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Science

Iniciado por olafo, Noviembre 18, 2007, 09:31:08 PM

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patillotes

Cita de: Merrick en Noviembre 18, 2008, 05:37:00 PM
La cantidad de C del planeta es finita. Está en rocas, tejidos vivos, disuelto en oceanos, en la atmósfera y vete tú a saber dónde más. Lo que pacha es que si se rompe el equilibrio la liamos parda. Que yo también soy algo escéptico con que exista el calentamiento que dicen que existe, y si existe, que tenga causa directa en el CO2 emitido por el hombre. Pero lo que es, es. Y la masa forestal contribuye a disminuir la temperatura global, no a aumentarla. Mejor dicho: contribuye a que la temperatura media de equilibrio sea menor, no mayor.

Hasta donde yo se, siempre ha sido al reves. Si baja T, baja la biomasa.

antibalas

#76
Me da tremenda hueva ponerme a parafrasear y resumir para que parezca que sé de que hablo, así­ que lo copiemplasto tal cual...

El caso del carbono desaparecido

Para que el lector se haga una idea de lo complicado que puede ser el debate sobre el calentamiento global, voy a hablar de uno de los problemas más acuciantes que han plagado este campo de estudio en el pasado: el problema del carbono desaparecido.

Dado que tenemos una idea aproximada de la cantidad de carbón, petróleo y gas natural que se quema anualmente en el mundo, podemos obtener una estimación bastante fiable de la cantidad de carbono que estamos emitiendo a la atmósfera. La última década de la que se poseen datos detallados sobre el destino de este carbono es la de 1980, cuando la actividad humana provocó la incorporación a la atmósfera terrestre de unos 5.400 millones de toneladas métricas. Para que se hagan una idea, mil millones de toneladas métricas de carbono en forma de grafito (el material de las minas de lápiz) cubrirí­an una superficie del tamaño de una ciudad de tipo medio hasta una profundidad de unos pocos metros. Como señalé más arriba, buena parte de ese carbono se depositará en el océano y algo de lo restante pasará a formar parte de los organismos vegetales, especialmente en selvas y bosques. El carbono que se incorpora a las moléculas de substancias como la madera o de los minerales se denomina carbono capturado. Lo lógico, pues, serí­a que si se suma todo el carbono incorporado a los océanos, al tejido de los seres vivos y al suelo, y se resta del total emitido a la atmósfera, se obtenga la cantidad neta del carbono acumulado en la atmósfera en forma de anhí­drido carbónico.
   
El problema es que cuando se efectúa dicha operación, no salen las cuentas. Más o menos la mitad del carbono que emitimos anualmente se desvanece sin dejar rastro. Esto, naturalmente, es un motivo de preocupación puesto que, a la hora de formular las posibles medidas a tomar, lo importante, como es lógico, es entender los procesos capaces de eliminar el carbón de la atmósfera: los llamados sumideros de carbono.  El calentamiento global sólo puede venir provocado por el anhí­drido carbónico presente en la atmósfera, luego lo que importa es la cantidad de carbono emitida menos la capturada. Más de una negociación internacional, por ejemplo, se ha ido a pique por culpa de la cuestión de cómo otorgar créditos a paí­ses para sumideros tales como bosques.
   
La historia de la búsqueda del carbono desaparecido es larga de contar. En su dí­a los cientí­ficos creí­an que lo asimilaban los seres vivos del océano y que parte del mismo terminaba depositándose en el fondo marino en forma de desechos orgánicos. En la actualidad los modelos sugieren que el carbono extraí­do de la atmósfera se divide más o menos en partes iguales entre el que se incorpora al océano y el que se incorpora a fuentes terrestres.
   
La mayorí­a de cientí­ficos confí­an en haber entendido cómo se incorpora el carbono al océano, pero, en lo que respecta a la tierra, el correspondiente proceso sigue planteando un problema. Factores tales como la deforestación, la modificación de las pautas de aprovechamiento de la tierra, el crecimiento forestal, etcétera, vienen a complicar los modelos. Éstos parecen concluir que el carbono es absorbido por los continentes del hemisferio norte y que supuestamente se halla capturado en los bosques. El razonamiento tiene sentido en el caso de paí­ses como los Estados Unidos; partes de Nueva Inglaterra que hace un siglo eran tierras de labor hoy en dí­a han vuelto a convertirse en bosques. Sin embargo, cuando se analizan los inventarios forestales de todo el mundo no se halla evidencia alguna del carbono supuestamente capturado en ellos. En palabras de Steven Wofsy, de la universidad de Harvard, <<si nuestros bosques capturan miles de millones de toneladas de carbono al año, ¿cómo es que no lo encontramos?>>.

