La mentira

Iniciado por Quercus Cistensis, Noviembre 30, 2006, 11:23:35 AM

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Casio

Sexo, mentiras y DVDs (*) , en eso se sustenta todo.

Discutible ocurrencia, vale.




(*)  sustituyase por cualquier  cacharro que vendan en la planta de electrónica  de El Corte Inglés.

ferdinand

Del librito que me tiene sorbido el seso actualmente (El mito de Sí­sifo, Albert Camus). Párrafo que creo que sobrevuela algunos aspectos de los comentados hasta ahora:

[...]"Yo no tengo muchas opiniones. Al final de una vida, el hombre se da cuenta de que ha pasado años tratando de confirmarse una sola verdad. Pero una sola, si es evidente, basta para orientar una existencia. En lo que a mí­ respecta, tengo decididamente algo que decir sobre el individuo. Se debe hablar de él con rudeza y, si es necesario, con el desprecio conveniente.
Un hombre lo es más por las cosas que calla que por las que dice. Son muchas cosas las que yo voy a callar. Pero creo firmemente que todos los que han juzgado al individuo lo han hecho con mucha menos experiencia que nosotros para fundamentar su juicio. La inteligencia, la conmovedora inteligencia ha presentido, quizá, lo que habí­a que comprobar. Pero la época, sus ruinas y su sangre nos llenan de evidencias. A los pueblos antiguos, y también a los más recientes hasta nuestra era maquinal, les era posible parangonar las virtudes de la sociedad y del individuo, averiguar cuál de ellos debí­a servir al otro. Eso era posible, ante todo, en virtud de esa aberración tenaz del corazón del hombre según la cual los seres fueron puestos en el mundo para servir o para ser servidos. Eso era aún imposible porque ni la sociedad ni el individuo habí­an mostrado toda su habilidad."
[...]

¡Qué gran trola es aquello de "La verdad os hará libres"!
A veces, callar es una manera de mentir elegantemente. Y la mentira un camino hacia la verdad. Pero sin duda es imposible vivir sin mentirse y, en consecuencia, sin mentirle a los demás. Porque la mentira forma parte de cualquier verdad (y viceversa).

firmado

Cita de: Casio en Noviembre 30, 2006, 01:00:53 PM
La mentira es necesaria para guardar el equlibrio. Por ejemplo por que si no la tuviesemos a nuestro alcance las palabras dichas por nosotros serí­an una prisión insufrible, enfermante.  O porque  los deseos no tienen dueño, no conocen ley, ni pasado.

La mentira es necesaria para guardar el equilibrio... ¿del mundo, dices? ¿De la jodida falsedad del mundo? Porque el equilibrio personal... no sé en qué modo necesita la mentira (la mentira a otro, al menos, digo). Es más, ni siquiera sé hasta qué punto el equilibrio personal sostenido sobre el engaño a otros puede llamarse equilibrio.

Si "las palabras dichas por nosotros" suponen una prisión, si es que uno no puede corregir lo que dijo, desdecirse, cambiar de opinión, o simplemente, por lo que fuere, decir algo distinto de lo que otra vez dijo... entonces tan prisión serán las palabras dichas como ciertas, como aquellas con las que se hubiera expresado lo que no se pensaba. ¿Por qué demonios uno no quedarí­a preso de sus mentiras, pero sí­ de sus verdades?


Cita de: Casio en Noviembre 30, 2006, 01:00:53 PM
Puedes renunciar a tu deseo para ser fiel a tu palabra, pero eso no te hará sino infeliz. Puedes mentir y ser honesto mintiendo. Por que evitas el mal con la mentira. El mal de poner de manifiesto ante alguien a  quien quieres  que tu deseo no responde a la imagen que quiere tener de tí­, o a tus compromisos que construyen el lazo.


