¿Y qué son nueve horas en toda una vida?

[Lacenaire]

Pero, aunque no es cierto, lo seguimos creyendo y por eso nos sobrecoge el Holocausto nazi, porque pensamos que leer a Schopenhauer y a Hegel, ir a la Ópera con tu amantí­sima esposa, coleccionar sellos y todo eso te hace mejor persona que cualquiera de las "salvajadas" que se supone practican los hutus (en todo caso en ese genocidio dudo que no tengan que ver procesos racionales modernos). El mismo etnocentrismo nos impide reconocer que, puesto que la racionalidad moderna se ha instalado ya en prácticamente todo el mundo, atentados terroristas como el del 11-S planificados frí­amente, fuertemente centrados en los mass media, que utilizan tecnologí­a, organizados por bandas internacionales en torno a corrientes de opinión expandidas de manera moderna, no son más que otro de los dudosos "logros" de la civilización moderna.

No es una cuestion de "cultura minima indispensable" para ser un cerdo sino capacidad de comprension de las circunstancias. La comparacion con los hutus se debe a esto precisamente : no es comparable lo que se hace en un pais deprimido y que se mueve a trancas y barrancas por un lodazal de hambrunas y guerras civiles que lo que se hace conscientemente y partiendo de una situacion de conocimiento y , lo que es mas inquietante , un fonfo moral judeocristiano ( no es lo mismo que tu sociedad condene la violencia a que el odio tribal entre dentro de los canones de tu cultura ).En este sentido estoy de acuerdo en seguir considerando el Holocausto como un enigma que se sale de las coartadas sociologicas generalmente esgrimidas ( depresion economica , tradicion antisemita , sentimiento de humillacion , etc...)

La Peste de Camus creo que ahonda en este fenomeno : la atomizacion burguesa , cada uno en su habitaculo , el alejamiento de la realidad fisica precisamente cuando se esta bien informado acerca de ella ( " que aspecto tienen 1000 cadaveres ? supongamos que hay cien : el numero de personas que hacen cola para entrar al cine . Que aspecto tienen cien cadaveres ? lo estoy imaginando pero no me horrorizo como lo haria de tenerlos frente a mi ..." ) , el egoismo como norma , cerrar los ojos...

Apartado de grandes aforismos :

nadie sera libre mientras haya peste en algun lugar

Albert Camus : humanista.

[Scardanelli]

No hay actualmente holocaustos en marcha.

¿Cómo llamas entonces al SIDA en ífrica, o a la hambruna?

Entiendo la fascinación por el lado industrial del asunto, y por las dimensiones del genocidio, pero horrores sin respuesta racional se dieron hace muchos menos años en limpiezas étnicas en Yugoslavia.

Los llamo pandemia, azote, escasez, miseria, calamidad, contagio descontrolado, infección masiva, terrible carestí­a de alimentos... epidemia, hambre.

En las "limpiezas étnicas" yugoslavas hubo plan, sistema, racionalidad, voluntad higiénica, exterminio... Todas estas son caracterí­sticas compartidas con el Holocausto. Pero en Yugoslavia faltaba aquello que lleva al nazi a jugar a matar en una categorí­a distinta, en la que por el momento sólo se encuentra él. Vuestros intentos de homogeneizar fenómenos dispares son reduccionistas. Darlos por buenos serí­a como admitir la equiparación entre la fabricación artesana de zapatos y la producción industrial de calzado de una marca multinacional por el simple hecho de que ambas formas dan como resultado un zapato. Donde digo "zapato", poned "cadáver". El serbio, el croata "simplemente" matan a mucha gente, pero de manera artesana. Sólo el nazi "fabrica" muertos a escala mundial. Los unos emplean soldados y milicianos; los otros, la burocracia, la policia y a sus propias ví­ctimas, usadas como mano de obra temporal de las ignominiosas factorí­as. Pero es que, además de esto, el sentido del exterminio nazi y el de la matanza yugoslava difieren. Durante las guerras intestinas que partieron Yugoslavia, serbios y croatas trataban de despejar como fuera sus respectivos territorios conquistados de extraños. La finalidad no era otra que la limpieza de la tierra de cada cual. El serbio asesinaba al croata, y viceversa, porque consideraba que éste era un intruso que no debí­a estar en las tierra que ahora le pertenecí­an o de las que estaba a punto de apropiarse. Hasta aquí­ la situación parecerí­a semejante a la provocada por los nazis. Pero ésta es sólo una apariencia superficial. El yugoslavo se limita a ahuyentar y matar mediante el Ejército y las milicias. Es decir, lleva a cabo una expulsión terrorista de un pueblo supuestamente invasor, no una erradicación definitiva de una enfermedad infecciosa padecida por la propia raza humana, como en el caso alemán. El funcionario y el policia nazis desinfectan la naturaleza humana, extirpan ese cáncer de la especie que es el judí­o. Y lo hacen siguiendo un procedimiento muy distinto al yugoslavo: una vez detectado el germen patógeno en alguna parte infectada del organismo europeo, el nazi no lo expulsa de allí­ de una patada, ni lo combate como enemigo (y, por tanto, como un igual), ni lo elimina en el acto, sino que lo detiene para frenar su contagiosa expansión, lo recoge, lo transporta, lo aisla del mundo, concentrándolo en zonas preparadas a propósito, selecciona la parte aprovechable, lo reciclable, y lo "trata", lo transforma en polvo, del mismo modo en que se elimina cualquier material residual nocivo. La única diferencia con la gestión de la basura de nuestras calles es que en este caso el material recogido vive y es humano. ¿Cuál es el resultado del proceso manipulador? Montañas de cadáveres listas para ser incineradas como basura. Es decir, montañas de desechos orgánicos que traen a la mente los amontonamientos de desperdicios de los vertederos. En resumidas cuentas: en todos esos ejemplos que estáis poniendo de "Holocausto II - La secuela" falta esa conjunción única de elementos a pleno rendimiento que hacen del criminal nazi el reverso tenebroso de la Modernidad: Ciencia, Burocracia, Industria, los pilares del Estado-nación, usados para desparasitar la tierra.