En la actualidad, la investigación que se ocupa de este tema se centra en aquellas partes de los bosques que normalmente no figuran en los inventarios, tales como ramas secas, seroja y desechos leñosos en el suelo y la maleza que invade los campos abiertos. Comoquiera que la razón de ser fundamental de estos inventarios es respaldar actividades madereras, esos potenciales sumideros de carbono no se tienen en cuenta. De hecho, los cientí­ficos calculan que el 75 por ciento del carbono presente en los bosques de los Estados Unidos no figura en los inventarios tradicionales.

Puede que por fin estemos cerca de obtener un método fiable para calcular el efecto de los sumideros de carbono en el cómputo total del carbono planetario. De ser así­, cabe esperar que algún dí­a se pueda calcular con fiabilidad la cantidad de carbono neta que cada paí­s emite a la atmósfera, un primer paso ineludible para la imposición de controles y la promulgación de leyes internacionales.

(Naturaleza Humana, James Trefil)

Baku

Cita de: Ariete en Noviembre 18, 2008, 05:16:24 PM
Vegetal que luego se quema convirtiéndose en CO2 o se muere y se pudre y vuelve al aire en forma de CO2 y de metano, un gas que no solo huele a pedo sino que es mucho más potente como generador de efecto invernadero. 



¿Por qué será que se te olvida la forma de "alimento"?
It's very difficult todo esto.

olafo

Curioso. Por un lado que si el albedo, por otro que si el CO2 "ande está" (todo, por cierto, basado en estimaciones más que en realidades). Lo del cubo es un poco "soplapollez", porque está bien eso de hacer que crezca el árbol durante un año pero luego tienes el problema de que se mantenga. Normalmente la recuperación de una zona deforestada comienza de manera natural con arbustos, que fijan sustrato al suelo, y luego aparecen ya los vegetales de mayor tamaño. Plantar árboles es una polí­tica que conviene repasar, sobre todo si se pretende recuperar una zona definida. Es necesario plantar el árbol adaptado, y eso normalmente no es tan sencillo.

Se trata de explicar un fenómeno de múltiples variables a base de una cosa, "pues bueno". El cambio climático existe, se conocen ya suficientes casos de variaciones en poblaciones como para que se ande aún dudando eso. También que el hombre actúa de catalizador, a muchos niveles. Que está bien mirar el CO2, pero conviene observar más cosas porque el cambio climático no solo es cambio en la temperatura sino que incluye fenómenos como cambio en la distribución de lluvias, intensidad de las mismas, cambios en la duración de las estaciones, etc, etc.

Ah, sobre los desiertos, buenos lugares para sacar dinos son los desiertos de Mongolia y el Sahara, así­ que está claro que el desierto no siempre ha sido desierto y el albedo no ha acabado con nada. La zona del Este de ífrica, cuna de nuestra especie, hace un millón de años era más humeda y no se acabo el planeta.

Un saludo

Dan

Si te hubieras leí­do el artí­culo, mamonazo, habrí­as llegado a lo de que el árbol tiene los verdaderos problemas para llegar a estar lo suficientemente fuerte como para resistir las condiciones adversas. Que pruebas con el cubo éste en zonas desérticas están dando un 90% de efectividad.

olafo

Cita de: Dan en Noviembre 18, 2008, 10:12:38 PM
Si te hubieras leí­do el artí­culo, mamonazo, habrí­as llegado a lo de que el árbol tiene los verdaderos problemas para llegar a estar lo suficientemente fuerte como para resistir las condiciones adversas. Que pruebas con el cubo éste en zonas desérticas están dando un 90% de efectividad.

Dan, si te leyeras algo mí­nimo de fisiologí­a vegetal sabrí­as que el árbol "nunca está lo suficientemente fuerte" para resistir condiciones adversas. Los árboles actuales son básicamente gimnospermas y angiospermas, y para que aparezcan en un ecosistema necesitan algo más que plantarlos. Lo cachondo es que el tio diga "que no germinarán". Pues ya ves tu para el árbol que fabuloso el tema, y ya puestos para la zona porque sin reposición ya me dirás tu que va a pasar.

Las pruebas con el cubo ese dan un 90% de efectividad a corto plazo, para recuperar una zona de bosque mediterráneo necesitas cerca de 30 años y no hablo precisamente del secarral próximo al Sahara.