Digo yo que habrá que ser fiel (qué concepto tan espantoso), en la medida en que haya que serlo, a los compromisos asumidos, a las promesas hechas, a... Pero... ¿fiel a lo expresado? Y además por uno mismo, porque lo contrario nos harí­a infelices...

¿Por qué se supone que alguien ha de desear ser fiel a su palabra, y además hasta el punto de que no hacerlo le hará infeliz? A mí­ me suena bastante más a infelicidad la necesidad de someterse (y someter) a la mentira por mantenerse fiel a... a lo que sea. En general el sometimiento a lo pasado, no me suena demasiado feliz.

Ser honesto, mintiendo... ¿Es justo mentir si esa mentira ahorra un sufrimiento?

El Bien y La Justicia no son la misma cosa. A veces coinciden, a veces no. A mí­ me resulta concebible una moral que considere que mentir puede ser bueno. Dependerá del concepto que cada moral tenga de El Bien. Pero justo... No soy capaz ni de plantearme una moralidad (sostenible) que considere justo que alguien te mienta; y así­ que mentir pueda ser justo.

Dices que así­ podrí­a ser si con esa mentira evitas el mal de poner de manifiesto ante alguien a quien quieres que tu deseo no responde a la imagen que quiere tener de ti, o a tus compromisos que construyen el lazo.

En primer lugar, en términos de justicia, de honestidad, el hecho de que quieras a la persona a la que engañas no tienen ninguna relevancia. Es más, dirí­a, la relevancia que le das incorporándolo en tu afirmación lo que hace es evidenciar la verdadera motivación de esa mentira, que no busca un bien ajeno, sino propio (no sufrir el dolor de dar a conocer, a un ser querido, algo que le hace daño). Así­ expuesto ni siquiera parece demasiado admisible en términos de bondad.

Al margen de ese lapsus, y dejando también siempre fuera intrascendentes mentiras, sin verdadera afirmación detrás, propias de una cortesí­a sin mayor contenido, que no creo que tengan nada que ver; la bondad de la mentira "piadosa" encaja sin muchos problemas en una moralidad paternalista. El que acepte el paternalismo tendrá una excusa estupenda para afirmar que prácticamente siempre que miente está haciendo El Bien.

Yo creo que generalmente esa excusa de la mentira lo que esconde es cobardí­a. Y, la verdad sea dicha, en muchos casos me parece que esa cobardí­a no es reprochable. Que, por ejemplo, es muy duro decirle a alguien que se está muriendo, y que no sé hasta qué punto se le puede reprochar a quien sea la falta de la fuerza necesaria para hacerlo (¿es reprochable la debilidad?). Pero, reprochable o no, me sigue pareciendo cobardí­a.

En cualquier caso, ya digo, el que acepte una moralidad paternalista hasta puede decir que su mentira es buena. Y otra cosa es qué opine cada cual de esa moralidad.

Pero honesto... me parece a mí­ que ahí­ ya te has pasado. No sé cómo demonios se puede sostener que arrogarse superioridad, aunque lo sea para hacer "el bien", sea justo.



Cita de: Casio en Noviembre 30, 2006, 01:37:54 PM
El silencio es una forma de mentir. La contestación que te pueden dar es muy fácil: "pues si callas es que algo ocultas". Y con respecto a lo del pensamiento.... hombre creo que confundes decir la verdad con dejar que te abran en canal. Si hay que responder ante los otros de los propios pensamientos, el horror, ni Stalin en sus mejores tiempos de purga. El problema no son los pensamientos , que cambian cada dia, cada hora. Lo qu eplantea problemas es mentir sobre lo que uno hace. Estaria bueno tener que dar cuenta de los propios pensamientos. ¿ o es que hay que sentirse responsable ante los otros de las propias fantasias, de tus sueños calientes? Por favor. 

La libertad de pensamiento y el derecho a la intimidad... sin ellos sí­ me parece hasta imposible la sociedad. Directamente es inviable la idea de un mundo en el que todos siempre tuvieran que expresar cuanto piensan. Parece que estás de acuerdo, y sin embargo dices que el silencio es una forma de mentira.

