¿Feminismo mal entendido?

Iniciado por Dionisio Aerofagita, Agosto 30, 2007, 01:02:09 PM

Tema anterior - Siguiente tema

Dionisio Aerofagita

Ya que estoy enladrillado, intento explicar con dos ejemplos lo de la falsa oposición naturaleza vs. cultura.

Vemos a Manolo con su nuevo deportivo descapotable. Exclamamos "Ahí­ va un macho homosapiens exaltando su figura mediante el vehí­culo para maximizar su capacidad reproductora". Si nos quedamos ahí­, no está mal la idea, e incluso está bien; la referencia evolutiva nos saca de nuestro ensimismamiento cultural, nos hace percibir las similitudes entre conductas muy diversas más allá de nuestras propias barreras culturales. Pero si a continuación decimos "Estaba determinado por sus genes a comprar ese deportivo rojo; además tení­a que ser de esa marca y descapotable, y por supuesto, tení­a que ser rojo, dado que hay teorí­as acerca de que el primer sistema de sí­mbolos fue la pigmentación roja utilizada por las hembras homí­nidas para representar o fingir ovulación al no haber signos externos de disponibilidad reproductiva; además, está bien que lo haga así­ porque así­ propaga sus genes, como manda la ley de la evolución", entonces se nos ha ido la olla, como se aprecia claramente en el ejemplo.

Esa peculiar teorí­a no toma en consideración que Manolo utiliza métodos anticonceptivos en las raras ocasiones en que folla, porque no quiere ni oir hablar de propagar los genes, y lo mismo su amigo Pepe, que tiene otro deportivo igual y es más gay que un palomo cojo; que su primo Luis no compra deportivos, ni tiene el carnet de conducir, sino que liga en cí­rculos gafapasta hablando de grupos musicales que nadie conoce al calor de una pipa; que Manolo está casado y en realidad no pretende ser infiel a su mujer, que por cierto detesta los deportivos; que aunque el coche no le hace, de hecho, ligar, y de hecho, no se come una rosca ni siquiera con su mujer, ciertamente le hace sentirse sexy; que la conexión de los deportivos con el sexo probablemente tiene que ver con un anuncio que vio en la tele con cinco años en el que aparecí­a una tí­a buení­sima sobándose con un coche similar; que su amigo Pepe, ese que era gay, no se compró el deportivo porque le gustara a los nenes, sino para fardar en el trabajo; que en el trabajo de Pepe ya hay un macho dominante, que además es hembra y que, aunque todos compiten por obtener un puesto que otorgará dinero para comprarse deportivos y otras cosas, la posesión del coche no influirá en la competición y además desví­a recursos que podrí­an haberse empleado en pelotear a la jefa; que el hermano de Pepe, que es numerario del Opus ha decidido que no quiere saber nada de hembras humanas, ni de relaciones homosexuales, ni de deportivos, vive en castidad y pobreza evangélica y entrega sus ingresos a la Obra. Etc.

Tiene que ver la biologí­a o la evolución humana con esto ¡por supuesto! Probablemente la evolución ha seleccionado un anhelo del macho homosapiens por destacar en la comunidad (aunque eso lo ponga más cerca de las fauces del león), un deseo de agradar: agradar a las hembras, "para" que se dejen fecundar; agradar a los varones "para" impedirles fecundar a las hembras, o, como mí­nimo, para que te avisen cuando venga el león. Ese "para" connota la falsa teleologí­a de la evolución biológica, que es ciega; simplemente, el que agradó más, propagó más sus genes. El contexto ha cambiado: las hembras no se dejan fecundar por Manolo y ya no hay ningún león. Pero esas disposiciones siguen allí­, y en los nuevos contextos podrán seguir siendo útiles, inútiles o perjudiciales, depende. Son disposiciones muy abstractas, y muy difí­ciles de analizar de manera separada, porque la evolución biológica NO SE DETUVO CON LA aparición de la CULTURA, y por tanto, ésta se convirtió en un contexto más que influí­a en la selección, o sea que coevolucionaron. De manera que es IMPOSIBLE definir una conducta humana, salvo los reflejos más instintivos al margen de su contexto cultural. Entonces también tiene que ver con la biologí­a porque la evolución produjo esa capacidad en el ser humano, la cultura, la interacción simbólica, que se seleccionó porque incrementa exponencialmente las posibilidades de adaptación al medio. La cultura es biológica, es evolutiva, no es espí­ritu o alma al margen del cuerpo humano, está en el cuerpo; pero sus contenidos no se transmiten genéticamente y por tanto son mucho más elásticos. La cultura es una selva de sí­mbolos que tiene la capacidad de CREAR COSAS, CREAR CONTEXTOS. Cosas materiales, como un deportivo descapotable rojo; cosas intersubjetivas, que sólo existen en un espacio de intercomunicación compartida, como un puesto de trabajo, una organización religiosa o el matrimonio.

