Querido Nicotin

Iniciado por Isleña, Agosto 14, 2007, 12:09:22 PM

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Don Pésimo

O, en esa misma lí­nea, "Siete novias para siete Hermanos".
Me cago en el Sistema Solar

Isleña

Por el cambio de tema, yo mejor creo que estamos ante El puente sobre el rio Kwai.

Nicotin

Más bien "Star Wars Episode II".
CitarPitita Ridruejo dice:
el otro dí­a ví­ a un tipo con un perro, y lo vi 5 minutos escasos, y dijo lo mí­nimo, pero yo digo: chalao.

Isleña

Al final ambos hemos optado por guerras y por desgracia ya tenemos demasiadas reales para continuar con ellas en este mundo de ceros y unos, así­ que he decidido que me bajo en la próxima y usted?

Además por fin ya casi se va el verano y llega el tiempo en que apetece mas un debate ante una taza de café mientras la brisa vuelve fresca a acariciar los rostros.

Bette

La maté porque me aburrí­a.

Imparsifal 2.0


Rednuts

Cita de: Isleña en Agosto 18, 2007, 10:32:05 PM
Al final ambos hemos optado por guerras y por desgracia ya tenemos demasiadas reales para continuar con ellas en este mundo de ceros y unos, así­ que he decidido que me bajo en la próxima y usted?

Además por fin ya casi se va el verano y llega el tiempo en que apetece mas un debate ante una taza de café mientras la brisa vuelve fresca a acariciar los rostros.

Qué bien escribes. Qué evocador. Haces que el lector se sienta partí­cipe, presente en los hechos que narras.

¿Tienes alguno de follar?
Tú no tienes convicciones porque tú eres de Málaga

Nicotin

CitarPitita Ridruejo dice:
el otro dí­a ví­ a un tipo con un perro, y lo vi 5 minutos escasos, y dijo lo mí­nimo, pero yo digo: chalao.

Aguirre

Isleña, en cuanto te dejo sola... Deja los chicos en paz que me los revolucionas y se ponen celosas las reinonas

Isleña

El hombre sentado en una de las esquinas al fondo de la cafeterí­a se acaba el gin tonic que tiene en la mano con gesto aburrido. Piensa en llamar al camarero, abonar la cuenta y abandonar el local cuando sus ojos se fijan en la mujer que se acerca. Se queda quieto, observándola.

La mujer ronda los 40 y tiene un fí­sico muy agradable, la piel ligeramente tostada por el sol, una media melena castaña, los ojos cubiertos por unas gafas de sol, a pesar que estamos en verano, anochece mas tarde, son casi las 8 de la tarde. Una tarde cálida, agradable.

Ella se acerca con paso seguro y a la vez un aire de ausencia, como si nada de lo de fuera tuviese que ver con ella. Se sienta en una mesa junto al gran ventanal que da a la avenida desde donde se divisa el mar y cerca de la puerta. El camarero se acerca y ella pide una botella de buen vino blanco, muy frí­o.

Cuando se lo traen y le sirven un poco para que lo cate, ella se sube las gafas colocándoselas sobre la cabeza a modo de diadema, levanta la vista, sorbe un poco de vino, asiente, sonrí­e al camarero y le da las gracias. Enciende un cigarrillo rubio y vuelve su mirada al mar  pareciendo que se hunde en el, que sus pensamientos estan muy lejos de todo lo que la rodea.

El hombre de la esquina, pide otro gin tonic, enciende un cigarrillo negro y se queda todo el rato observándola. No se da casi cuenta que ha pasado el tiempo, que apenas le queda ya nada en el vaso, tan solo ha estado ahí­, fumando y bebiendo de forma automática con su mirada fija en ella. El ahora podrí­a describir la forma en que ella coge la copa, casi como si la acariciara, como enciende los cigarrilos y la costumbre que tiene de no apagarlos, dejandolos colocados en el borde hasta que se consumen y se apagan por sí­ solos cuando apenas le queda nada.