Ésta me parece otra de las grandes mentiras sobre la mentira, que les viene muy bien a los de la excusa del paternalismo.

El silencio no miente. No puede mentir el que no afirma. Eso sí­, no sólo se miente con la palabra, porque no sólo se expresa con la palabra. Mentirá quien (hable o no) exprese con sus actos lo que para él no es cierto. Si yo callo que detesto a una persona no estaré mintiendo con mi silencio; si la beso lo estaré haciendo con mis actos.

Por supuesto que si callas algo ocultas, pero ocultar no es mentir. En este mismo medio, incluso en este foro, muchos (todos) ocultamos miles de cosas de nosotros mismos, o de lo que pensamos sobre cualquier cuestión o sobre cualquier otro nick... Yo misma, ¿estoy mintiendo, por ello? Dirí­a que simplemente estoy dejando de compartir lo que no me da la gana compartir con vosotros; por los motivos que sean, que también puedo no expresarlos, sin que por ello esté mintiendo.

El que de mi puro silencio extraiga mucha más afirmación que la de que "no me da la gana" compartir lo que callo... simplemente es que es gilipollas. Y, en cualquir caso, desde luego eso no convierte mi silencio en mentira.


Casio

Me vas a hacer trabajar en firme, firmado. Hoy no te contesto a todo.

La palabra dicha compromete, sea cierta o mentira. Por eso hay mil formas de escaparse, desde el humor a los condicionales. El problema, de fondo es cual  es la naturaleza de la verdad persona, no factual.
Necesitamos la mentira porque no tenemos certeza de cual es nuestra verdad. Con esto me refiero a la verdad de nuestro deseo. Por que no conozco a nadie que sepa su verdad. Cuando hablo de la verdad de nuestro deseo, no hablo de hechos, de sucedidos. Yo no sé lo que me encontraré en el futuro, como me va a cambiar, quizá necesite crear un espacio vacio, escondido a la mirada, al compromiso con los demás para que yo pueda reconocer algo que está naciendo, un saber sobre mi mismo que antes no existia. Porque cambiamos. Porque mi verdad no está establecida, si no que se va desvelando según vivo. Y necesito un espacio secreto para que nazca. A veces una mentira sirve para crear es espacio secreto. Pero la mentira no sólo es eticamente penosa, cuesta mucho construir una mentira  que se sostenga,, siempre precariamente, es poco eficiente.
Pero no siempre se puede prescindir de su pequeña iniquidad.



Bueno ya seguiré. Si consigo hacerme entender.

Bambi

¿Podrí­amos denominar a lo tuyo ser un mentiroso compulsivo pero barroco y florido, Casio?

Casio

Hombre, si hay alguien por aquí­ que pudiera ser un escritor barroco eres tú, í,,lvaro.  En la forma y tambien en el fondo.  Te imagino con jubón, estoque y capa.

Bambi

Soy más de la Inglaterra victoriana.

Casio

pues yo te veo quevediano.

Casio

sigo, firmado. Como ves estoy de acuerdo en lo que dices en tu primer párrado


"

La mentira es necesaria para guardar el equilibrio... ¿del mundo, dices? ¿De la jodida falsedad del mundo? Porque el equilibrio personal... no sé en qué modo necesita la mentira (la mentira a otro, al menos, digo). Es más, ni siquiera sé hasta qué punto el equilibrio personal sostenido sobre el engaño a otros puede llamarse equilibrio.

Si "las palabras dichas por nosotros" suponen una prisión, si es que uno no puede corregir lo que dijo, desdecirse, cambiar de opinión, o simplemente, por lo que fuere, decir algo distinto de lo que otra vez dijo... entonces tan prisión serán las palabras dichas como ciertas, como aquellas con las que se hubiera expresado lo que no se pensaba. ¿Por qué demonios uno no quedarí­a preso de sus mentiras, pero sí­ de sus verdades
?"

