Los rí­os "tiran" el agua al mar

Iniciado por myeu, Noviembre 07, 2006, 11:38:29 PM

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Quercus Cistensis

 Van a tener que replantearse lo de Las Vegas de los Monegros, pues. Una de las ventajas sobre otras ubicaciones más glamourosas era la disponibilidad de agua sin restricciones.

P.D. Dan, ya te veo cuando tengas al niño posteando los findes a las 8.00 AM.
Pelazo nivel Boris Johnson

Glategoja

¿Qué dices?, si van a agujerear los Pirineos para traerla del Garona.

Dan

Menudo lí­o de hilos, Glate.
Por cierto, hoy llueve, aquí­.

Glategoja

Cita de: Dan en Diciembre 01, 2007, 03:55:02 PM
Menudo lí­o de hilos, Glate.
Por cierto, hoy llueve, aquí­.

Pues se acabó la sequí­a entonces, ¿no?

Dan

¿Cómo decí­a el de Murcia, el Valcárcel? Sobra agua en invierno, sobra agua en verano, y es una vergí¼enza que traten de hacernos creer lo contrario. Más o menos.



La Comisión Sequí­a del Ebro advierte de que no hay agua suficiente para la cosecha de verano
La Comisión aprobó instar al Ministerio de Medio Ambiente que promulgue un decreto de medidas extraordinarias.

La Comisión de Sequí­a del Ebro acordó hoy reducir la evacuación de caudales de los embalses e intensificar la vigilancia para evitar las detracciones de agua y los vertidos de las grandes industrias, entre otras medidas, ante la peor situación de los últimos años, aunque no peligra el abastecimiento de las grandes ciudades.

En la sede de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), la Comisión aprobó instar al Ministerio de Medio Ambiente que promulgue un decreto de medidas extraordinarias para afrontar esta sequí­a que afecta prácticamente a toda la cuenca, en la que no hay suficiente agua embalsada para afrontar la cosecha agrí­cola de verano.

Así­ lo afirmó el presidente de la CHE, José Luis Alonso, tras una reunión de la Comisión de Sequí­a, a la que asistieron representntes del Ministerio de Medio Ambiente, comunidades autónomas, usuarios, ecologistas, organizaciones empresariales y sindicales y entidades locales.


Dan

Pantano de San Bartolomé. Enero. Prohibido pescar y reí­rse.


Cerillita

¿Se sabe ya de dónde va a sacar el agua el complejo del juego ese de los Moniggers?

Dan

Ni yo ni naide. Aunque no dudo de que, si da dinero, estén dispuestos a dejar a la ciudad con limitaciones saharauis, si hace falta.

Cerillita

Yo apuesto por la opción "Terra Mí­tica". Esto es, enchufar un canuto al suelo y alegrí­a freática.

Dan

Creo que las alegrí­as freáticas en el valle ébrico no pueden ser tan alegres por algo de los yesos, pero no te lo aseguro.

Dan


javi

Rajoy ha vuelto a decir eso de "el agua que se tira al mar irá a los que la necesiten"

¿No tení­a este hombre un primo cientí­fico?
Running is life. Anything before or after is just waiting

Dan

Y una niña. Yo quiero que una niña que nazca en este paí­s pueda beber agua, y ofrecérsela a su anciano padre, cuando la necesite, etcétera.

javi

La puede comprar embotellada, que no se diga que la economia va mal.
Running is life. Anything before or after is just waiting

Dan

La sed de Barcelona tiene solución
Una opción razonable para la escasez de agua en Barcelona serí­a organizar la cesión de derechos de riego al área metropolitana mientras dure la sequí­a, a cambio de las pertinentes compensaciones económicas

La sequí­a aprieta en Cataluña y pone de nuevo sobre la mesa el debate sobre el agua, que vuelve a usarse como arma polí­tica. Ante todo, es importante aclarar que, más allá de la grave situación de emergencia actual, Barcelona tendrá asegurada la provisión de recursos hí­dricos en un futuro cercano, incluso en circunstancias de sequí­a extrema. Barcelona vive sobre un acuí­fero: el que forman las aguas subterráneas del aluvial del Besí²s y del Llobregat. De hecho, el metro de Barcelona ha venido bombeando en el pasado millones de metros cúbicos al año para evitar que se inundaran sus galerí­as.