¿Qué es más importante, la naturaleza o la cultura? Pregunta errónea, porque la cultura es naturaleza. ¿Qué es más importante, la genética o la cultura? Como factor causal, la pregunta vuelve a ser errónea, porque sin genética no tenemos ni siquiera ser humano, no tenemos nada, toda la producción de sí­mbolos se fabricaba y reproducí­a en su cuerpo; pero sin cultura no tenemos tampoco, en realidad, ser humano (ya que la genética que determina la laringe o el cerebro están adaptadas a la presencia de la cultura). Sólo se puede decir que la cultura es más importante desde este punto de vista: si obvias la genética en la explicación obtienes bastante información significativa (dejando algunos puntos sin resolver) si obvias la cultura no te enteras de nada.

Imaginemos una cinta de celuloide de las de antes con una pelí­cula muda. Si te quedas mirando la cinta de celuloide, no es que te pierdas la mitad de la pelí­cula, es que te pierdes la pelí­cula entera. ¿Es que la cinta de celuloide no condiciona la pelí­cula? Hombre, pues claro que la condiciona. Para empezar, sin cinta no hay pelí­cula. La duración de la pelí­cula depende de la cinta; si la cinta se rompe, se acaba la pelí­cula. En la cinta no se puede representar cualquier cosa, por ejemplo olores o sonidos o sabores, o sensaciones táctiles o imágenes tridimensionales. Pero el argumento, esa es otra cosa; no se podrá hacer de todo, pero comentar las pelí­culas en función de la calidad del celuloide utilizado se queda como muy pobre. Si la pelí­cula muda adquiere tintes porno y la gente se lleva la mano a los genitales, se levanta el cura y apaga el proyector y dice: señores, eso que han visto ustedes en la cinta es imposible, y por tanto inmoral; ahí­ delante no habí­a personas, se trataba de la proyección de una cinta de celuloide, y como es bien sabido, el celuloide, al contrario que la carne humana, que es pecado, no produce excitación sexual, disuélvanse. Posbueno.
Que no sean muchas tus palabras, porque los sueños vienen de la multitud de ocupaciones y las palabras necias, de hablar demasiado.

Dionisio Aerofagita

Cita de: Tejemaneje en Septiembre 01, 2007, 09:10:09 PM
Pues dices que la conexión con el lenguaje como que no pero que sí­, que la mayor dependencia también, que lo de los juegos tiene sentido y que lo de la autoridad paterna se ha perdido antes de ayer, así­ que me parece que estás más de acuerdo conmigo que yo mismo, sólo que no lo sabes.

Posnó. Lo que te digo es que esas pautas pueden existir en un momento dado y tener marca de género, pero que difí­cilmente pueden generalizarse a una sola sociedad, ni siquiera la nuestra, sin pillarse los dedos, puesto que la dispersión de las pautas, las gradaciones y los matices son muy grandes. Y que por tanto es un poco aventurero suponer que son pautas necesarias, derivadas de la Ley Natural, de la Palabra de Dios, Te Alabamos Señor y del concepto de "mamá", firmemente grabado desde los inicios de la creación, en la frente de Dawkins hasta el fin de los dí­as. Porque de hecho, no se dan en muchos casos, en la mayorí­a de los casos, o en casi todos los casos, dependiendo del contexto, vamos.

Citar
Y al margen de eso, ¿en qué sociedad de la historia no hay una clara diferenciación? ¿Y cómo podéis ser tan simplistas de ligarlo todo a la dominación del hombre? Eso no tiene ningún sentido si no se habla de acceso a la educación, de economí­a  etc.

Diferencias de género no es igual a diferencias de poder. En todas las sociedades humanas conocidas hay diferencias de género. Pero también, según la mayorí­a de los antropólogos, en todas las sociedades humanas conocidas los varones dominan a las mujeres en el sentido de que el equilibrio de poder se decanta por los primeros. Lo que te digo es que, si partes de ese hecho (salvo que tengas información privilegiada que lo permita refutar), eso te lleva a...
Que no sean muchas tus palabras, porque los sueños vienen de la multitud de ocupaciones y las palabras necias, de hablar demasiado.