En mi contestación anterior he intentado responderte a este párrafo. Primero, que te doy la razón en que la palabra nos compromete, tanto si es verdad como si es mentira. Segundo que  la verdad no es algo para cada uno establecido, escrito conletras indelebles, sino que vas desvelando, por lo que la mentira con todas sus miserias puede ser necesaria, en cierto momento.

"Digo yo que habrá que ser fiel (qué concepto tan espantoso), en la medida en que haya que serlo, a los compromisos asumidos, a las promesas hechas, a... Pero... ¿fiel a lo expresado? Y además por uno mismo, porque lo contrario nos harí­a infelices..."

Los compromisos y las promesas requieren palabras para comunicarse.

"Ser honesto, mintiendo... ¿Es justo mentir si esa mentira ahorra un sufrimiento?

El Bien y La Justicia no son la misma cosa. A veces coinciden, a veces no. A mí­ me resulta concebible una moral que considere que mentir puede ser bueno. Dependerá del concepto que cada moral tenga de El Bien. Pero justo... No soy capaz ni de plantearme una moralidad (sostenible) que considere justo que alguien te mienta; y así­ que mentir pueda ser justo. En primer lugar, en términos de justicia, de honestidad, el hecho de que quieras a la persona a la que engañas no tienen ninguna relevancia. Es más, dirí­a, la relevancia que le das incorporándolo en tu afirmación lo que hace es evidenciar la verdadera motivación de esa mentira, que no busca un bien ajeno, sino propio (no sufrir el dolor de dar a conocer, a un ser querido, algo que le hace daño). Así­ expuesto ni siquiera parece demasiado admisible en términos de bondad
."

Yo no he dicho  que sea justo. He dicho que puede ser honesto  consigo mismo mentir a lo demás.  Porque decir tu verdad a los demás te puede colocar en una situación en el que pierdes doblemente,  el respeto que te tienen lo demás, basado en cosas de las que no te pudes hacer  completamente responsable y el respeto a ti mismo, a  tu deseo que te reclama hacer algo que no esperabas desear.

Dar por hecho  que mi bondad, lo que es bueno para mi es bueno para los demás es muy cristiano de tu parte, pero poco realista. La bondad universal como lugar en el que nos podemos encontrar  todos, plenos, honestos y autenticos en nuestro ser, creo que tiene algo que ver con determinada tradición cultural que hemos mamado. No es un lapsus , es que lo de la bondad tambien habrí­a preguntarse que és.  Es evidente que buscar el bien propio a  costa del ajeno es maldad , pero es bondad buscar el bien ajeno, a costa  incluso del propio? 

No hay paternalismo en mi posición porque no pretendo saber el bien de los demás, y aún mas allá por que no pretendo que mi postura sea ética, no lo és. Y no vendo motos éticas,  simplemente describo situaciones vivenciales donde las contradicciones que se derivan de vivir entre los otros y para los otros, y desconocer lo que queremos o lo que necesitamos, afloran. Las cosas no son tan sencillas como para resolverse en un par de imperativos éticos todo uso.


Ya seguiré 




Kamarasa GregorioSamsa

Up

Para leer con tranquilidad.

firmado

Cita de: Casio en Diciembre 04, 2006, 11:03:33 AM

No estoy de acuerdo con que la palabra nos comprometa. No al menos con la intensidad de la que tú hablas (prisión insufrible). Lo único que quise aclarar es que, en la medida en que así­ sea, comprometerá lo mismo la palabra cierta que la falsa.

Tengo la sensación de que estás mezclando lo falso (lo no ajustado a La Verdad) con la mentira, el engaño. Por sí­ mismo, nada tiene que ver con el engaño el hecho de que las verdades de cada cual puedan variar con el tiempo. Miente, engaña, quien expresa algo distinto de lo que, en el momento en que lo expresa, considera cierto; con total independencia de si coincide o no con La Verdad, o si, eliminando la existencia de verdades absolutas, con posterioridad llega a pensar una cosa distinta.

