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Nominaña

Iniciado por Bambi, Mayo 09, 2007, 04:02:00 PM

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Ignacio

Cita de: Lacenaire en Mayo 13, 2007, 07:16:51 PM
Cita de: Ignacio en Mayo 13, 2007, 05:37:05 PM
Cita de: Lacenaire en Mayo 13, 2007, 05:33:10 PM
Sólo privilegian la enseñanza de la biblia y el canto de íngelus con una polla en la boca. Impuesto dice , el melón. Eso se llama gobernar un paí­s.

Te veo un poco rabioso.

Cálmate hombre que estáis en el poder, ¿que más quieres?....eliminarnos del todo?, una "solución final"?

Ufff... victimism horrorshow 2.0. A Euskadi a tomar pacharanes , hombre , y como en casa.

No mientes la bicha, que tuve una sobremesa ayer a base de pacharanes de la que me estoy recuperando todaví­a.

Lacenaire

Cita de: Ignacio en Mayo 13, 2007, 07:15:02 PM
Cita de: zruspa en Mayo 13, 2007, 07:13:24 PM
Cita de: Ignacio en Mayo 13, 2007, 05:37:05 PM
Cálmate hombre que estáis en el poder, ¿que más quieres?....eliminarnos del todo?, una "solución final"?

Interesante...

Aunque serí­a una pena perder esa capacidad telepática tan útil para el Estado:


Cita de: Ignacio en Mayo 13, 2007, 05:15:04 PM
No, éso me lo decí­a un tipo de izquierdas, porque esa es realmente vuestra mentalidad.


No hombre, no es para tanto.

Basta con leeros.



una por papá ,otra por mamá , otra por España , otra...

Dionisio Aerofagita

Cita de: Lacenaire en Mayo 13, 2007, 05:29:20 PM
Así­ a bote pronto , Jose Marí­a Aznar , Federico Jiménez Losantos y César Vidal.

Minor nitpicking. Creo que César Vidal es "evangélico", "protestante", vamos (Losantos no sé lo que es).

En otro orden de cosas, yo creo que el liberalismo sí­ que lleva una moral asociada: como mí­nimo la moral liberal; ninguna ideologí­a es moralmente neutra. Sólo que el liberalismo no se pronuncia sobre algunas cosas (sobre otras sí­), prefiriendo dejarlas al ámbito privado, pero eso ya es moral. Cuestión distinta es definir lo que es liberal (tan difí­cil como definir con precisión lo que es socialista, comunista, anarquista, cristiano o incluso católico), no son ideas platónicas fijas e inmutables, sino categorí­as lingí¼í­sticas con las que nos aproximamos a una serie de prácticas y representaciones, considerándolas agrupadas. Lo importante es saber quién manda.

Tal vez lo que querí­a decir Ignacio es que el liberalismo deja las creencias religiosas para el ámbito privado, sin valorarlas en la medida en que no se metan con sus estructuras (cosa que también hace la socialdemocracia, que también podrí­a considerarse una forma de liberalismo). Eso sí­, en España nuestros voceros del liberalismo (Libertad Digital y demás) son unos liberales muy sui géneris bastante afines teóricamente al catolicismo (y con una islamofobia sin matices bien pronunciada:

http://tiempos-interesantes.blogspot.com/2006/08/la-islamofobia-puede-ser-racismo.html
Que no sean muchas tus palabras, porque los sueños vienen de la multitud de ocupaciones y las palabras necias, de hablar demasiado.

Belial

#138
Cita de: olafo en Mayo 13, 2007, 06:36:25 PM
A ver, que no te enteras (para variar). Tu mismo, tu, pones como diferencia en la resistencia de las economias ante el crack del 29 el pago de indemnizaciones. Es decir, estás adjudicando al pago de las indemnizaciones el papel relevante. Entre 1920-28 existe Versalles, pero dices que la respuesta alemana al crack del 29 se produce por debilidad de su economia. Un, dos, tres, responda otra vez: ¿de que depende esa debilidad?. ¿Bajan marcianitos y se llevan la pasta?. ¿Solo es en Alemania dónde se deja de invertir?. ¿El crack del 29 es una confabulación judeo-masónica para hundir Alemania?.

Miraré el Google antes de escribir (en realidad no lo haré, pero tampoco importa mucho) :-). Así­ quizás llegue a tu "nivel".

