el amor, la muerte y todo lo demás (mitologí­a en verso)

Iniciado por California, Febrero 22, 2007, 03:59:59 PM

Tema anterior - Siguiente tema

California


Alguien dijo en el hilo de ése de los cojones de que si el amor duele o no que el amor sólo se da una vez.

Y eso me lleva a la historia de Aquiles y Pentesilea (la reina de las amazonas), tal como la veo yo.








aquiles enamorado


      ¡Sólo una vez! me dijo... ¡El amor es uno sólo una
      vez nada más!

            Vladimir Holan




te he visto en el diseño de las nubes, brillando
entre tormentas. en el humo de las semillas
de las amapolas. en el canto de los cuervos,
en el sabor de los laureles, en el estallido de los pétalos
de las rosas contra las palmas de mis manos.
minuciosamente
                      te he ido confundiendo
                                                     con todas las mujeres,
que acaso vi, que acaso rocé
un solo dí­a.
minuciosamente
                      te he ido confundiendo con todos los brazos,
con todos los dientes,
con las que me estrecharon
con cálidos muslos
y las que me ofrecieron
sus garras frí­as.
con aquellas cuyos vientres
eran parecidos a cuevas de murciélagos,
o esas otras,
lascivas o inocentes,
que exhalaban el vino de la pesadumbre
por las puntas de los senos.
mas sólo una vez
solo una vez
                 arroja el amor sus fatales dados,
sólo una vez
                 extiende sobre la mesa sus engañosas cartas,
y sólo una vez
                   para arrebatarle tu propia suerte,
                   el signo extraviado de tu estrella.
sólo una vez
                 para medir tu porvenir en una clepsidra que se quiebra.
dientes afilados, uñas desmesuradas,
en la mesa de las queres no hay apuesta alguna,
ni demorado trato.
la sangre de pentesilea (que yo mismo he derramado)
será la bebida que calme sus gargantas despiadadas.
y puedo imaginar (con preciso horror)
la voracidad que despertará su ilustre carne
en esas entrañas enfermas de pitanza.
eras la única mujer.
insensatamente,
yo,
     aquiles,
                te he amado.
sólo una vez tú y yo frente a frente,
mas no para el amor, sino la muerte...

malika

#1
Ardo como tus labios entre mis piernas, con esa tristeza más que absurda por no haber planeado los últimos besos.

                  (En tu boca empezaba el mundo)


Realidades asumidas cuando te digo que el amor es un ajuar hecho de mortajas que vuelan por la noche entre brumas y murciélagos, que entran en las alcobas llenas de sudor y semen y que, con el crepúsculo del alba, retornan a la capilla olvidada del templo olvidado donde cuelgan vestidos exvotos de novias que ahora devoran las polillas.
 
   
Yo,
iba
a
ceder.......






Lapi_0

No me ha quedado claro: las polillas se trapiñan a los trajes o a las novias?

California

#3
Cita de: malika en Febrero 22, 2007, 10:54:12 PM
Ardo como tus labios entre mis piernas, con esa tristeza más que absurda por no haber planeado los últimos besos.

                  (En tu boca empezaba el mundo)


Realidades asumidas cuando te digo que el amor es un ajuar hecho de mortajas que vuelan por la noche entre brumas y murciélagos, que entran en las alcobas llenas de sudor y semen y que, con el crepúsculo del alba, retornan a la capilla olvidada del templo olvidado donde cuelgan vestidos exvotos de novias que ahora devoran las polillas.
 
   
Yo,
iba
a
ceder.......








Me ha gustado mucho.

No crees que quedarí­a mejor sin el trozo tachado?

malika

Cita de: Lapi_0 en Febrero 23, 2007, 10:11:52 AM
No me ha quedado claro: las polillas se trapiñan a los trajes o a las novias?

A gusto del consumidor.



Cita de: California en Febrero 23, 2007, 11:50:26 AM
Cita de: malika en Febrero 22, 2007, 10:54:12 PM



No crees que quedarí­a mejor sin el trozo tachado?


Creo, creo. Y acepto el tachón.

Me pasé rizando el rizo.


(Gracias por tu comentario. Yo te sigo en tus Déjame que te escriba...)

California



primer amor (o carne de un sueño)





... porque todo se desmorona y cae
y se erige
              y despierta de nuevo
                                           para encontrar asilo en la lenta muerte

dónde está la puerta ignota que ha de enfrentarnos con nuestro propio rostro?
dónde la cadena de la memoria morderá el último eslabón que la ate al infinito?
dónde ha de quedar (entonces) ese desierto que cobija todos los desiertos?
y qué será de la rosa, la simple rosa de Borges,
o de la sutil escalopendra que habita un mundo ciego de formas vertiginosas?

todo se desmorona y cae
y se erige
             y despierta de nuevo
                                          para mostrar su magia impalpable
su terror frí­o,
su plétora de espanto

yo toqué tu piel cuando apenas tení­as quince años
yo besé esa materia que estallaba a cada golpe de sol o de nieve
yo
    exigí­
           tu cuerpo

yo perduré en tu cuerpo
mientras te desnudabas
                                lentamente
y yo lentamente
                      me extendí­a,
me dilataba en tu cuerpo

y avanzabas ciega hacia mí­ como un placer insomne
y éramos egregios habitantes de un mundo presto a desmoronarse
donde sólo habí­a una puerta ignota
una rosa
un desierto...
materia para la desolación,
                      carne de un sueño


malika

Entre la niebla intercepté la luz que perturbaba mi memoria
                         (velo)


Qué perentorio acicalarse con pinturas de guerra, desenterrar el hacha cortadora de esperanzas -afilada- e iniciar, debidamente ebrios, los ritos de amor y muerte que nos igualan a los dioses del trópico borrachos de absenta y sangre.


El amor muere en tus ojos, sólo entonces comprendo
                        (sino)


Percibiré después de la batalla de sobrevivir, que la ví­ctima no es otra que mi sombra y que, cuando arroje luz sobre su rostro abatido, sólo veré que le han arrebatado la vida y que ella se ha quedado en esa tumba de carne macilenta con toda mi -efí­mera- belleza.


Contemplé mi mortalidad
      (dolor)


Antes, susurraré distraí­da -cuando todo a nuestro alrededor se incendie- un te quiero para poderme morir sin la paz que reclamo, sin tu imagen apagándose en mi retina.


Sólo somos un instante en el tiempo
               (falsa mortaja)