Sólo si tengo en cuenta que partes que de las palabras dichas son prisiones insufribles, y de que estás... entremezclando "mentira" y "falsedad", siento una leve sensación de que casi entiendo lo que estás diciendo. Aunque para mí­ el cacao ya es la leche cuando metes por en medio algo que llamas la honestidad con uno mismo, y que parece que se funda, consiste, o se preserva, no perdiendo el respeto propio y de terceros.

En fin, si es por lo que yo entiendo, lo que vienes a decir es algo así­ como que, puesto que estamos vinculados a lo que dijimos, cuando nuestra concepción de las cosas cambia nos vemos obligados a mentir, al parecer para ser honestos con nosotros mismos, que viene a ser algo así­ como contar con el respeto ajeno y propio.

O, desde otra óptica, algo así­ como que para ser honestos con nosotros mismos (y no perder respetos) siempre hemos de mantener lo que dijimos, por lo que cambiada nuestra concepción al respecto, al repetirlo estaremos mintiendo.

Vete tú a saber si todo eso tiene algo que ver con lo que tú estés diciendo, porque la verdad es que yo no entiendo prácticamente nada de tu mensaje.

Si lo que yo interpreto no tiene nada que ver con lo que tú estás diciendo... pues qué te voy a decir. Pero si es que siquiera se aproxima, tendrí­a tanto que discutir, que ni sabrí­a por donde empezar: no sé por qué se supone que uno está aprisionado por lo que una vez dijo (y/o pensó); mi concepto de la honestidad no tiene absolutamente nada que ver con el tuyo (con independencia de que es que, además, yo hablé de ser honesto frente a terceros y no frente a uno mismo); mi concepto del respeto a uno mismo y el respeto a un tercero, tampoco tienen nada que ver con el tuyos...

En definitiva, que alucino con tus mensajes.

Por cierto, que no pretendí­a llamarte paternalista. No tengo ni idea de cuáles pueden ser tus valores (aunque algo de lo que por ahí­ dijiste olí­a un poco a paternalismo). Únicamente intentaba explicar que me es concebible que alguien considere buena la mentira piadosa (el engañar a otro por su bien), para lo que usé la moralidad paternalista como ejemplo. Pretendí­a distinguirlo de la justicia, valor con el que no encuentro modo alguno de hacer encajar la mentira, simplemente porque para mí­ ser honesto es algo muy cercano a actuar con justicia y pensé que de eso habí­as hablado en tu mensaje inicial.

Casio

"
No estoy de acuerdo con que la palabra nos comprometa. No al menos con la intensidad de la que tú hablas (prisión insufrible). Lo único que quise aclarar es que, en la medida en que así­ sea, comprometerá lo mismo la palabra cierta que la falsa.
"


Que cuando uno habla a otro se presupone como condición de comunicación que uno es veraz, me parece indiscutible. Si quieres seguimos con ello pero dudo mucho que me convenzas. Por eso nos  compromete la palabra. Por supuesto que nos podemos echar atrás. Pero si no fuera así­, para qué los juramentos, las mentiras, las justificaciones. Si el al que habla delante de mi tengo que considerar que sus palabras no le comprometen en cierta relación  con la verdad, eso lleva o a la paranoia o a la inutilidad de la comunicación. Me parece de cajón. Las palabras dichas no son las tablas de la ley. Pero hay que tomarse  trabajo, para desdecirse.

Colocar en cuanto compromiso, al mismo nivel la verdad que la mentira, bueno, creo que no tiene en cuenta para que puñetas sirve la mentira, la motivación del mentiroso. Decir la verdad te compromete ante el otro en función de algo, esa  verdad,  que puede ser externo a tu voluntad, una referencia que es un acontecimiento externo, un sentimiento. La verdad obliga a responder de ella.