Un saludo

¿Cómo está Weimar, Olafo? Imagino que será muy mayor ya...

Decí­a (no sólo yo, unos cuantos también) que es el crack del 29 el que aúpa a Adolf al poder, pero en fin, vaya, me lo habré imaginado...más que nada, porque a pesar de la debilidad de la economí­a, a pesar de la superinflación de 1923, Adolfo se come una mierda, hasta las elecciones de 1930. Es decir, todo lo que tú aportas como causas, parece que no hacen gran efecto en el pueblo alemán...hasta el crack del 29.

Y no me jodas con Versalles. Porque vamos a desmitificar un poquillo, ¿te parece? Después de la otra guerra, la Segunda, Postdam y todo lo demás, Alemania es: ocupada por potencias enemigas y dividida en 4 zonas, posteriormente en dos paí­ses. Pierde territorios que se le dan a Polonia y otros paí­ses, acaba pagando 20.000 millones de dólares de indemnizaciones (mayor que la impuesta en 1919), la industria destruida, el ejército reducido a su mí­nima expresión, y la economí­a por los suelos.
Un panorama maravilloso. En estas circunstancias...¿porqué no se arrojan los alemanes corriendo a otro Adolf, Olafo? ¿O al comunismo?

It's the economy, stupid.

Lacenaire

Cita de: Dionisio en Mayo 13, 2007, 10:42:21 PM
Cita de: Lacenaire en Mayo 13, 2007, 05:29:20 PM
Así­ a bote pronto , Jose Marí­a Aznar , Federico Jiménez Losantos y César Vidal.

Minor nitpicking. Creo que César Vidal es "evangélico", "protestante", vamos (Losantos no sé lo que es).

En otro orden de cosas, yo creo que el liberalismo sí­ que lleva una moral asociada: como mí­nimo la moral liberal; ninguna ideologí­a es moralmente neutra. Sólo que el liberalismo no se pronuncia sobre algunas cosas (sobre otras sí­), prefiriendo dejarlas al ámbito privado, pero eso ya es moral. Cuestión distinta es definir lo que es liberal (tan difí­cil como definir con precisión lo que es socialista, comunista, anarquista, cristiano o incluso católico), no son ideas platónicas fijas e inmutables, sino categorí­as lingí¼í­sticas con las que nos aproximamos a una serie de prácticas y representaciones, considerándolas agrupadas. Lo importante es saber quién manda.

Tal vez lo que querí­a decir Ignacio es que el liberalismo deja las creencias religiosas para el ámbito privado, sin valorarlas en la medida en que no se metan con sus estructuras (cosa que también hace la socialdemocracia, que también podrí­a considerarse una forma de liberalismo). Eso sí­, en España nuestros voceros del liberalismo (Libertad Digital y demás) son unos liberales muy sui géneris bastante afines teóricamente al catolicismo (y con una islamofobia sin matices bien pronunciada:

http://tiempos-interesantes.blogspot.com/2006/08/la-islamofobia-puede-ser-racismo.html

En el caso de ser cierto  que Ignacio pretende que el liberalismo relega las creencias religiosas ( creo que estábamos hablando de la moral asociada a una ideologí­a y no a la religión oficial de tal o cual régimen ) me pregunto a santo de qué vendrí­a creer que el socialismo hace lo contrario ( ¿imponer una religión?) , que es de lo que se trata.

Hablando como si existiese un acuerdo entre lo que es el socialismo y lo que es el liberalismo , tirando de definiciones de libro y no redefiniendo los términos según lo que a cada uno le pete , los liberales tal cual ,simple y llanamente no existen. Ahora , si hablamos de lo que los liberales son en la práctica no nos queda más remedio que reconocer que vienen , no solamente en España , de la mano de la religión cristiana. Y esto es algo que salta a la vista echando un vistazo sobre el Partido Popular europeo . Luego , que nos vengan con milongas sobre la imposición de una moral por parte del rojerí­o , estando la falacia del neutralismo pudriéndose a dos metros bajo tierra , en este paí­s nuestro tan marcado por las asociaciones entre polí­tica e iglesia organizada es de retraca. Que si tuviese que dar mi opinión personal al respecto dirí­a que el liberalismo económico se asocia a las clases conservadoras en este plano ( económico ) y tiende al inmovilismo en todo lo demás.

No-soy-Gilles


Rednuts

Cita de: Ignacio en Mayo 13, 2007, 12:01:29 PM
Joder como desbarran algunos.