Ella hace rato que tiene la mirada fija en algún lugar, que no ha vuelto la cabeza hacia el mar y el intrigado, sigue la que cree la dirección de sus ojos y se topa con los de ella, mirándole fijamente a través del espejo que adorna la columna junto a la puerta. No sabe cuanto tiempo le ha estado observando ella a su vez, solo descubre una sonrisa irónica. El camarero se acerca a la mesa de la mujer con la cuenta que ella le ha pedido. Coloca un billete sobre la mesa, no aguarda el cambio,es lo que deja de propina coge el bolso y sale del local, tan segura a la vez que ausente como cuando llegó. El paquete de cigarrillos rubio queda olvidado en la mesa.

El hombre se levanta de prisa pide la cuenta, deja una propina, pilla el tabaco que ella ha olvidado y sale a la avenida. A lo lejos descubre la figura de ella, reconoce el corto y veraniego vestido azul. Acelera el paso y la ve desaparecer en las escaleras que bajan hasta la playa. La sigue y con las prisas casi tropieza con ella, que se ha alejado de las escaleras, se ha quitado las sandalias y se ha sentado en la arena, en un pequeño recodo natural que forman las piedras que guardan la playa.

El se acerca y se sienta cerca de ella que en ese momento busca en su bolso y se da cuenta que ha olvidado el tabaco, el le alarga la mano ofreciendoselos. Ella le mira fijamente, sonrí­e y le da las gracias. Ella coge un cigarrillo y le ofrece otro a el, el le da fuego y enciende el suyo. Fuman en silencio durante un buen rato. Ella mira al mar, el la mira a ella.

Al rato, el dice: Hola, mi nombre es Angel.
Ella le mira, le sonrí­e y guarda silencio. El prosigue: No te habí­a visto nunca por aquí­, yo vengo con frecuencia, es un lugar muy agradable y ....

Ella se ha vuelto hacia el sin dejar de sonreí­r, alarga la mano con una uñas perfectas, limpias y arregladas y suavemente coloca un dedo sobre sus labios haciendo que el calle, espectante. Tal como está, ella se acerca, le pasa uno de sus bien torneadas piernas sobre las de el, quedando a horcajadas y los ojos fijos los unos en los otros.
Los labios de ella se acercan a los de el que ya los esperan ansiosos. No hablan, tan solo se besan y Angel la atrae hacia si  aún mas haciendo que se siente casi sobre su sexo y luego  por los hombros hasta sentir los pechos de ella en el suyo.   Las manos acarician primero sus hombros, luego su espalda y bajan hasta su culo. No se contenta con ello y mete las manos bajo la tela del vestido y descubre que usa tangas, pudiendo acariciarlo sin mas impedimentos que la fina tira que separa las nalgas.

Ella, no deja de besarle, ahora los labios, sigue hacia arriba, la nariz, los ojos, la frente y gira el cuello hasta pillarle las orejas, el se resiste un poco, ella sabe que ya está muy excitado, nota la dureza de su pene en su entrepierna, imagina que ya está todo mojado dentro de la carcel que en esos momentos suponen el pantalon y los boxers ajustados que le descubrirá casi enseguida. Mientras sus manos ya le ha han subido el polo azul que el llevaba y de un tirón se lo saca y lo tira cerca, y ella le acaricia el pecho, los hombros, el estómago.

Por que el siente que va a estallar, se rueda dejándola debajo, se pone de pie y rápidamente se saca los pantalones y los boxers, se pone de rodillas y la despoja del vestido y del sujetador. Quiere quitarle el tanga, mas ella se resiste y de nuevo el queda debajo, ella se coloca entre sus piernas e inicia un recorrido alternando pequeños besos con grandes lamidas, por los hombros de el, el pecho, se entretiene en los pezones que ya tiene erectos, los humedece y luego los sopla, sintiendo el escalofrí­o de excitación que le recorre a el.

Sigue bajando por el estómago, la pelvis y ahora sus manos se entretienen en su polla, en sus testí­culos, en la parte interior y suave de sus muslos. La polla está tiesa, brillante, húmeda, deseosa de sentirse dentro de la boca de ella y no tiene que esperar mucho. Primero la besa, luego la lame, recorriéndola toda, entreteniéndose en el glande, en la fina piel que une el glande con la capucha que normalmente la protege y termina metiéndose todo lo que le cabe en la boca. Y mientras aprieta los testí­culos, empiezan un vaivén de la polla en la boca. El se siente a punto de reventar y tira del pelo de ella, suave y firmemente hacia atrás, no quiere terminar así­.

