás para comprobar si el macho la seguí­a y, si éste se quedaba atrás, regresaba y le tiraba del brazo para que la siguiera. Al final, la hembra se sentaba al lado del otro macho y los empezaban a espulgarla; cuando ella se marchaba seguí­an, con la diferencia de a partir de ese momento se espulgaban el uno al otro y además jadeaban y resoplaban con más frecuencia que antes de de que se marchara la hembra (Bien natural, Herder, Barcelona, 1977, p.47).

De Waal va más allá y defiende que hemos heredado nuestra moralidad de los animales. ..."

Sí­, dice que los chimpancés, así­ como otras especies en menor grado, dan mucha importancia a la idea de reciprocidad en el trato (que se divide en dos categorí­as, gratitud y venganza), algo que requiere vida en sociedad y buena memoria. Por eso aconsejaba a sus alumnos en prácticas que nunca puteasen a un chimpancé, porque podrán  pasar años pero finalmente ajustarí­an cuentas, a esos pequeños cabrones peludos no se les pasa una, y cuenta algún caso bastante curioso pero que me da pereza transcribir. Así­ que eso serí­a el germen de la moral y del sentido de la justicia, que básicamente consiste en dar a cada uno lo que se merece.

También comenta el tí­o como tras la caí­da del Muro de Berlí­n fue invitado por el gobierno americano a una reunión en Washington con mandos militares y expertos en relaciones internacionales para analizar el nuevo papel de Estados Unidos en el mundo y allí­ les habló de que en las luchas por el poder para aquellos chimpancés con ambiciones polí­ticas de macho alfa, ser demasiado fuerte resultaba paradójicamente un problema porque siempre son necesarias las alianzas y los demás monos preferí­an conspirar junto a aliados más débiles para poder negociar una mayor parte del pastel tras vencer. Y que la mejor relación esfuerzo/recompensa se la llevaban no los dos principales lí­deres en disputa sino el tercero más débil que podí­a ejercer de bisagra. A ver si UPyD arregla eso, o por lo menos ocupa el sitio.