Para paliar la sequí­a de Sevilla bastó ofrecer siete pesetas por metro cúbico a quienes cedieran agua
El mar y el acuí­fero ofrecen a Barcelona agua más que suficiente si se saben utilizar

El problema, al igual que en otras cuencas y comunidades autónomas, es que hemos contaminado de forma irresponsable esos acuí­feros. Aunque la Directiva Marco del Agua nos obliga a cuidar el buen estado de las masas de agua, recuperar un acuí­fero puede requerir décadas. Sin embargo, obtener hoy aguas de calidad de esos acuí­feros es perfectamente viable, aplicando una ósmosis inversa, similar a la que permite desalar aguas marinas. Hoy, con las nuevas tecnologí­as disponibles (cámaras isobáricas, membranas de baja presión...) podemos obtener aguas excelentes de esos acuí­feros por menos de 0,25 euros por metro cúbico (â,¬/m3); y conviene recordar que un metro cúbico son mil litros. En todo caso, Barcelona, al igual que el resto de ciudades costeras, dispone del mar, que puede ser fuente de aguas desalinizadas por ósmosis inversa, incluso en circunstancias de sequí­a, por apenas 0,4 â,¬/m3.

Respecto al clamor demagógico de esas "aguas que se perdieron en el mar" durante la última crecida del Ebro, de nuevo serí­a necesario llamar a la sensatez a quienes tienen la obligación de disponer de información y de un mí­nimo de formación. Más allá de la importancia ecológica de esas crecidas y de su vital trascendencia para las pesquerí­as marinas, cuando un rí­o baja en crecida, sea el Ebro, el Júcar o el Segura, lo único que se puede hacer es evacuar caudales al mar. Por un gran canal, para eventuales trasvases, apenas podrí­a derivarse el 2% de una riada ordinaria.

Ante los agrios debates reabiertos, es necesario aclarar que los trasvases son una pésima estrategia para prevenir y gestionar sequí­as. La razón radica en que las sequí­as no son locales sino regionales. En nuestro caso suelen afectar, cuando menos al área mediterránea. Por ello, cuando el Segura entra en sequí­a, el Júcar, el Ebro y el Llobregat suelen sufrir también, en una u otra medida, estrés hí­drico. El propio Plan Hidrológico promovido en su dí­a por el Partido Popular preveí­a, eso sí­, en la letra pequeña de los anexos, que el 20% de los años, es decir, los años de sequí­a, no se podrí­a trasvasar ni un metro cúbico.

La Agencia Catalana del Agua es consciente de todo ello y, de hecho, tiene diseñado un plan muy razonable basado en las opciones de desalar aguas de mar y desalobrar aguas del acuí­fero del Llobregat (la desalobración del acuí­fero del Besí²s ya está en servicio). El problema es que la gran planta de ósmosis inversa del Llobregat, en construcción, que ofrecerá 200.000 metros cúbicos al dí­a, por desalación de aguas marinas o de aguas del acuí­fero, no llega a tiempo para resolver las angustias actuales.

Se trata, por tanto, de poner en marcha un plan de emergencia coyuntural muy especial, que probablemente no haya que reeditar nunca más en el futuro. Un plan en el que hemos de poner sobre la mesa todas las posibilidades, para acabar escogiendo las que sean más razonables desde el punto de vista ambiental, social y económico.

La ministra Narbona, en su primera intervención sobre la cuestión, ofreció una opción muy razonable: organizar con urgencia lo que se denomina en la Ley de Aguas un "centro de intercambio", similar a los famosos bancos de agua de California. Tal centro deberí­a negociar la cesión de derechos de riego al área metropolitana de Barcelona, mientras dure la sequí­a, a cambio de las pertinentes compensaciones económicas. A principios de los noventa, Sevilla sufrió dramáticos cortes de agua que afectaron a cientos de miles de familias. Hoy, probablemente, pocos recuerden cómo se resolvió la situación. Pues bien, no fue preciso ni un trasvase desde el Miño, ni una desaladora en Sanlúcar. Bastó con un anuncio en prensa que ofrecí­a 7 pesetas por metro cúbico a los regantes del Bajo Guadalquivir que quisieran ceder caudales a Sevilla (por entonces, regando arroz o algodón obtení­an un beneficio neto que no llegaba a 4 pesetas por metro cúbico).

