La espalda del pensador.

Iniciado por ferdinand, Octubre 27, 2007, 04:39:17 PM

Tema anterior - Siguiente tema

ferdinand

He bajado esta mañana al centro de Málaga a cumplimentar unos asuntos triviales. Sabí­a que estaban expuestas algunas esculturas de Rodin en la calle Larios que, francamente, desde que es peatonal ha ganado muchos puntos (para los amantes de las aglomeraciones, claro).  Como no podí­a ser de otra manera, han colocado "El pensador", "Dante pensando" o como demonios se denomine la obra, a la entrada de la calle, más o menos centrada y a una altura, digamos, respetable.
Después de caminar contemplando a los operarios de limpieza retirando los vestigios de la noche y de las putas, enviar un mensaje telefónico a un número equivocado, cruzar unos semáforos y comprar un libro absurdo para regalar, me he encontrado, al fin, con la estatua... En realidad me he encontrado con veinte personas que la fotografiaban desde todos los ángulos imaginables (imaginables a ras de suelo). No me he detenido y, mirándola de soslayo y bajo las gafas de sol, la he dejado a mi derecha, primero, y atrás, después.  Mientras proseguí­a mi camino (la simpleza era lo más importante en ese momento...lo segundo más importante) iba dejando atrás a toda esa gentecilla fotográfica; a esos que hacen la estatua aprovechando, ahora más, la coyuntura. Algún mago, algún payaso identificable, cientos de ellos de paisano...............

Una vez cumplidos algunos de mis deseos, he iniciado el camino de vuelta.

Enfilando la calle de las esculturas, me he concentrado en la espalda del pensador, bien visible en lontananza, y he caminado, sin dejar de contemplarla, tratando de no perder la verticalidad y la rectitud (esto, a buen seguro, está mal expresado, pero se entiende). A la par iba pensando en lo estúpido que me parece fotografiar estatuas, por ejemplo, además de otras cosas más o menos abstractas (si es que se puede pensar en algo de manera no abstracta). Esquivaba a la gente, o ella me esquivaba a mi; manteniendo mi cabeza erecta y la vista puesta en aquella espalda falsa. ¡Sobre qué lamentable fondo se recortaba el pensador!
Casi llegando a su altura terrenal, he imaginado que contemplara el vací­o, desde el filo; él, el pensador, no yo. He imaginado que justo delante de él estuviera la nada y el fin del mundo......
Acercándome, y a punto de rebasar la pieza artí­stica, he reconocido a dos personas conocidas y con aspecto feliz, por lo que me he escorado un poco más hacia la izquierda para no tener que saludarlas y, al fin (de nuevo), con el estado mental que he pretendido describir y, por supuesto, sin detenerme en ningún momento, pues otros asuntos reclamaban insistentemente mi atención, he contemplado el rostro del pensador...
Me ha parecido que se peinaba como un conocido polí­tico vasco.
Me ha parecido que allí­, en aquella calle, habí­a poco en lo que pensar.
Y he apretado el paso, pensando en mis cosas, y en toda la gente que arrastran esos pensamientos. Y, en la cumbre de la felicidad interior, me he alegrado de que nadie pueda fotografiar jamás lo que pienso.
Un beso eterno, en la espalda.

yorch

Estarí­a bien una foto de la espalda para ilustrarnos...

Y ya puestos se podí­a hacer una recopilación de espaldas (se me ocurren el David de Miguel íngel, la Victoria Alada de Samotracia, la Venus de Milo...)

ferdinand

Es imposible lo que pides, yorch. Imposible.
Lo primero, claro, digo editando.

groucho

seguro que tú hoy
has salido en muchas de esas fotos
de fondo
claro
pero ahí­ te quedas

"no ha sido mala la jugada"