Extremófilos

Iniciado por Kamarasa GregorioSamsa, Febrero 13, 2008, 11:26:54 AM

Tema anterior - Siguiente tema

Kamarasa GregorioSamsa

Ricardo Amils: «La probabilidad de que haya vida en Marte es cada vez mayor»

Los microbios que se desarrollan en ambientes hostiles le hacen pensar que la vida terrestre pudo nacer en el subsuelo.

LUIS ALFONSO GíMEZ l.a.gamez@diario-elcorreo.com


El experto en extremófilos Ricardo Amils, ayer en Bilbao. / MIREYA LÓPEZ


CitarEL PERSONAJE
Ricardo Amils es catedrático de Microbiologí­a de la Universidad Autónoma de Madrid e investigador asociado del Centro de Astrobiologí­a (Madrid), institución asociada a la NASA. Doctor en Ciencias, ha sido profesor en la Escuela de Medicina de Darmouth y la Universidad de Columbia. Está especializado en el estudio de los microorganismos extremófilos.«Sólo conocemos el 3% o menos de la diversidad microbiana. ¿Qué no hará el 97% restante de los microbios!», dice Ricardo Amils a sus alumnos de Biotecnologí­a Ambiental. Su campo de estudio son los seres que viven allí­ donde hasta hace poco se creí­a que la vida era imposible, por lo hostil del ambiente. De ellos -conocidos como extremófilos-, del origen de la vida y de que la haya en otros mundos habló ayer en Bilbao con motivo del Dí­a de Darwin, en un acto organizado por EL CORREO, la Universidad del Paí­s Vasco, el Ayuntamiento de Bilbao, el Cí­rculo Escéptico y el Center for Inquiry.

-¿Qué es un ambiente extremo?

-Aquél en el que, debido a una visión antropocéntrica, hasta hace treinta años creí­amos que no podí­a darse la vida. Entonces se encontraron microorganismos en los géiseres de Yellowstone y empezamos a ser conscientes de que la vida es muy fuerte, capaz de adaptarse a casi cualquier condición.

-Hay vida sin oxí­geno, bombardeada por radiación...

-Lo de la falta de oxí­geno como condición extrema es discutible, porque el oxí­geno no estuvo presente en los 2.000 primeros millones de años de la vida. Su ausencia es mortal para ti y para mí­, pero decir que es algo extremo serí­a antropocentrismo. De lo que no hay duda es de que la alta dosis de radiación, la alta temperatura, la baja temperatura, la alcalinidad, la acidez y la hipersalinidad hacen pupa a la vida. Aunque todo es relativo. Para un organismo que vive en un géiser en Yellowstone, tú eres el extremófilo.

-Algunos microbios no necesitan la luz del Sol para nada.

-Sí­, los que viven en el subsuelo. Muchos que comen piedras pasan de la luz. Su energí­a la obtienen de los minerales que hay ahí­ abajo y, por tanto, son la primera demostración de que la vida no es imposible en ausencia de luz.

-¿Por qué son importantes los extremófilos de cara al origen de la vida?

-Porque el escenario donde surgió la vida no está claro. Los primeros indicios de vida datan de entre hace 3.500 y 3.800 millones de años. La atmósfera no tení­a oxí­geno y habí­a inviernos solares muy prolongados debido a los impactos meteorí­ticos...

Una Tierra peligrosa

-¿Inviernos planetarios?

-Sí­. Los llaman inviernos solares: un buen meteorito expulsa una gran cantidad de polvo la atmósfera, que bloquea la luz solar y provoca un invierno planetario. Que se lo pregunten a los dinosaurios, que seguramente se murieron de hambre tras el impacto. En esas condiciones, hay quienes hemos empezado a vender la idea de que a lo mejor la vida no empezó en la fermentación -como dice Oparin y celebran sus discí­pulos-, sino en el subsuelo.

-¿Por qué?