Confundir liberalismo con anarquí­a pura y yo hago lo que me sale de ahí­, pues...como que no.



Yo más bien veo la anarquí­a pura como un mundo ideal en que dirimirí­amos nuestros conteciosos legales, por un quí­tame allá la propiedad de ese bote de gasolina o esa lata de comida para perros, en la Cúpula del Trueno; y al liberalismo como algunos lo entendéis como el sistema en el que el Estado no existe a la hora de racionalizar los privilegios de algunos elegidos y sí­ para percutir con porras el cráneo del que se salga del guión. Diferencias hay.
Tú no tienes convicciones porque tú eres de Málaga

olafo

Cita de: Fritz en Mayo 13, 2007, 10:56:21 PM
Cita de: olafo en Mayo 13, 2007, 06:36:25 PM
A ver, que no te enteras (para variar). Tu mismo, tu, pones como diferencia en la resistencia de las economias ante el crack del 29 el pago de indemnizaciones. Es decir, estás adjudicando al pago de las indemnizaciones el papel relevante. Entre 1920-28 existe Versalles, pero dices que la respuesta alemana al crack del 29 se produce por debilidad de su economia. Un, dos, tres, responda otra vez: ¿de que depende esa debilidad?. ¿Bajan marcianitos y se llevan la pasta?. ¿Solo es en Alemania dónde se deja de invertir?. ¿El crack del 29 es una confabulación judeo-masónica para hundir Alemania?.

Miraré el Google antes de escribir (en realidad no lo haré, pero tampoco importa mucho) :-). Así­ quizás llegue a tu "nivel".

Un saludo

¿Cómo está Weimar, Olafo? Imagino que será muy mayor ya...

Si, muy mayor. Ya lo era en su dí­a ....


Cita de: Fritz en Mayo 13, 2007, 10:56:21 PM
Decí­a (no sólo yo, unos cuantos también) que es el crack del 29 el que aúpa a Adolf al poder, pero en fin, vaya, me lo habré imaginado...más que nada, porque a pesar de la debilidad de la economí­a, a pesar de la superinflación de 1923, Adolfo se come una mierda, hasta las elecciones de 1930. Es decir, todo lo que tú aportas como causas, parece que no hacen gran efecto en el pueblo alemán...hasta el crack del 29.

Me parto, ahora el argumento de "muchos lo dicen"....  Repito la pregunta, ya que no te has enterado: ¿a qué se debe la debilidad de la economí­a alemana?.

Cita de: Fritz en Mayo 13, 2007, 10:56:21 PM
Y no me jodas con Versalles. Porque vamos a desmitificar un poquillo, ¿te parece? Después de la otra guerra, la Segunda, Postdam y todo lo demás, Alemania es: ocupada por potencias enemigas y dividida en 4 zonas, posteriormente en dos paí­ses. Pierde territorios que se le dan a Polonia y otros paí­ses, acaba pagando 20.000 millones de dólares de indemnizaciones (mayor que la impuesta en 1919), la industria destruida, el ejército reducido a su mí­nima expresión, y la economí­a por los suelos.
Un panorama maravilloso. En estas circunstancias...¿porqué no se arrojan los alemanes corriendo a otro Adolf, Olafo? ¿O al comunismo?

It's the economy, stupid.

Bla, bla, bla. Tu mismo dices que la diferencia entre Francia e Inglaterra con Alemania es el pago de indemnizaciones (que cosas, ¿eh?, ahí­ te ha traicionado el "inconsciente"). Ah, Marshall y su estúpido plan del 47.  Por supuesto, es lo mismo Alemania después de Versalles que después del 45: partida en cuatro zonas con ejército extranjero en su suelo, el genocidio nazi hecho público, los juicios de Nuremberg, .... En fin, que te has lucido con la pregunta.

Un saludo

soho

CitarSobre barro conceptual podrás darnos unas cuantas lecciones a tenor de esta última sobrada tuya , siguiendo la lí­nea definitoria "soho´s style" de identificar como socialismo/socialista lo que a uno le sale de los sacrosantos cojonazos marineros.