Ariete

Cita de: Dionisio Areopagitez en Septiembre 01, 2007, 09:13:21 PM
Ya que estoy enladrillado, intento explicar con dos ejemplos lo de la falsa oposición naturaleza vs. cultura.

Vemos a Manolo con su nuevo deportivo descapotable. Exclamamos "Ahí­ va un macho homosapiens exaltando su figura mediante el vehí­culo para maximizar su capacidad reproductora". Si nos quedamos ahí­, no está mal la idea, e incluso está bien; la referencia evolutiva nos saca de nuestro ensimismamiento cultural, nos hace percibir las similitudes entre conductas muy diversas más allá de nuestras propias barreras culturales. Pero si a continuación decimos "Estaba determinado por sus genes a comprar ese deportivo rojo; además tení­a que ser de esa marca y descapotable, y por supuesto, tení­a que ser rojo, dado que hay teorí­as acerca de que el primer sistema de sí­mbolos fue la pigmentación roja utilizada por las hembras homí­nidas para representar o fingir ovulación al no haber signos externos de disponibilidad reproductiva; además, está bien que lo haga así­ porque así­ propaga sus genes, como manda la ley de la evolución", entonces se nos ha ido la olla, como se aprecia claramente en el ejemplo.

Esa peculiar teorí­a no toma en consideración que Manolo utiliza métodos anticonceptivos en las raras ocasiones en que folla, porque no quiere ni oir hablar de propagar los genes, y lo mismo su amigo Pepe, que tiene otro deportivo igual y es más gay que un palomo cojo; que su primo Luis no compra deportivos, ni tiene el carnet de conducir, sino que liga en cí­rculos gafapasta hablando de grupos musicales que nadie conoce al calor de una pipa; que Manolo está casado y en realidad no pretende ser infiel a su mujer, que por cierto detesta los deportivos; que aunque el coche no le hace, de hecho, ligar, y de hecho, no se come una rosca ni siquiera con su mujer, ciertamente le hace sentirse sexy; que la conexión de los deportivos con el sexo probablemente tiene que ver con un anuncio que vio en la tele con cinco años en el que aparecí­a una tí­a buení­sima sobándose con un coche similar; que su amigo Pepe, ese que era gay, no se compró el deportivo porque le gustara a los nenes, sino para fardar en el trabajo; que en el trabajo de Pepe ya hay un macho dominante, que además es hembra y que, aunque todos compiten por obtener un puesto que otorgará dinero para comprarse deportivos y otras cosas, la posesión del coche no influirá en la competición y además desví­a recursos que podrí­an haberse empleado en pelotear a la jefa; que el hermano de Pepe, que es numerario del Opus ha decidido que no quiere saber nada de hembras humanas, ni de relaciones homosexuales, ni de deportivos, vive en castidad y pobreza evangélica y entrega sus ingresos a la Obra. Etc.

Tiene que ver la biologí­a o la evolución humana con esto ¡por supuesto! Probablemente la evolución ha seleccionado un anhelo del macho homosapiens por destacar en la comunidad (aunque eso lo ponga más cerca de las fauces del león), un deseo de agradar: agradar a las hembras, "para" que se dejen fecundar; agradar a los varones "para" impedirles fecundar a las hembras, o, como mí­nimo, para que te avisen cuando venga el león. Ese "para" connota la falsa teleologí­a de la evolución biológica, que es ciega; simplemente, el que agradó más, propagó más sus genes. El contexto ha cambiado: las hembras no se dejan fecundar por Manolo y ya no hay ningún león. Pero esas disposiciones siguen allí­, y en los nuevos contextos podrán seguir siendo útiles, inútiles o perjudiciales, depende. Son disposiciones muy abstractas, y muy difí­ciles de analizar de manera separada, porque la evolución biológica NO SE DETUVO CON LA aparición de la CULTURA, y por tanto, ésta se convirtió en un contexto más que influí­a en la selección, o sea que coevolucionaron. De manera que es IMPOSIBLE definir una conducta humana, salvo los reflejos más instintivos al margen de su contexto cultural. Entonces también tiene que ver con la biologí­a porque la evolución produjo esa capacidad en el ser humano, la cultura, la interacción simbólica, que se seleccionó porque incrementa exponencialmente las posibilidades de adaptación al medio. La cultura es biológica, es evolutiva, no es espí­ritu o alma al margen del cuerpo humano, está en el cuerpo; pero sus contenidos no se transmiten genéticamente y por tanto son mucho más elásticos. La cultura es una selva de sí­mbolos que tiene la capacidad de CREAR COSAS, CREAR CONTEXTOS. Cosas materiales, como un deportivo descapotable rojo; cosas intersubjetivas, que sólo existen en un espacio de intercomunicación compartida, como un puesto de trabajo, una organización religiosa o el matrimonio.