-Porque la radiación no es buena y esteriliza, y ahí­ abajo estás protegido; y porque, como caí­an chuzos de punta, quizás era mucho más inteligente vivir protegido de alguna manera, que no expuesto a los impactos meteorí­ticos.

-Si hablamos de vivir bajo tierra, estamos hablando de extremófilos...

-Efectivamente. Es una condición extrema para los que estamos en la superficie, sobre todo porque la concentración de nutrientes es muy baja. Es un tipo de biologí­a de la que el primer artí­culo se publicó en 1995.

-Así­ que hablamos de una especialidad recién nacida.

-Y muy contestada, porque hay gente que no se lo cree.

-Pero ustedes siguen encontrando bichos en ambientes muy raros.

-Sí­. Sin embargo, mientras que lo que hay en Yellowstone y en las salinas de Santa Pola no lo contesta nadie porque se puede ver, hacer microbiologí­a en el subsuelo se enfrenta con una problema muy serio, la contaminación. Tienes que perforar y, para perforar, debes refrigerar la broca, con lo que estás incorporando material de la superficie. Por eso, cualquier cosa que encuentres tienes que demostrar que es nativa. Y eso no es algo trivial.

-Usted trabaja en Riotinto.

-Sí­, fundamentalmente.

-Y ahí­ investiga no sólo el origen de la vida, sino también la posibilidad de que la haya en otros mundos.

-Es que las dos cosas están í­ntimamente relacionadas. Una pregunta ayuda a responder la otra. Tener indicios de lo que pasó aquí­ hace 4.000 millones de años es difí­cil porque éste es un planeta muy activo geológica y biológicamente: las rocas más antiguas no las veremos; están ahí­ abajo fundidas con sus fósiles. En Marte, sin embargo, se ha quedado todo parado y, como es un mundo hermano, podemos aprender muchas cosas sobre el origen de la vida en la Tierra.

-¿La existencia de los extremófilos abre la puerta a que haya algo parecido en Marte?

-La probabilidad de que haya vida en Marte es cada vez mayor.

-¿Ahora?

-Sí­, sí­, sí­... Vida actual. Yo creo que, si la ha habido alguna vez, la hay ahora. También puede haber pasado que haya ocurrido una catástrofe y haya desaparecido...

-¿Hasta el último microbio?

-Serí­a difí­cil, porque la vida, una vez que surge, se adapta a los cambios muy fácilmente. Nos lo han demostrado los extremófilos.

Perforar Marte

-¿Cuándo sabremos con seguridad si hay o no vida en Marte?

-Poder decir que no la hay puede llevar muchos años, hasta que exploremos el último rincón. Por el contrario, para decir que la hay no tenemos que dar con microbios que nos saluden; basta con biofirmas.

-¿Los desechos de la vida?

-Sí­. En el caso de organismos que comen piedras como los de Riotinto tenemos la suerte de que no sólo las comen, sino que también las cagan. Y los minerales producto de procesos biológicos pueden distinguirse perfectamente de los de origen geológico. Otra ví­a para saber si la vida campa por sus reales en Marte es el metano. Sabemos que lo hay, pero no si es de origen geológico o animal. El 'Mars Science Laboratory' de la NASA, que llegará al planeta en 2010, está equipado para diferenciar el metano geológico del producido por la vida.

-¿Qué le parece que 'Spirit' y 'Opportunity' lleven cuatro años allí­?

-Es impresionante. Es un gran triunfo de la ingenierí­a. Paradójicamente, nos va a complicar mucho el futuro a quienes queremos perforar el subsuelo varios metros a la búsqueda de vida, porque las misiones son competitivas y ahora los correcaminos nos llevan ventaja. No puedes poner una perforadora a un cochecito de ésos; como mucho, algo que escarbe unos centí­metros. Aunque muchos queramos perforar, vamos a tener que aguantarnos hasta que los cochecitos den muchas vueltas, porque lo están haciendo muy bien.


El Artí­culo