Hilo de posibles ventas de moto periodistico-deportivas.

Iniciado por DVD, Diciembre 29, 2006, 05:25:14 PM

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Belial

Yo es que le he visto jugar algunos partidos. Pero sí­, me vale.

Winston Wolfe

Rubio es una máquina de jugar al basket. Muchos dicen que es mejor que Gasol y creo que podrí­a superarlo, aunque son distintos. En la final de un europeo cadete hizo 51 puntos, 24 rebotes, 12 asistencias y 7 robos, y forzó una prórroga con uno de esos triples imposibles que tanto les gustan a los yankies. Está al principio de este ví­deo:

http://www.youtube.com/v/c29ii3McOYI

Estos números, por muy cadete que sea, no están al alcance de cualquiera. Lo que más destaca es que siendo un genio de esto, destaque en defensa. Tiene una capacidad de robar balones impresionante y las veces que lo he visto defender, me ha sorprendido lo rápido que es de manos y de desplazamiento lateral. En este ví­deo (algo hortera) hace dos robos en la misma jugada. Además sale otra de sus especialidades: el caño, algo no muy habitual en basket. En el ví­deo lo hace en tres jugadas distintas.

http://www.youtube.com/v/JQBnu8Zzcxs

Algunos lo comparan con Magic, pero eso son palabras mayores, aparte de que por morfologí­a son muy distintos. A mí­ me recuerda a Pete Pistol Maravich, otro genio de esto que en los años 70 fue un precursor del estilo Magic de pasar sin mirar. Era como Rubio, un base blanco espigado, rápido y con mucha imaginación. Rubio mide 1,90 y aún puede crecer. Si llega a los 2 metros será el prototipo de base del futuro y nos divertiremos mucho con él en la selección (en la ACB me temo que le queda poco, se irá a la NBA más pronto que tarde).

javi

Igual ha leido la entrevista a Sabonis este domingo y se lo piensa un par de veces antes de dar el salto.
Running is life. Anything before or after is just waiting

Winston Wolfe


javi

Creo que en El Paí­s, este domingo. La busco y la pego.
Running is life. Anything before or after is just waiting

javi

http://www.elpais.com/articulo/deportes/Europa/quedan/estrellas/elpepudep/20061231elpepidep_5/Tes

ENTREVISTA Baloncesto ARVYDAS SABONIS
"En Europa no quedan estrellas como las de antes"

JUAN JOSÉ MATEO, - Torremolinos - 31/12/2006

Arvydas Sabonis (Kaunas, Lituania, 1964), campeón de Europa, medallista olí­mpico y estrella de Lituania, la URSS, el Valladolid, el Madrid y los Portland Trail Blazers de la NBA, ha cambiado las zapatillas de jugador por el traje de copropietario del Zalguiris de Kaunas lituano, su ex equipo. Divide su tiempo entre Lituania y su casa con vistas al mar de Torremolinos, en Málaga, donde descansa rodeado de niños rubios y acompañado por Ingrida, su mujer y ex modelo. Sabonis recibe a EL PAíS subido a unas pantuflas de cuero que equivalen al antebrazo de un hombre normal. Gesticula con sus enormes manos y sonrí­e constantemente. Sólo ante la primera pregunta hace honor a su fama de reacio a las entrevistas.

Pregunta. ¿Cómo llegó usted a Málaga?

Respuesta. La hostia. Otra vez. Cada año tengo que contar la misma cosa. Parece que sea lo único que hay. Me da igual. En el 91 compré aquí­ un apartamento. Cuando terminé de jugar hubo que decidir qué hacer, porque los niños ya iban a una escuela en inglés. Y aquí­ al lado hay una.

P. Hay quien le considera a usted un mito.

R. Nunca harí­a esa pregunta. De eso no entiendo, de verdad. Creo que la gente me mira por la calle porque mido 2,20.

P. Pero en Lituania es usted todo un sí­mbolo. ¿Cómo evitó que le obligaran a jugar en el CSKA, el equipo del Ejército Rojo?

R. Querí­an llevarme y podí­an hacerlo. Hicimos algunas trampas. Me apunté al Instituto Agrí­cola para no tener que ir a la mili. Me convocó la selección soviética para un torneo en verano y el doctor llamó y puso la excusa de que tení­a algo en el corazón. Le dijeron que vale, que descansara esa semana. Y en esa semana, olé, hice todos los exámenes del Instituto. Vino una comisión para ver que yo era el que lo habí­a escrito todo, que era mi letra. Todo estaba perfecto. Debí­a tener un libro con mis notas y me lo tení­an que firmar los profesores. Iba al Instituto dos, tres veces al mes, el decano reuní­a a todos los profesores en el decanato, ellos firmaban, y todos me escuchaban contar cosas durante la hora de comer. Me preguntaban '¿qué tal en Alemania? ¿Qué tal en España?' Claro, entonces nadie podí­a salir. Sólo los deportistas.

