Joia Vanidad IX (de fosphorito)

Iniciado por Dolordebarriga, Septiembre 25, 2006, 05:57:05 AM

Tema anterior - Siguiente tema

Dolordebarriga

Siempre he creí­do que cuando yo me duermo ellas se mueven. Cambian de lugar, se encuentran, se explican sus cosas y, … al menor atisbo vuelven a ocupar sus lugares.

Soy como un edificio, un edificio en movimiento para ellas. Cada una sabe de memoria donde vive y nunca se equivoca de lugar, aunque a veces…

Hablo de mis pecas, bueno, hablo de las pecas que tiene todo el mundo. Son algo más que simples manchas en la piel, yo creo…, yo creo que tienen vida.

Mientras tú vigilas ellas se mantienen en su sitio, sin moverse, adormiladas, pero en cuanto tú y los que están a tú alrededor duermen, comienza el espectáculo.

Recorren tu cuerpo deslizándose por la piel, jugando las unas con las otras.

Y se comunican entre ellas, pero no sólo entre las de un mismo cuerpo, sino también entre las de cuerpos diferentes. Por eso saben si los edificios de alrededor están también apagados.

Y hay más, cuando duermes junto a alguien, pegadito, abrazado, ellas se desplazan de un cuerpo a otro para visitarse y conocerse de cerca.

Y aunque son muy prudentes, sobre todo cuando abandonan su hogar, a veces pueden ocurrir accidentes.

¿Recuerdas la última vez? Yo me desperté sobresaltado, de repente. Era una pesadilla horrible. Estaba tan azorado que fui incapaz ya de dormirme.

Y después ya nunca más nos volvimos a dormir juntos. Tú para un lado, yo para el otro.

Y mira ahora aquí­, en el antebrazo, cerca del codo. ¿No recuerdas ese lunar pequeño y pálido que tení­a ahí­?

Si, seguro que si. Las yemas de tus dedos lo recorrí­an suavemente mientras nos quedábamos dormidos tras hacer el amor.

Yo muchas veces pasaba mi brazo por debajo de tu cuello y tú, de lado y dándome la espalda, acariciabas mi antebrazo mientras ambos nos í­bamos sumiendo en el mundo del sueño.

Creo que fue eso, las suaves caricias de tus dedos lo que le hizo que fuera hací­a a ti.

Desde entonces no estoy bien, el resto de lunares están como inquietos, no se como explicártelo. Yo no veo nada, no noto nada, pero se que es por eso por lo que soy incapaz de ser el de antes. Tú puedes darte cuenta de cual es mi estado, mí­rame ya ni siquiera…

-Espera un momento!!. Ésta es la historia más absurda que me ha contado un tí­o para volver a follar conmigo.

Ya, pero es una historia bonita, y además diferente a las habituales. Y en realidad la peca ha desaparecido de mi antebrazo, así­ que, ¿Por qué no probarlo?.

-¿De veras que crees que te vas a salir con la tuya?

Por supuesto, el resto de mis lunares me estás sonriendo por dentro, han contactado ya con los tuyos y saben que van a volver a poder estar juntos.

-No deberí­as fiarte de tus lunares.

No lo hago, me fí­o de lo tuyos. Son ellos los que le cuentan a los mí­os que las cosas están sucediendo.

-Ah si!, ¿y cómo lo saben ellos?

Bueno, tienes uno precioso, pequeño y azulado en el muslo, muy muy arriba. Hace rato que está ya mojado.

-Eres un hijo de puta!!!

Deberí­as tener unas palabras con tus lunares chivatos.


Vuestro, en el amor y en la guerra todo vale;


Dolordebarriga

"Yo siempre documento lo que digo"