Un saludo

Dan

Ya me conoces. Yo, todo lo que no sean berzas...

Pero vamos, que entiendo que plantarí­an árboles adecuados para el clima y las condiciones, y aunque es evidente que no están preparados para resistir cualquier cosa, "si tuvieras un jardí­n y plantaras algo con tus manos alguna vez" (¿cómo va lo del perro?), sabrí­as que sí­, las plantas tardan en agarrar, pero cuando lo hacen prosperan mejor. Es lo que entiendo que trata de comunicar el periodista.

antibalas

Pues en el "secarral próximo al Sahara" han bastado precisamente 30 años -y mucho amor y atenciones, y sentido común y sentido de la propiedad; mejores estrategias que el cubito- para reverdecer laureles.

Niger, a haven of trees

In Niger today, millions of trees are flourishing, thanks to poor local farmers. There are at least 3 million tree-covered hectares, not the result of the large-scale planting or other expensive methods often advocated by African politicians and aid groups, but by the efforts of individual farmers themselves. The area is far greener than it was 30 years ago; and these gains have come at a time when the population of Niger has exploded.

How did all this come about? Lydia Polgreen told the story in the Herald Tribune. About 20 years ago, farmers like Ibrahim Danjimo realized something had to be done. “We look around, all the trees were far from the village,” he said, “Suddenly, the trees were all gone.”.

Danjima, now in his 40s, has been working the rocky, sandy soil of his tiny village since he was a child. He and other farmers in Guidan Bakoye took a small but radical step of not clearing the saplings from their fields before planting as they had for generations. Instead, they would protect and nurture the saplings, carefully ploughing around them when sowing millet, sorghum, peanuts and beans.

Another change was the way trees were regarded by law. From colonial times, all trees in Niger had been property of the state, which gave farmers little incentive to protect them, and they were chopped for firewood or construction.

Over time, farmers began to regard the trees in their fields as their property, and in recent years, the government has recognized the benefits and allowed individuals to own trees. Farmers make money off trees by selling branches, pods, fruit and bark.

Mahamane Larwanou, a forestry expert at the University of Niamey in Niger’s capital, said the revival of trees had transformed rural life. Farmers can sell the branches for money, they can feed the pods as fodder to their animals, sell or eat the leaves and fruits. The tree roots fix the soil in place, preventing it from being carried off with the fierce Sahel  winds. The roots also help hold water in the ground rather than letting it run off into gullies that flood villages and destroy crops.

Wrestling subsistence for 13 million people from Niger’s fragile ecology is something akin to a puzzle.” Larwanou said, “Less than 12 percent of the country’s land can be cultivated, and much of that is densely populated. Yet 90 percent of Niger’s people live off agriculture, cultivating a semiarid strip along the southern edge of the country.”

Farmers practise mostly rain-fed agriculture. The return of trees increases the income of rural farmers, cushioning them against the boom and bust cycle of farming and herding.

Ibrahim Idy, a farmer in Dahirou, a village in the Zinder region, has 20 baobab trees in his fields. Selling the leaves and fruit beings him about $300 a year in additional income. He has used that to buy a motorized pump that draws water from his well to irrigate his cabbage and lettuce fields, and sends his children to school. His neighbour, who has fewer baobab trees, cannot send his children to school; instead they have to draw water from the well. In some regions, swaths of land that had fallen out of use are being reclaimed with labour-intensive but inexpensive techniques.

In the village of Koloma Baba, in the Tahoua region just south of the desert’s edge, a group of widows has reclaimed fields once thought forever barren. They dug pits in plots of land as hard as asphalt, placed a shovel of manure in each pit and wait for rain. The pits held the water and manure stayed in the soil and regenerated its fertility. In this way, more than 240 000 ha of land have been reclaimed, according to researchers. But it is still a hand to mouth existence, the women produce enough to eat, and disaster is always just one missed rainfall away.

While Niger’s experience of greening on a vast scale is unique, smaller tracts of land have been revived in other countries. “It really requires the effort of the whole community,” said Larwanou. “If farmer don’t take action themselves and the community doesn’t support it, farmer-managed regeneration cannot work.”