La mentira tambien ata, pero con un lazo diferente. La mentira obliga a construir algo que no existe. Pero si comprometiese igual que la verdad, para qué coños se utiliza. Porque el mentiroso gana un grado de libertad frente al que no miente, teoria de juegos.  Si no,  hazme el favor de explicarme la motivación de mentir.  Luego hay que sostener la mentira, es cierto, pero el mentiroso la construye para un juego en el que quiere jugar con ventaja. Cumplida su función puede, si es habil, dehjar que caiga. La mentira compromete a que esté bien construida, pero no a sostenerla, a justificarla como propia. Es una máscara.



Lo de la prisión insufrible era una fórmula literaria para remarcar  una idea  de forma expresiva. Intenté con mis  mis primeras intervenciones en este hilo cierta provocación desde un lenguaje que no pretende ser exclusivamente denotativo. Tendré en cuenta que me interpretas literalmente.

Kamarasa GregorioSamsa

#57
No entiendo muy bien el "acorralamiento" moral a la mentira, cuando constantemente estamos inmersos en el engaño. Engañamos a los demás; nos engañamos a nosotros mismos. Es mucho más frecuente (sin entrar a valorar la ventaja evolutiva que supone el engaño) el engaño que la "sinceridad". Es cierto que hay intenciones conscientes de mentir, pero hay muchas más inconscientes.

Casio

Espero con esto terminar, Firmado.

"
mi concepto de la honestidad no tiene absolutamente nada que ver con el tuyo (con independencia de que es que, además, yo hablé de ser honesto frente a terceros y no frente a uno mismo); mi concepto del respeto a uno mismo y el respeto a un tercero, tampoco tienen nada que ver con el tuyos..."


Espero no repetirme. No sostengo que mi postura sea ética. No sostengo que sea honesto mentir a los demás. Puede ser respetuoso, según las circunstancias hacerlo, de   otros ya han hablado aquí­, pero no honesto, ni justo. Yo nunca he hablado de ello porque no estoy intentando  pontificar sobre un ética posible de la mentira , sino hablar de situaciones en las que nos podemos encontrar, y  considerar que una mentira, por muy injusta que sea, puede ser comprensible. Y ahorrar un mal. No una deshonestidad, ni una injusticia, pero sí­ un mal. Y sí­, a lo mejor es que tu estas hablando de la honestidad ante un tercero, que no es lo mismo que el respeto, y yo me centro en el respeto a uno mismo. No te confundas, no defiendo ni el cinismo, ni el relativismo. Hablo  de cosas que suceden, que nos pueden suceder.


" Por sí­ mismo, nada tiene que ver con el engaño el hecho de que las verdades de cada cual puedan variar con el tiempo. Miente, engaña, quien expresa algo distinto de lo que, en el momento en que lo expresa, considera cierto; con total independencia de si coincide o no con La Verdad, o si, eliminando la existencia de verdades absolutas, con posterioridad llega a pensar una cosa distinta."


Esto que dices, es:  la mentira es esto.  Pura descripción  de lógica, casi proposicional : pero la descripción  no tiene en cuenta la motivación. 

No sé cual será tu relación con tu deseo. Tienes muy claro lo que deseas, lo que desearás, lo que necesitas o necesitarás como persona. Hablas como si lo que pensamos de todo esto , fuese algo con lo que fuera natural, lógico ser coherente. Parece que , según dices,  si  uno , por ejemplo,  cambia de  forma de pensar,  lo que ha de suceder es que  una vez que  tiene plena seguridad de que es lo correcto para él,  que  sabe verdaderamente necesita o desea para su vida ocurre (¿cuantas veces ocurre esto en la vida real?)  y sobre lo que está seguro puede poner los dos pies firmemente, y se lo comunica los demás, asume las consecuencias sean cuales sean. El orden es , oh encontré lo que verdaderamente quiero,  lo comunico, que cada uno arree con las consecuencias  , y aquí­ paz y despues gloria.