[Scardanelli]

Respecto a lo de llevarlo hasta el final: en Rwanda de milagrito no lo hicieron, ¿no?

En Ruanda lo que se llevó hasta el final, o prácticamente, fue el genocidio, la eliminación fí­sica, sistemática y planificada, de un pueblo, de una tribu, a los miembros de la cual se consideraba infrahumanos, mediante la ayuda destacada de algún elemento tecnológico, como la radiodifusión del odio. Lo que no hay de ningún modo en la brutal, salvaje y sucia matanza de tutsis, llevada a cabo por mercenarios hutus y por los propios vecinos de las ví­ctimas, impulsados a ejecutar una campaña oficial de pogromos masivos con afán justiciero, es la sofisticada, civilizada y limpia gestión industrial del material orgánico infeccioso y sobrante de la que se encargan los burócratas nazis. En un caso tenemos un linchamiento dirigido y vengativo de inmensas proporciones y de una violencia sin parangón; en el otro, una desparasitación aséptica. Esta esencia gestora propia de la "solución final" ("Especie humana, ¿está usted preocupada por la proliferación de cucarachas judí­as? Pues no se preocupe porque acaba de llegar la solución definitiva a sus problemas: exterminadores nazis a domicilio") no es que no se llevara hasta el final en Ruanda, es que ni siquiera se podí­a iniciar en unas condiciones estatales tan primitivas. Alemania era en la década de los treinta la punta de la civilización en cultura, en pensamiento, en ciencia, en tecnologí­a. Es decir, representaba la Razón instrumental europea en su máximo esplendor, la cumbre racionalista de más de dos milenios de movimiento civilizatorio. Y todo este grandí­simo poder intelectivo e industrial largamente desarrollado por el hombre europeo desembocó en el más maléfico empleo de la increible fuerza de un Estado-nación totalmente movilizado: la limpieza de una plaga humana que asolaba las calles del mundo. El nazi fue el basurero del judí­o. Sin embargo, el hutu no fue lo mismo para el tutsi sino "tan sólo" su asesino, su "linchador". El hutu pudo considerar al tutsi como basura, pero no pudo tratarlo como tal, como productos naturales desechados que son obtenibles, transportables y transformables mediante operaciones industriales planificadas y supervisadas burocráticamente, como sí­ hizo el nazi con el judí­o y como nadie ha vuelto a hacer con nadie.

[problemaS]

Hoy en dí­a la desconexión entre el verdugo y su ví­ctima es total, excepto curiosamente entre los más fanatizados que se inmolan en un autobús o estrellando su coche bomba contra la multitud.

Y entonces. Un campo como Treblinka estaba "gestionado" por no más de 25 SS y un centenar de esbirros ucranianos. Este campo liquidó a 850.000 "cargamentos", con 13.000 diarios en sus mejores épocas, en un auténtica fábrica de asesinato en masa. La desconexión entre verdugo y ví­ctima es casi completa, Némesis.

No creo que sea comparable lanzar una bomba de 2000 kilos desde 2.500 metros de altura con gestionar un campo de concentración, por pequeña que sea la proporción entre verdugos y ví­ctimas. Los SS y los ucranianos viví­an más de cerca sus actos, o es que no olí­an el olor a carne quemada?

Por cierto, no estaréis hablando de la revista Sí piens... en vez de Spiens? (me da que la tilde abierta de la "a" se ha quedado por el camino...)