Eso es lo que haces tu constantemente calificando como liberales a los gobiernos del cono sur.
Escrutando hondo en aquella negrura
permanecí­ largo rato, atónito, temeroso,
dudando, soñando sueños que ningún mortal
se haya atrevido jamás a soñar

Bambi

ENRIQUE GIL CALVO Elecciones 27M
Corrupción

La música de fondo que resuena en sordina tras la bulliciosa campaña de las elecciones municipales es la lucha contra la corrupción, que hunde sus raí­ces contaminantes en el suelo recalificado al servicio de la especulación inmobiliaria. Ya sé que no toda la corrupción polí­tica es de responsabilidad municipal, pues también la Administración central y las comunidades autónomas tienen evidentes responsabilidades en la materia. Pero, sin duda alguna, es en el ámbito municipal donde más facilidades institucionales se dan para que brote sobre su suelo a recalificar la mala hierba de la corrupción.

Y ello por tres razones al menos. La primera es la financiación clandestina de los partidos, presuntamente nutrida por la intermediación municipal y autonómica pero penalmente impune. La segunda es el déficit de las Haciendas locales, que sólo ingresan una octava parte de los impuestos generales (a excepción de los ayuntamientos vasconavarros, que perciben la cuarta parte de la presión fiscal). De ahí­ que los ediles se las ingenien para extraer dinero de cualquier lugar, y la forma más sencilla es recalificar el suelo público o rústico para reconvertirlo en suelo urbanizable: una forma perfecta de crear dinero de la nada como por arte de magia. Y la tercera razón es que la autoridad del alcalde es en la práctica discrecional, al no estar sometida a suficiente control. De ahí­ que tienda a extralimitarse abusando de su poder, de acuerdo a la célebre ecuación de Klitgaard, que hace a la corrupción directamente proporcional al monopolio del decisor, a la discrecionalidad de la decisión y a la irresponsabilidad del decisor.

De modo que si un alcalde se corrompe es porque puede, y si no lo hace es porque no quiere. Y en cuanto uno trinca sin que pase nada, los demás tienden a contagiarse de acuerdo al principio de emulación. Pero las facilidades institucionales para corromperse no explican que la epidemia de corrupción se haya extendido por toda España como una metástasis. Para que el contagio se produzca hace falta algo más que la licencia institucional, que constituye una condición necesaria, pero no suficiente. Y ese plus que incentiva el contagio es la existencia de un clima de impunidad tanto real como percibida. Un clima de impunidad real porque la financiación ilegal de los partidos no figura en el Código Penal, y dada la maraña legal y su consiguiente inseguridad jurí­dica, son muy pocas las sentencias de condena firme que logran obtenerse tras las imputaciones de corrupción. Y un clima de impunidad percibida porque la opinión pública alberga un amplio margen de fatalismo y, por tanto, de tolerancia respecto a la corrupción.

Los tratadistas como Heidenheimer distinguen tres zonas de corrupción. Existe una zona blanca tolerada tanto por las élites cualificadas como por las masas de a pie: por ejemplo, el impago del IVA. Luego hay una zona negra de corrupción clandestina para la que no hay tolerancia al ser condenada por élites y masas: ejemplo, el soborno de los jueces. Y en medio hay otra zona gris, donde no hay acuerdo entre élites y masas porque la tolerancia social es incierta, habiendo sectores más permisivos, generalmente los menos informados, y otros en cambio más intolerantes, que son los más cí­vicos e ilustrados. Y el que las corrupciones concretas caigan en una u otra zona depende del clima de tolerancia o rechazo creado por la opinión publicada.

El problema es que los climas de opinión están liderado por las élites dirigentes: es el magisterio de costumbres de las minorí­as rectoras que demandaba Ortega. Pero a diferencia de los paí­ses nórdicos, cuyas élites son intolerantes con la corrupción, en los paí­ses latinos y católicos como España sucede al revés. Entre nosotros las élites sociales incurren con impunidad en prácticas de corrupción: evasión de impuestos, doble contabilidad, lavado de dinero negro, acaparamiento de billetes de 500 euros... De ahí­ que su mal ejemplo se propague desde arriba, autorizando a ediles y ciudadanos a dejarse contagiar con impotente fatalismo por la impune corrupción de sus élites inciviles.