Moussa Bara, the chief of Dansago, a village in the Aguié region where the regeneration has been a huge success, said the village had benefited enormously from the revival of trees. He said not a single child had died of malnutrition in the hunger crisis that gripped Niger in 2005, largely because of extra income from selling firewood. Still, he said, the village has too many mouths to feed.

olafo



Kamarasa GregorioSamsa

Hoy te veo muy activo refloatando hilos, 3erDan:

Re-float t1 = (-B + sqrt(D)) / (2*A)

Dan

La llamativa quietud del Sol
La estrella muestra una superficie inusualmente limpia desde hace 15 meses


En Babilonia ya habí­a observadores que contaban, a simple vista, las manchas en el Sol, que ahora se sabe que son fieles indicadores de la actividad magnética en su superficie. En Europa, Galileo las dibujó cuando empezó a utilizar el telescopio. Hoy, nuestra estrella se puede ver en directo en Internet, a través de los satélites, y cualquiera puede contar las manchas. Lo curioso es que hace ya muchos meses que no hay ninguna la mayor parte de los dí­as. El Sol está muy tranquilo, demasiado tranquilo, y su prolongada quietud sorprende, que no alarma, a los cientí­ficos.

A principios de 2008 se dio por terminado un ciclo solar (de una duración aproximada de 11 años) y empezó el siguiente, pero no lo parece. De hecho, 2008 fue el año más tranquilo del Sol desde 1913, hace casi 100 años, confirma Luis Sánchez Duarte, astrofí­sico que trabaja con Soho, un satélite de la ESA y la NASA, que observa constantemente la estrella desde 1995 (http://soho.esac.esa.int/).

La fuente oficial del número de manchas solares es el Real Observatorio de Bélgica, y para 2008 la media diaria fue de sólo 2,8. En 1913 fue de 1,4, pero hace poco, en 1987, fue de 157. "No esperábamos que hubiera tan pocas manchas al iniciarse el nuevo ciclo porque en los últimos ciclos la actividad habí­a sido alta", comenta Sánchez Duarte.

Los estudiosos del Sol, la única estrella que se puede observar en detalle desde la Tierra, saben ya muchas cosas, pero no comprenden todaví­a el mecanismo que hay detrás de los ciclos solares de 11 años (de hecho, en el interior del Sol se detecta un ciclo distinto, de 16 meses). Por eso no pueden predecir lo que durará la situación actual. La comparación con otras estrellas tampoco es posible, porque en ninguna se ha podido detectar hasta ahora actividad cí­clica.

El Sol es un dipolo magnético, muy débil, y cada 11 años el polo Sur se cambia por el polo Norte. Este cambio de polaridad se detecta en las manchas y significa el inicio de un nuevo ciclo. A principios de 2008 se vio la primera mancha del nuevo ciclo, pero luego no aumentó la actividad como se esperaba.

"No hay dos ciclos iguales", explica José Carlos del Toro, fí­sico solar en el Instituto de Astrofí­sica de Granada (CSIC), que considera el estado actual del Sol una mera anécdota: "Un mí­nimo especialmente pronunciado no es particularmente importante, pero sí­ influye en las relaciones entre la estrella y nuestro planeta". La tranquilidad solar implica, por ejemplo, que hay menos tormentas solares, menos partí­culas energéticas que llegan a la Tierra y pueden afectar negativamente a, entre otros artefactos, los satélites de comunicaciones. Además, los cientí­ficos están aprovechando la quietud relativa del Sol para avanzar en el estudio de los muchos otros fenómenos que se producen, como los modos de vibración o las eyecciones de masa solar.

Se ha comprobado con radiómetros en satélites que la cantidad de energí­a que emite el Sol es muy estable, aunque cuando hay más manchas la energí­a emitida es ligeramente mayor que cuando hay menos. Esta variación es muy pequeña, de sólo un vatio por metro cuadrado y la radiación que se está midiendo ahora es la normal para un mí­nimo, explica Sánchez Duarte.

¿Tiene algo que ver este mí­nimo con el periodo de la vida estelar en que se encuentra el Sol? Del Toro lo niega riéndose: "No, no. Está a la mitad de su vida. Le quedan entre 4.500 y 5.000 millones de años de existencia. No tiene nada que ver".

Se puede decir que el estudio del Sol está en auge. La NASA lanzará este verano el satélite Solar Dynamics Observatory, que complementará las observaciones del Soho, y la ESA prepara otro, el Solar Orbiter, que llevará 10 instrumentos. Y Del Toro forma parte del equipo que prepara un instrumento para la misión Imax, de la NASA estadounidense e instituciones de Alemania y de España. Será el primer magnetógrafo solar autónomo espacial, que se acoplará, junto a una cámara ultravioleta, a un telescopio con espejo de un metro de diámetro. La misión se embarcará este verano en un globo estratosférico que partirá de la base sueca de Kiruna y permitirá obtener imágenes del campo magnético solar con mayor detalle y medir con precisión los tres componentes del campo magnético.