P. Hoy, en cambio, los jugadores se marchan cada vez antes a la NBA.

R. No me gusta que los chicos salgan tan pronto. Como en casa no se está en ningún lado. Ahí­ todos te cuidan. Si sales de casa tienes que tener mucho talento. Si no, hay miles como tú. Y a otra cosa. Si te quedas de segundo, malo. Allí­ nadie te ayudará. Mejor quedarse en Europa, donde puedes jugar, crecer y madurar. Ya no es como antes, cuando si la NBA te cogí­a tení­as que ir. No hay esa lucha de 'por narices tengo que estar ahí­'.

P. ¿Cuándo se debe dar el salto?

R. Se debe decidir sin prisas. Yo decidí­ hacerlo con 30 años y aún jugué siete. Eso de ir con 18 ó 20 años...puedes ir a los 25, ya como jugador, no cuando todaví­a no eres nadie. Si el entrenador cree en ti está muy bien, pero si no... Macijauskas [ex jugador del Tau] ha perdido un año ahí­. No conectó con su entrenador y a tomar por saco.

P. ¿Qué descubrió allí­?

R. En la NBA, por fin, hice las cosas como habí­a que hacerlas. El estilo ahí­ es diferente. De lo que hay ahí­, de lo que a mí­ me gusta, hay poco en Europa: lucha hasta el final, intensidad. Aquí­, si ves que ya ganas o pierdes, pues ale. Allí­ quieren igual cada balón, no te puedes relajar, porque seguro que vas a tener una lesión. Los entrenamientos son muy duros, más fuertes a veces que los partidos. Te acostumbras a trabajar a tope cada dí­a. No a lo de 'aquí­ poquito y ahora más tranquilo que luego ya saldré'.

P. Así­ que disfrutó del juego.

R. Se disfruta. ¿Por qué terminé de jugar? Por eso. Hay que pensar que tení­a lesiones muy graves y siempre que jugaba me dolí­a algo. Eso no es normal. No es que terminara por el dolor, que también, porque no podí­a avanzar. No es que doliera más al final, sino que no tení­a concentración para prepararme. Cada temporada era más difí­cil. Ya no tení­a ganas. Y si no te diviertes, tienes que dejarlo. Alguna temporada, cuando se acabó, me llamaban para ver partidos por la tele y no querí­a saber nada.

P. ¿Cuántas veces le han preguntado qué hubiera sido de usted sin lesiones?

R. Muchas. Como que qué hubiera pasado si hubiera ido a la NBA en 1982. Y siempre digo, 'mira, no empecemos'. Estoy contento de cómo pasó mi vida deportiva. Claro, si no hubiera tenido todo eso hubiera jugado más, más largo o mejor...pero entonces hubiera podido tener otra lesión en lugar de esta. Yo sólo estoy agradecido de que saliera así­, porque en 1987 se podí­a haber terminado todo, tras dos lesiones graves.

P. Y fichó por el Valladolid.

R. El presidente querí­a hacer algo con el club y ficharme costaba lo suyo. Con eso podí­a comprar dos jugadores. Depende de si gastas para conseguir algo o no. Eso pasa ahora con el Zalguiris.

P. ¿Le sorprende lo que cuesta fichar a un jugador ahora que es directivo?

R. Yo no creí­a que valiera tanto dinero. Ha subido el precio de todo. Estrellas estrellas, en Europa, ahora no hay ninguna. No como las de antes. Se ha igualado el nivel y se ve porque se puede ganar a las selecciones NBA. Y que los buenos cuesten dinero, sí­, no pasa nada, lo entiendo. El que tiene talento, hay que pagarlo. Pero cualquiera, ¡ole! te piden cinco por él.

P. ¿Qué más cosas han cambiado?

R. Antes tení­amos menos partidos. Ahora, los niños tienen demasiados. Cuando llegan a los 18 años están hasta arriba. No tienen ganas. Ya han jugado y jugado. Cuando yo empecé, entrenaba y entrenaba. No jugabas hasta que estabas preparado, cuando ya eras algo. No tení­amos ni doctor. Queremos que los niños sean estrellas demasiado rápido, es mucha presión desde pequeños, porque pensamos que con 30 años es cuando hay que terminar la carrera deportiva. Y justo entonces, sólo empieza. Entonces empiezas a ver el juego como hay que verlo. Maduras. Sin eso, con el juego fí­sico que hay ahora, el cuerpo no aguanta. Yo, sin querer, jugué siete años más después de cumplir los 30.