Pero la vida, nuestra relacion con nuestros deseos y decisiones, no encaja en este modelo tan poco veraz

Que no comprendes cosas que yo digo , bueno, las responsabilidades estarán repartidas entre el que escribe y el que lee.  Que lo que escribo te alucine, entiendo que desagradablemente, creéme que lo siento. A mi me alucina la agresividad de todas tus intervenciones, y tambien lo siento.

firmado

Me he encontrado por ahí­ un articulito sobre la mentira de la vanidad o la vanidad desde la mentira, o, en fin, sobre la mentira conductual, tan descaradamente presente en este medio.

"Llevados por la inseguridad y desconfianza en nuestra capacidad de ser aceptados tal como somos, podemos caer en la tentación de adornar aquí­ y allá nuestra historia y nuestras habilidades de forma que causemos una impresión favorable en las demás personas. Un ladrón podrá aseverar más robos de los que realmene ha hecho si tiene que presumir delante de los compañeros carcelarios, o se pueden haber realizado más proezas sexuales de las habidas entre un grupo de hombres que se retan en su capacidad viril, o una madre puede hacer que su hijo mejore las las notas y apruebe cursos con fin de que aparezca como una madre exitosa con un hijo bien educado.

     Mentir es un recurso fácil de valer sin tener que pasar por esfuerzos ni penurias, aunque el precio que se corre es la posibilidad de ser descubierto. En esto sucede algo similar a la persona que lanza rumores falsos para disminuir a las personas que envidia: puede ser descubierto y la conducta desvelada, ir en su contra desprestigiándolo ante a los que querí­a influir.

     Mientras que la persona sincera no tiene que vigilar la versión que da de sus anécdotas y los episodios vividos, porque los transcribe al dictado de su memoria, en cambio el mentiroso debe controlar qué versión da de su historia, para que resulte coherente con la escuchada por cada persona ante la que ha presumido.

     Contra más se cae en la tentación de mentir más difí­cil es controlar la abundante base de datos de las versiones dadas y más imposible resulta comentar, repetir o seguir con coherencia lo novelado, de forma que los detalles chirrí­an y de pronto un personaje famoso es novio de una prima mientras que antes lo era de una hermana, estuvimos dos años estudiando en el extranjero mientras que esos mismos años estudiamos un Master de prestigio en la localidad donde vivimos, conocemos a quien luego resulta que no nos conoce, etc. .

     El hábito de mentir se puede transformar en un trastorno de la personalidad que podrí­amos llamar 'seudologia fantástica' que es una compulsión a imaginar una vida, unos acontecimientos y una historia [incluso una personalidad, añado] en base a causar una impresión de admiración en los espectadores [e incluso en uno mismo, añado].

     Este afán por impresionar está basado en la imperiosa necesidad de resultar valiosos e geniales por medios tramposos ya que por los naturales de la simpatí­a y ser espontáneos dudamos el poder conseguirlos.

     Refleja, por un lado, la ambición de ser dignos de amor y ojito derecho de los demás como antes de ser destronamos por el proceso de maduración lo éramos de los padres; por otro lado, se pone de manifiesto nuestra profunda duda de no ser dignos en base a la distancia, la dureza, el aislamiento y la falta de adaptación que sufrimos, que asemejan pruebas de algún tipo de minusvalí­a.

     El mentiroso fantasioso coge el atajo de robar atención y aprecio por la ví­a del fácil engaño (las palabras son cómodos sustitutos de los hechos) en vez de por su Ser-sincero, tal vez mucho mas modesto de lo que su ambición soporta.

     No se conforma con ser una persona cualquiera -tal vez se verí­a a sí­ misma con excesivo desarraigo-, sino que desea ser siempre una personalidad de primera magnitud, de esas que los demás admiramos embelesados y envidiosos.