Obviamente el regadí­o en Cuencas Internas de Cataluña no es el del Bajo Guadalquivir; pero esta opción puede ofrecer caudales no despreciables. Aunque en el Llobregat, al parecer, ya se han intercambiado las aguas de riego por retornos depurados, y en el Besí²s hay poco regadí­o, habrí­a que explorar a fondo todas las posibilidades, incluyendo los regadí­os del Ter. Regadí­os que demandarí­an compensaciones de cierta entidad, al estar en juego cosechas de fruta y hortaliza. Sin embargo, reservando caudales para garantizar la vida de los árboles, la compensación de las cosechas serí­a el único coste a cubrir, al existir infraestructuras de transporte a Barcelona. Desgraciadamente, en esta ocasión, el Ter también sufre la sequí­a y hay escasos caudales de riego.

El transporte de aguas en barco desde el sur de Francia deberí­a suponer menos de 5 â,¬/m3. Sin embargo, la premura de la situación y la falta de escrúpulos de las navieras están disparando los costes. Por otro lado, un trasvase de emergencia desde el Alto Segre tiene varios problemas: en primer lugar, el Segre, que también está en sequí­a, no ofrece hoy por hoy caudales disponibles; por otro lado, si llegara a haber caudales, los regantes leridanos reclamarí­an sus derechos; y por último, los movimientos ciudadanos del Bajo Ebro reclamarí­an esas aguas para preservar el Delta. La opción de trasvasar desde el Alto Segre sólo caudales adquiridos previamente a los regantes, permitirí­a garantizar en el Delta el mismo caudal que hubiera llegado si no se produjese ese trasvase coyuntural. En todo caso, el coste del metro cúbico podrí­a elevarse por encima de 3 o 4 â,¬/m3, sobre todo por la amortización de unas obras que sólo servirí­an en esta ocasión, para luego desmontarse.

El resto de opciones de trasvase barajadas, en ningún caso llegarí­an a tiempo para resolver la emergencia en cuestión y, por tanto, deberí­an contrastarse con la alternativa de desalación en curso, explicada anteriormente. A este respecto convendrí­a recordar que hace ya más de una década, los presupuestos previstos para el trasvase del Ródano suponí­an 0,7 â,¬/m3. Hoy no serí­a menos de 1 â,¬/m3; es decir, cuatro veces más que desalobrar aguas del acuí­fero y más del doble que desalar aguas marinas.

Me temo que el calendario electoral y la irresponsabilidad polí­tica de unos y otros nos han llevado a un punto en el que, una situación de por sí­ difí­cil se está convirtiendo en mucho más difí­cil. Y hablo de irresponsabilidad de unos y otros porque, más allá de las responsabilidades evidentes de la Generalitat, debemos considerar las de una oposición dispuesta a transformarlo todo en arma electoral.

En este contexto se puede comprender, aunque no justificar, la tardanza en abordar los pertinentes procesos de negociación con las diversas partes implicadas en posibles soluciones. Emergen incluso responsabilidades del Gobierno central y de Gobiernos autónomos, como el de Aragón y el de Navarra, a la hora de asumir los caudales ambientales mí­nimos en el Delta que los expertos propusieron hace ya tiempo. Ello exige, de una vez por todas, redimensionar las pretensiones insostenibles de nuevos regadí­os en estas comunidades, e incluso en Cataluña, donde la Generalitat sigue promoviendo enormes superficies de nuevos regadí­os. Mientras esto no quede claro, cualquier propuesta de trasvases desde la Cuenca del Ebro contará, y con razón, con una fuerte oposición, cuando menos en el Delta.

Se dice que no hay mal que por bien no venga. Esperemos que así­ sea y que este mal trago nos lleve a organizar adecuadamente nuestra inteligencia colectiva frente al cambio climático.