Sentido común

Iniciado por Tejemaneje, Marzo 08, 2006, 09:30:12 AM

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Tejemaneje

Según el diccionario de la Real Academia, sentido común es el modo de pensar y proceder tal como lo harí­a la generalidad de las personas. Las caracterí­sticas sociales del ser humano hacen que el sentido común cobre la categorí­a de una especie de razón colectiva, con la forma de actitudes basadas en mí­nimos. El refranero o las recopilaciones de dichos populares suelen servir como hoja legislativa, como articulado del sentido común. Nada en él se sale de la norma. Sólo un topo pudo colar en un momento de descuido aquello de “no por mucho madrugar amanece más temprano”. Ese es el anónimo más importante de la historia de la literatura.

Sin embargo no cesamos de oí­r eso de “tiene mucho sentido común” en el caso de una persona que actúa en su vida de acuerdo a un coherencia mansa que, eso sí­, genera unos resultados aceptables y muy pocos daños. Si la oveja no se sale del rebaño, está claro que el lobo feroz tendrá muchas menos oportunidades de cazarla. ¿Pero por qué ese prestigio del sentido común?

No hay conquistas de ningún tipo haciendo caso al sentido común. Cualquier gran avance ha de ningunear a ese modo de proceder. No se llega a la cumbre del Everest si más vale pájaro en mano;
no se descubren continentes arrimándose a una buena sombra que cobije;
tampoco se halla penicilina alguna ni se hacen volar aviones siendo tabernero inteligente que de cien arrobas haga veinte.

No hay desafí­o alguno en el sentido común, siempre sometido a la autoridad. Está claro que en dosis pequeñas permite salir de situaciones difí­ciles, pero no entiendo que se valore tanto, cuando el tener mucho sentido común es un signo de estupidez evidente, o si se quiere la inteligencia del borrego.

Ya se sabe: nada complicado da buen resultado.

Kamarasa GregorioSamsa

El sentido común sólo cobra sentido, valga la redundancia, cuando es el final de un trayecto que se inicia con la aparición del pensamiento divergente, que es el que nos da la posibilidad de progresar, su vivencia y conclusión en pensamiendo convergente. Si te quedas en el cómodo predio del "sentido común"
por miedo, pierdes la oportunidad dar rienda suelta a esa creatividad que todo ser humano lleva consigo en menor o mayor medida;
si, por el contrario, te quedas en el tormentoso terreno del "pensamiento divergente"
lo único que logras es convertir la "locura creativa"
en mero desquiciamiento.

Todo 'genio'
divergente tuvo luego la inteligencia suficiente como para converger y mostrar su 'obra'
al resto. Quedarse en alguno de los estadios descritos es lo estulto.

Tejemaneje

Está claro que el sentido común es muy útil en sociedades sencillas. Si no te sales de las lindes no te devora el depredador, aunque tampoco descubrirás el lago inmenso que hay 90 kilómetros más allá. Por razones que podrí­a explicar mejor algún tipo de cientí­fico, la vida en sociedades sencillas ha dejado una impronta tal en el ser humano que todaví­a respondemos al cazador-recolector modo ante estí­mulos que no tienen demasiado que ver con esa vida.

A raiz de lo que has planteado planteo otra cuestión. Hablas de convergencia y divergencia. Hoy dí­a, en en primer mundo, vivimos en sociedades archicomplejas, con flujos de información velocí­simos y en todas direcciones, no hay ilusión trascendental tras la caí­da de la religión y las metas que se plantean los seres humanos sólo se pueden lograr si se anulan a sí­ mismas. Me explico.

Antes (generalizando y sin necesidad de irme al bosque), las personas tení­an metas claras. Las mujeres casarse y tener hijos. Los hombres ser padres y aceptables proveedores. Habí­a un peso de la religión más o menos fuerte, como mí­nimo era una vertebradora social. Repito que estoy simplificando mucho y no digo que esa situación fuese buena. Los logros eran sencillos, y el fracaso igual. Habí­a una felicidad simple y un infelicidad igualmente simple.