¿Qué es más importante, la naturaleza o la cultura? Pregunta errónea, porque la cultura es naturaleza. ¿Qué es más importante, la genética o la cultura? Como factor causal, la pregunta vuelve a ser errónea, porque sin genética no tenemos ni siquiera ser humano, no tenemos nada, toda la producción de sí­mbolos se fabricaba y reproducí­a en su cuerpo; pero sin cultura no tenemos tampoco, en realidad, ser humano (ya que la genética que determina la laringe o el cerebro están adaptadas a la presencia de la cultura). Sólo se puede decir que la cultura es más importante desde este punto de vista: si obvias la genética en la explicación obtienes bastante información significativa (dejando algunos puntos sin resolver) si obvias la cultura no te enteras de nada.

Imaginemos una cinta de celuloide de las de antes con una pelí­cula muda. Si te quedas mirando la cinta de celuloide, no es que te pierdas la mitad de la pelí­cula, es que te pierdes la pelí­cula entera. ¿Es que la cinta de celuloide no condiciona la pelí­cula? Hombre, pues claro que la condiciona. Para empezar, sin cinta no hay pelí­cula. La duración de la pelí­cula depende de la cinta; si la cinta se rompe, se acaba la pelí­cula. En la cinta no se puede representar cualquier cosa, por ejemplo olores o sonidos o sabores, o sensaciones táctiles o imágenes tridimensionales. Pero el argumento, esa es otra cosa; no se podrá hacer de todo, pero comentar las pelí­culas en función de la calidad del celuloide utilizado se queda como muy pobre. Si la pelí­cula muda adquiere tintes porno y la gente se lleva la mano a los genitales, se levanta el cura y apaga el proyector y dice: señores, eso que han visto ustedes en la cinta es imposible, y por tanto inmoral; ahí­ delante no habí­a personas, se trataba de la proyección de una cinta de celuloide, y como es bien sabido, el celuloide, al contrario que la carne humana, que es pecado, no produce excitación sexual, disuélvanse. Posbueno.

Hola, estoy aquí­ abajo. Bien, Dionisio, básicamente tienes razón, lo único aclarar un asunto importante que puede dar lugar a equivocos al analizar la conducta de Manolito y sus amigos, y es que en la psicologí­a evolucionista se distingue entre "causas primeras" y "causas últimas", las primeras suelen ser las que uno da para explicar lo que hace y la segunda es la que darí­a un gen si lo mirasemos a sus ojitos y le preguntásemos. Por ejemplo, cuando uno folla muy a menudo lo hace no para perpetuar su linaje sino porque le resulta divertido, o cuando sale a dar un paseo es simplemente porque le gusta, no dirá que aunque ahora llevemos una vida sedentaria el 95% de la existencia de la raza humana ésta ha sido nómada y eso de caminar lo lleva muy adentro.

O sea, follamos y paseamos cuando podemos porque nos gusta, y esa es una explicación verdadera en su nivel. ¿Pero por qué nos gusta?, ahí­ está la cuestión. Las emociones y el placer son la zanahoria que el gen nos pone delante, el brazo ejecutor del maestro para que su golpeador se dirija en la dirección correcta. Y entonces la razón última de esos comportamientos está ahí­, por eso, a otro nivel también es verdadero decir que uno quiere comprarse un deportivo para exhibir estatus, siendo el estatus lo que facilitará su mejor existencia dentro de su tribu y también un mayor atractivo como pareja sexual. Luego claro, podemos ser más listos que nuestros genes, que no pueden prever todas las situaciones de forma que nos dan una serie de pautas y luego nos dejan sueltos en el mundo cruzando los dedos para que las cumplamos lo mejor posible. De manera que podemos engañarlos de muy diferentes formas, desde el cine a las ilusiones ópticas, pasando por los métodos anticonceptivos o lo que se nos ocurra.