La coloca a ella boca arriba y le separa bien las piernas, mira el sexo de ella abierto, húmedo, algo hinchado y es el quien lo lame ahora primero suavemente y luego cada vez mas rápido mientras uno de sus dedos que ha hecho que ella moje en su boca, le acaricia el ano suavemente, dilatándoselo. mas cuando ella intenta cerrar las piernas por que el orgasmo está cerca, el no la deja y continúa hasta que ella se corre mientras le tira del pelo, casi hasta hacerle daño.

No la deja descansar y la pone boca a bajo, a cuatro patas y la penetra de esa manera mientras sus dedos siguen jugando en su culo, ahora ya algo dilatado y húmedo de su propia saliva y de los jugos de ella. Ahora los movimientos son mas fuertes y nota que el orgasmo de ella está a punto de llegar y el suyo no tardará mucho, así­ que retira la polla del coño y se lo introduce en el culo, primero lentamente y luego de un solo empujón, fuerte.

Ella gime, mezcla del dolor y del placer que le proporciona, el no la deja que piense y mientras le folla el culo, pasa la mano por debajo y le acaricia el coño. Es ella quien ya no aguanta mas y se mueve mas frenéticamente, los movimientos de ella, hacen que el tampoco pueda controlar y no son capaces ninguno de distinguir sus propios gemidos de los del otro cuando ambos alcanzan el orgasmo.

Lentamente la respiración se acompasa y el se va retirando lentamente de ella, mientras le sigue sujetando las caderas, en cuanto la deja, ella se resbala dejándose caer sobre la arena, en la misma posición, boca abajo. El se tiende a su lado, la gira apoyándola sobre su pecho y la abraza. Alarga el brazo que le queda libre, pilla los cigarrillos y enciende uno que le pasa a ella y otro para el. Guardan silencio, relajados y miran al mar.

Cuando ella termina el cigarrillo y su respiración ya es normal, se levanta y busca el tanga, el sujetador el vestido y se empieza a vestir. El la mira placentero y de nuevo dice:
Oye que no sé tu nombre, yo vengo casi cada tarde al mismo lugar, vendrás mañana? Me escuchas? Dime, cómo te llamas? No sé nada de ti y ...

Ella ya vestida, en ese momento se agacha sobre el, coge su cara entre las manos y le mira fijamente, le sonrí­e y se acerca. Le besa dulce y larga, muy largamente, el entrecierra los ojos e intenta abrazarla. Ella se separa, se levanta, coge las sandalias, el bolso y echa a andar hacia las escaleras.

El se queda sin reaccionar, viéndola marchar y cuando se da cuenta, se mal viste rápidamente y con los zapatos en la mano corre detrás de ella, Se para en las escaleras, se calza los zapatos y las sube lo mas rápido que puede.


pd: Algo largo, sí­, mas tan solo follar... creo que lo hacen los conejos  ::)
Al llegar arriba, apenas puede distinguir la figura de ella que desaparece en la entrada el parking.

Isleña

Sí­ Nicotin, todo es tan hermoso! hace un dí­a magní­fico, espléndido, la vida es bella, pese a que hoy ... llueve en mi corazón.

Isleña

Aguirre, en serio que me he portado bien, les he dado tan solo lo que pedí­an. En cuanto a que me dejas sola... ya sabes, yo soy buena, solo que de naturaleza infiel! :P

Don Pésimo

Tras leer semejante texto rico en apocalí­pticos sintagmas tales como "sus bien torneadas piernas" y oraciones del calibre de "Hola, mi nombre es íngel", me veo impelido (o expelido, según como se mire) a sumarme a la fiesta de follar ofreciéndole a la Humanidad en general y al Areópago en particular un haiku más, desde el fondo de mi ví­scera cardí­aca:

Oye conejo
Te espero espatarrada
Endí­ñamela


Me cago en el Sistema Solar

Nicotin

Cita de: Isleña en Agosto 28, 2007, 02:49:39 PM
Sí­ Nicotin, todo es tan hermoso! hace un dí­a magní­fico, espléndido, la vida es bella, pese a que hoy ... llueve en mi corazón.

Cuidado con las metáforas, que las carga Paulo Coelho.
CitarPitita Ridruejo dice:
el otro dí­a ví­ a un tipo con un perro, y lo vi 5 minutos escasos, y dijo lo mí­nimo, pero yo digo: chalao.