Dan

Desde... ¡Mollina! con amor.
Habrá que echarle más nueces a lo de lavar, chicos.


Un estudio confirma que un tipo de nuez es mejor que el detergente y más barato

Un estudio ha demostrado que las cáscaras de nueces del árbol Sapindus mukorossi, originario de India y Nepal, son una alternativa al detergente tradicional al eliminar el problema de los vertidos de numerosos compuestos quí­micos y resultar más barato.

La investigación, presentada al XXII Congreso de Jóvenes Investigadores de esta semana en Mollina (Málaga) organizado por el Instituto de la Juventud de España, y en el que colaboró el Consejo Superior de Investigaciones Cientí­ficas (CSIC), ha confirmado a estas nueces -que se comercializan en Internet- como buen agente limpiador por sus propiedades tensoactivas y emulsionantes equiparables a un detergente sintético doméstico.

El estudio ve como inconvenientes que no se soluciona el problema de contaminación por fosfatosEl trabajo, realizado por el joven de 18 años Miguel Mas, ha concluido como ventajas frente al detergente el ahorro energético al no requerir de un proceso industrial para su producción, la posibilidad del desarrollo de la agricultura para las zonas deprimidas de donde es originario el árbol y el posible ahorro económico e incluso el autoconsumo.

Otra ventaja es la eliminación del problema de vertidos de los numerosos compuestos quí­micos que elevan el pH, ya que estas nueces lavan perfectamente con un pH neutro e incluso ligeramente ácido. El estudio ve como inconvenientes que no se soluciona el problema de contaminación por fosfatos, ya que se hallaron también en las nueces aunque en menos cantidad que en el detergente.

Buenos resultados de funcionamiento

Además se incorpora el problema de que la sustancia que ejerce la actividad detergente sea saponina, ya que al ser vertida a los rí­os podrí­a resultar tóxica en concentraciones elevadas para peces debido a la respiración por branquias, por lo que Mas cree que habrí­a que observar con qué concentraciones serí­an capaces de dañar o no.

Este alumno del Instituto de Enseñanza Secundaria "Rosalí­a de Castro" de Santiago de Compostela ha explicado que al meter las cáscaras en agua libera la sustancia con propiedad detergente y que él suele introducirlas secas en un calcetí­n anudado y lo echa el tambor de la lavadora con un buen resultado de funcionamiento.

"A medida que va lavando, según el agua está más caliente, va soltando (la sustancia) y con el aclarado, como el agua suele ser mas frí­a, deja de soltarla", ha precisado, tras señalar que este producto se ha utilizado desde siempre en sus paí­ses de origen y actualmente se empieza a vender como un producto ecológico.

Quercus Cistensis

Alguien ha estado sirviendo a estos chicos cubata de garrafón..... ::)
Pelazo nivel Boris Johnson

Dan

El virus informático que infectó a un humano

En 2009, el cientí­fico Mark Gasson introdujo en su cuerpo un chip que le permití­a abrir las puertas de la universidad donde trabaja o desbloquear su teléfono móvil de forma automática. Un gran avance tecnológico eclipsado por el hecho de que su implante ha sido infectado por un virus informático.

“Como las personas con implantes médicos, tras de un año de uso, lo siento como parte de mi cuerpo. Aunque es emocionante ser la primera persona infectada por un virus informático, encuentro que es una experiencia que viola mi intimidad, porque el implante está í­ntimamente conectado a mí­, pero la situación está fuera de control”, explicaba Gasson en un comunicado de prensa.

Es muy probable que la ‘enfermedad’ que infecto su mano se haya propagado por los dispositivos con los que interactuaba, lo que deja ver la virulencia y el riesgo de este tipo de dispositivos, igual de vulnerables a los ataques mal intencionados que un ordenador personal.

Los chips RDIF, como el que se implantó en la mano Gasson, son ya comúnmente utilizados en mascotas, ya que permiten la rápida identificación electrónica de los animales. Muchos investigadores apuntan a que en un futuro este tipo de tecnologí­a puede introducirse en cada persona para sustituir el DNI, la tarjeta de crédito o incluso las llaves de casa.

Esta infección, que podrí­a no ir más allá de una simple anécdota, es susceptible de convertirse en un graví­simo problema que vulnerarí­a la privacidad del portador de chips RDIF. Un riesgo que se agravarí­a  en los casos de pacientes que, en un futuro, utilizaran tecnologí­a médica similar que puede ser infectada y modificada por un agente patógeno virtual.