Documento inédito e increible-ble

Iniciado por Cocó, Agosto 28, 2009, 01:19:11 PM

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Cocó


enví­o 2 artí­culos sobre esta curiosidad, celtibérica, bizarra y asombrosamente real

UN POCO DE HISTORIA . (El Saber, no ocupa lugar)




Asunto: Cuerpo de Pajilleras del Hospicio de San Juan de Dios, de Málaga



"En diciembre de 1840, se autorizaba la creación (merced a una especialí­sima dispensa del Obispo de Andalucí­a) del Cuerpo de Pajilleras del Hospicio de San Juan de Dios, de Málaga.


Las pajilleras de caridad (como se las empezó a denominar en toda la pení­nsula) eran mujeres que, sin importar su aspecto fí­sico o edad, prestaban consuelo con maniobras de masturbación a los numerosos soldados heridos en las batallas de la reciente guerra carlista española.

La autora de tan peculiar idea, habí­a sido la Hermana Sor Ethel Sifuentes, una religiosa de cuarenta y cinco años que cumplí­a funciones de enfermera en el ya mencionado Hospicio. Sor Ethel habí­a notado el mal talante, la ansiedad y la atmósfera saturada de testosterona en el pabellón de heridos del hospital. Decidió entonces poner mano a la obra y comenzó junto a algunas hermanas a "pajillear" a los robustos y viriles soldados sin hacer distingos de grado. Desde entonces, tanto a soldados como a oficiales, les tocaba su "pajilla" diaria. Los resultados fueron inmediatos.

El clima emocional cambió radicalmente en el pabellón y los temperamentales hombres de armas volvieron a departir cortésmente entre sí­, aún cuando en muchos casos, hubiesen militado en bandos opuestos.

Al núcleo fundacional de hermanitas pajilleras, se sumaron voluntarias seculares, atraí­das por el deseo de prestar tan abnegado servicio. A estas voluntarias, se les impuso (a fin de resguardar el pudor y las buenas costumbres) el uso estricto de un uniforme: una holgada hopalanda que ocultaba las formas femeniles y un velo de lino que embozaba el rostro.

El éxito rotundo, se tradujo en la proliferación de diversos cuerpos de pajilleras por todo el territorio nacional, agrupadas bajo distintas asociaciones y modalidades. Surgieron de esta suerte, el Cuerpo de Pajilleras de La Reina , Las Pajilleras del Socorro de Huelva, Las Esclavas de la Pajilla del Corazón de Marí­a y ya entrado el siglo XX, las Pajilleras de la Pasionaria que tanto auxilio habrí­an de brindarle a las tropas de la República."



    Pedro Moreno



14 de Junio del 2009, 9:17 AM                                            http://7dias.com.do/

Elogio de Sor Ethel
(Aunque durante este papado no será propuesta para hacerla Santa,. quizás dentro de 300 años)





Sor Ethel Sifuentes terminó su labor yendo al baño de hospital para su acostumbrado ejercicio de lavarse las manos en una palangana de peltre con agua de rosas. Ese dí­a habí­a atendido a siete pacientes consecutivos que, entre el asombro y el estupor, se habí­an sentido en un oasis que los transportó de golpe a su temprana adolescencia y a la primera vez que se les pusieron los ojos en blanco ante el estruendo mudo del sexo en solitario.

La hermana pertenecí­a al Cuerpo de Pajilleras del Hospicio de San Juan de Dios, una piadosa iniciativa aprobada en 1847 por el Obispo de Málaga para atenuar los problemas de abstinencia sexual de los enfermos, y que según se afirma llegó a extenderse por España e incluso por varios paí­ses de América Latina. Esta noble institución católica, en la que no sólo participaron monjas sino también voluntarias laicas de diversa estirpe, ejercí­a la labor humanitaria y caritativa de vaciar las cananas de los enfermos con un sentido del pragmatismo que parece haber perdido (si es que alguna vez lo tuvo) el liderazgo vaticano, cuya postura sobre la  sexualidad, la fornicación, la homosexualidad, la masturbación y otros temas humanos parece como un fósil flotante en medio del mar de las secularizaciones.

Para las huestes de Benedicto XVI, en esto seguidoras de Juan Pablo II, la masturbación  constituye en efecto un pecado degradante, un grave desorden moral que  afecta los resultados escolares, causa fracasos en el deporte y conduce a la neurastenia, algo que yo no escuchaba desde la época en que tiraba piedras por los solares yermos de La Habana. El Vaticano lo habí­a establecido desde 1976: "El uso deliberado de la facultad sexual fuera de la relaciones conyugales normales, contradice esencialmente la finalidad de esa facultad" que traducida al lenguaje llano significa llenarse de hijos.

El Opus Dei, una especie de partido de vanguardia del conservadurismo católico, define a la masturbación como "la excitación voluntaria de los órganos genitales a fin de obtener el placer venéreo", para después considerarla, acudiendo a la doble moral de la feligresí­a, como "un acto intrí­nseca y gravemente desordenado", una idea escoltada por un sorprendente sentido de la exclusión: "el orgasmo, que es la sacudida que experimenta el cuerpo con la satisfacción del placer sexual, es un derecho exclusivo de los casados", de manera que en el bosque de la sexualidad no tienen cabida los cazadores solitarios. Los únicos resquicios que se salvan de las llamas parecen ser las poluciones nocturnas, denominadas "conmociones orgánicas involuntarias" que no "pecan contra la pureza", este último un concepto de claro sentido gnóstico. Pero es sobre todo una proyección de la humedad del celibato --si se cumple con ortodoxia--, vigente para los monjes en medio de un clima de escándalos sexuales que van desde la pedofilia del padre Oliver O´Graidy hasta la filmación de un sacerdote con una parroquiana de origen griego en las cálidas arenas de Miami Beach.

En Casos de conciencia. Diálogos entre el Duque de Rivas y don Antonio Alcalá Galiano, un texto del propio siglo XIX español, su autor se pregunta:

¿Habré yo pecado

que apagada ya la luz

y después de hecha la cruz,

en esta cama acostado

llevé, medio adormilado,

la mano hacia las pudicias

y empecé a hacerles caricias

y cosquillas sin cesar

viniendo el juego a parar

en llenarme de inmundicias?

Tal vez valdrí­a la pena que el actual Obispo de Málaga, Monseñor Jesús Catalá Ibáñez, tenga en cuenta la soledad de esta estrofas y se decida a reciclar la labor solidario-asistencial de las pajilleras del Hospicio de San Juan de Dios como un acto de justicia, reconocimiento y recordación de aquellas abnegadas trabajadoras de la salud pública que, como Sor Ethel Sifuentes, tanto hicieron por sus enfermos, "más turbados" que nunca por esas manos de seda que un dí­a los llevaron a la Ví­a Láctea sin haber salido nunca de la Tierra.

Alfredo Prieto. Ensayista y editor cubano. Reside en La Habana.


Merrick

SI YORAS PORKE NO PUEDES VER EL SOL LAS LAGRIMAS NO TE DEJARAN VER LAS ESTREYAS XD LOL JAJAJ WAP@ ¡¡!!!!:D

yonnon

Ya se sabe que es un fake, de años ha