     También mintiendo sobre lo que hacemos llevamos a cabo algo que proporciona un pequeño resto de placer que nos da una migaja de lo que nos gustarí­a. Imaginando que somos ricos, que seducimos a las personas más bellas, sentimos un gusto que el disgusto de ser sólo fantasí­as no acaba de eliminar y que puede convertirse en deleitoso manjar para satisfacer necesidades que esta forma engañosa nunca realmente será completa, pero que a base de engaño tras engaño, fantasí­a tras fantasí­a nos hace sentir el sueño tan real que casi lo podemos creer.

     Lo que nos gustarí­a hacer, lo que en ensueños nos prometemos, lo que según nuestros cálculos inflados seguramente nos pasará puede hacernos correr tanto en el tiempo que disfrutemos precipitadamente de lo que todaví­a no somos, y ello nos prepara mal para el naufragio de nuestros ilusiones durante el transcurso despiadado de la vida. Este tropiezo no le sucede a quien su mirada alcanza al escalón de arriba sólo cuando ha mirado bien que ha subido el actual.

     El problema del pseudólogo es que para mentir tanto y que no se note ha de hacer lo mismo que un actor que representa un personaje y quiere resultar creí­ble: esforzarse tanto, como si uno fuera esa persona inventada, que realmente uno se confunda y olvide de quien es realmente.

     El personaje suplanta al yo, con lo que su personalidad se instala en una base inautentica muy peligrosa, porque los halagos, impresiones y valoraciones que arranque a los demás con sus tretas, en realidad nunca los podrá saborear, porque sabe que no están dirigidos al Yo autentico, sino al falso, con lo cual no logra sentir lo que le gustarí­a sentir: sus dobles ví­nculos impiden que los placeres le lleguen.

     Como la sed de mérito nunca se sacia por este procedimiento cada vez está la persona más descarriada e insatisfecha y más encuentra motivos para curarse con la medicina que le agrava.

     Lo que debe plantearse el mentiroso es su misterioso desánimo, la progresiva languidez que simular produce en él. Su afán de caer bien produce el efecto contrario de que los demás se decepcionen, se sientan despreciados y se disgusten, generando una profunda desconfianza muy difí­cil de superar (piénsese por ejemplo lo difí­cil que es olvidar que tu pareja te ha engañado, o te miente sistemáticamete).

     La cura del mentiroso es sustituir la mentira por la búsqueda de la excelencia. Reconociendo su necesidad de brillo y atracción dedicarse con firmeza a mejorar sus méritos verdaderos (profesionales, de cultura, relaciones interesantes, etc.) con suficiente persistencia (porque si ha caí­do en la mentira es por impaciencia) y seguridad (garantizando con pruebas evidentes las suposiciones).

     Jugar limpio, ser nosostros mismos, es el mejor camino para ser aceptados por los demás. Lo primero es que nos acepten aun siendo humildes y mediocres. Una vez conseguida esta aceptación básica entonces se pueden intentar el asalto al mérito, que ya no será un mérito agresivo (de esos que aunque la persona valga mucho nos da igual porque nos cae antipática) sino un afán de darnos más, de buscar una mayor cualidad, de jugar más fuerte, una activa entrega para participar, colaborar, sugerir y animar la vida familiar, los equipos de trabajo, los grupos de amigos o la excelencia profesional".

La adrenalina de la mentira, ante el riesgo de ser descubiertos, genera adicción. Y el sentimiento de superioridad por no haber sido descubierto (o por creérselo) es el premio personal, que se considera auténtico.

Quizá esa falsa vanidad no es peor que la vanidad de quien cierra los ojos ante ella, porque anhela creerla. O quizá es simplemente más de lo mismo: engañar sobre el engaño, por obtener lo que se sabe (o se piensa) que de otro modo no se tendrí­a. En cualquier caso la soledad, la amarga felicidad del mentiroso, no se la deseo ni al peor de mis enemigos...