Imparsifal 2.0

Cita de: ílvarez en Mayo 14, 2007, 05:44:11 PM
ENRIQUE GIL CALVO Elecciones 27M
Corrupción

La música de fondo que resuena en sordina tras la bulliciosa campaña de las elecciones municipales es la lucha contra la corrupción, que hunde sus raí­ces contaminantes en el suelo recalificado al servicio de la especulación inmobiliaria. Ya sé que no toda la corrupción polí­tica es de responsabilidad municipal, pues también la Administración central y las comunidades autónomas tienen evidentes responsabilidades en la materia. Pero, sin duda alguna, es en el ámbito municipal donde más facilidades institucionales se dan para que brote sobre su suelo a recalificar la mala hierba de la corrupción.

Y ello por tres razones al menos. La primera es la financiación clandestina de los partidos, presuntamente nutrida por la intermediación municipal y autonómica pero penalmente impune. La segunda es el déficit de las Haciendas locales, que sólo ingresan una octava parte de los impuestos generales (a excepción de los ayuntamientos vasconavarros, que perciben la cuarta parte de la presión fiscal). De ahí­ que los ediles se las ingenien para extraer dinero de cualquier lugar, y la forma más sencilla es recalificar el suelo público o rústico para reconvertirlo en suelo urbanizable: una forma perfecta de crear dinero de la nada como por arte de magia. Y la tercera razón es que la autoridad del alcalde es en la práctica discrecional, al no estar sometida a suficiente control. De ahí­ que tienda a extralimitarse abusando de su poder, de acuerdo a la célebre ecuación de Klitgaard, que hace a la corrupción directamente proporcional al monopolio del decisor, a la discrecionalidad de la decisión y a la irresponsabilidad del decisor.

De modo que si un alcalde se corrompe es porque puede, y si no lo hace es porque no quiere. Y en cuanto uno trinca sin que pase nada, los demás tienden a contagiarse de acuerdo al principio de emulación. Pero las facilidades institucionales para corromperse no explican que la epidemia de corrupción se haya extendido por toda España como una metástasis. Para que el contagio se produzca hace falta algo más que la licencia institucional, que constituye una condición necesaria, pero no suficiente. Y ese plus que incentiva el contagio es la existencia de un clima de impunidad tanto real como percibida. Un clima de impunidad real porque la financiación ilegal de los partidos no figura en el Código Penal, y dada la maraña legal y su consiguiente inseguridad jurí­dica, son muy pocas las sentencias de condena firme que logran obtenerse tras las imputaciones de corrupción. Y un clima de impunidad percibida porque la opinión pública alberga un amplio margen de fatalismo y, por tanto, de tolerancia respecto a la corrupción.

Los tratadistas como Heidenheimer distinguen tres zonas de corrupción. Existe una zona blanca tolerada tanto por las élites cualificadas como por las masas de a pie: por ejemplo, el impago del IVA. Luego hay una zona negra de corrupción clandestina para la que no hay tolerancia al ser condenada por élites y masas: ejemplo, el soborno de los jueces. Y en medio hay otra zona gris, donde no hay acuerdo entre élites y masas porque la tolerancia social es incierta, habiendo sectores más permisivos, generalmente los menos informados, y otros en cambio más intolerantes, que son los más cí­vicos e ilustrados. Y el que las corrupciones concretas caigan en una u otra zona depende del clima de tolerancia o rechazo creado por la opinión publicada.

El problema es que los climas de opinión están liderado por las élites dirigentes: es el magisterio de costumbres de las minorí­as rectoras que demandaba Ortega. Pero a diferencia de los paí­ses nórdicos, cuyas élites son intolerantes con la corrupción, en los paí­ses latinos y católicos como España sucede al revés. Entre nosotros las élites sociales incurren con impunidad en prácticas de corrupción: evasión de impuestos, doble contabilidad, lavado de dinero negro, acaparamiento de billetes de 500 euros... De ahí­ que su mal ejemplo se propague desde arriba, autorizando a ediles y ciudadanos a dejarse contagiar con impotente fatalismo por la impune corrupción de sus élites inciviles.



En el escrito de este señor que no entiendo muy bien a donde quiere llegar, tengo que puntualizar que defraudar iva no es en ningún modo un acto de corrupción (entendiendo la corrupción un soborno, cohecho o tráfico de influencias o información con ánimo de lucro o de favorecer a un tercero). Defraudar IVA es (a mi entender) un robo a la hacienda pública, en cualquier caso un delito de naturaleza diferente a la corrupción.

En base a esta puntualización, toda clase de corrupción está mal vista de la misma manera por los ciudadanos y si hubiese grados, éstos estarí­an en función de la escala del funcionario y del importe desviado.