P. ¿Por qué ya no hay pí­vots que jueguen de espaldas al aro, como usted?

R. Creo que faltan entrenamientos especiales. Antes, cada paí­s tení­a uno o dos hombres altos como yo y nada más. Ahora, altos hay muchos. Si eres alto tienes que ponerte a trabajar para jugar de cinco o cuatro. Para jugar de base no necesitas trabajar el juego de espaldas, igual que el pí­vot no necesita trabajar el bote para llevar el balón. Aunque no basta con que el pí­vot sólo saque el balón de banda. Tiene que saber un poco de todo. Yo, cuando era pequeño, empecé de base porque no era alto. Hacer eso me ayudó.

P. Fue de los primeros hombres altos en tirar de tres.

R. En Lituania jugábamos grandes contra pequeños. Y claro, contra los pequeños, por abajo, no puedes hacer nada. Estábamos aburridos de meterlas todas por arriba. Y decidimos probar a tirar como ellos.

P. ¿Le han ofrecido entrar en polí­tica desde que se retiró?

R. Ya antes. Hay gente que quiere, que lucha por eso, por estar en polí­tica. Yo lucho por no estar.

P. ¿Y entrenar?

R. No pienso en eso. Ser entrenador es peor que ser jugador. Tampoco tienes tiempo para la familia, siempre viajas y, además, tienes que pasar más tiempo mirando la tele, pensando...

P. ¿Cómo era su relación con los entrenadores?

R. He respetado, desde pequeño y hasta ahora, a todos. Por eso nunca tuve problemas. Ninguno me mataba especialmente y ninguno entraba en mi culo. De todos me quedó algo.

P. ¿Y de Maljkovic? Nunca le entrenó, pero le eliminó con el Limoges en la Final Four de 1993, a la que llegó con el Madrid como favorito. ¿Es su peor recuerdo?

R. Fue un partido duro. Así­, jugando duro, con una defensa fuerte y el ataque como saliera, ganaron la Euroliga. Lo suyo era no dejar meter. Si los árbitros les dejaban jugar, podí­a ser que el contrario se desconcentrara. Eso, un poquito, es lo que pasó con nosotros. No pudimos meter nada y perdimos. Pero no soy de los que se pasan toda la vida 'madre mí­a, madre mí­a'. Y eso ayuda en la NBA. Ahí­ no hay tiempo para pensar. Mañana, ganes o pierdas, juegas otra vez. Lo que pasó, pasó. Repetir todo es imposible.

P. Ahora que está retirado ¿qué echa de menos?

R. Cuando veo que hay un buen equipo, hablo mucho con Ingrida de los tres años que estuvimos en Madrid. Estaba encantado, en ningún equipo estuve así­. Era un buen equipo, con buena gente, una familia y ganamos muchas cosas.

("Sí­", dice Ingrida, "perdí­amos y cogí­amos el coche, rápido a casa. Con él es más duro salir cuando pierde. No nos podí­amos esconder porque le vení­an a buscar a casa. Antonio Martí­n, Antunez...estaban unidos como una familia grande.")

P. ¿Qué cambió en su vida?

R. El deportista no tiene vacaciones. No hay mucho que pensar porque desde que suena el despertador lo tienes todo ordenado. Ahora puedo dormir más. Preparar la comida para los niños. Aprender, algún negocio...empieza a dolerme la cabeza porque no estoy acostumbrado a tanto. Cocino de todo, hasta paella. Soy un padrazo. Mi padre dice 'si haces algo, hazlo bien. Si tienes familia, hazlo bien. Si juegas, juega bien. Y si duermes, duerme bien'.
Running is life. Anything before or after is just waiting

Winston Wolfe

Dicen que los familiares de este pollo tienen la cabeza bien amueblada. A mí­ me parece que sí­, lo están protegiendo de la presión de la prensa y ha renovado con el Joventut, cuando podrí­a haber fichado por el equipo europeo que le hubiera apetecido. También le doy mérito a Aito Garcí­a Reneses, que lo ha puesto con 15 años en el equipo y encima de base. Él siempre ha apoyado a los jóvenes y se las ha apañado para que no se le escaparan. Me parece un tí­o brillantí­simo y lo que está haciendo con el Joventut es para que le hagan una estatua a la entrada del Olimpic.