Ahora tienes que ser un buen profesional, tener pareja fija, tener hijos, a la vez haber tenido bastantes relaciones, estar al tanto de la actualidad y poseer una buena formación. Como digo, sólo se consiguen estas metas cuando unas anulan a otras, e incluso cuando se consigue una... se anula a sí­ misma. Por ejemplo. Si quieres se EL PROFESIONAL, debes dejar a un lado el papel de padre, a lo mejor no tienes tiempo para tener relaciones o que éstas tengan importancia. La formación en sentido amplio queda a un lado, no hay tiempo. Te has convertido en EL PROFESIONAL dinámico y proactivo que la sociedad archicompleja quiere que seas. Pero un profesional de ese tipo debe ser capaz de conjugar su vida profesional y familiar, de formarse continuamente, de follar a mansalva si es soltero, de estar al tanto de los epí­grafes del Estatut(o)... así­ que el llegar al objetivo supone destruirlo. Espero que valga para explicar lo que quiero decir este ejemplo algo exagerado.

Así­ que retomo lo de convergencia/divergencia. Esta sociedad actual parece ¡divergente en sí­ misma! Somos parte de un rebaño que se guí­a por el sentido común en una sociedad que se basa en la divergencia. Eso no casa, y creo que de ahí­ nace gran parte de la frustración y desorientación existente. Tenemos la huella recolectora y no podemos responder a una sociedad que sigue la lí­nea desquiciada.

No sé si será posible adaptarse. Más bien veo que dentro de unos años 5 de cada 10 personas serán psiquiatras, la otra mitad psicólogos. China armará a ambos. Esa es la cuarta guerra mundial, psiquiatras contra psicólogos armados por las hordas amarillas. El apocalipsis del diván.

Ariete

Es que el “sentido común” sitúa frente a él como archienemigo no tanto al artista y al explorador, sino al “loco del pueblo”, un espécimen emparentado con ellos, cierto, pero mucho más numeroso. Una figura arquetí­pica que trasciende el tiempo y el espacio, ya que todo pueblo y aldea tiene al menos uno, y las ciudades una proporción notablemente mayor, al haber menos necesidad de disimular ante los vecinos y su “que dirán”. Y mientras el loco del pueblo se hace daño a si mismo, se entiende que la mayorí­a gente, el hombre común, gracias a su sentido, logra llevar una vida más o menos satisfactoria, de ahí­ su valor como referencia.

Kamarasa GregorioSamsa

Interesante tu propuesta de diálogo. Contiene jugosos planteamientos que no sé si sabré enlazarlos. Vamos a ello.

Cita de: Tejemaneje en Marzo 08, 2006, 12:32:34 PM
Está claro que el sentido común es muy útil en sociedades sencillas. Si no te sales de las lindes no te devora el depredador, aunque tampoco descubrirás el lago inmenso que hay 90 kilómetros más allá. Por razones que podrí­a explicar mejor algún tipo de cientí­fico, la vida en sociedades sencillas ha dejado una impronta tal en el ser humano que todaví­a respondemos al cazador-recolector modo ante estí­mulos que no tienen demasiado que ver con esa vida.

Quizá tenga mucho que ver con la distinta velocidad de adaptación: la sociológica es más o menos rápida;
la psicológica ya no lo es tanto y la biológica aun menos. Esa disincroní­a evolutiva pienso que puede ser una base importante para entender qué nos está pasando.

CitarA raiz de lo que has planteado planteo otra cuestión. Hablas de convergencia y divergencia. Hoy dí­a, en en primer mundo, vivimos en sociedades archicomplejas, con flujos de información velocí­simos y en todas direcciones, no hay ilusión trascendental tras la caí­da de la religión y las metas que se plantean los seres humanos sólo se pueden lograr si se anulan a sí­ mismas. Me explico.

Antes (generalizando y sin necesidad de irme al bosque), las personas tení­an metas claras. Las mujeres casarse y tener hijos. Los hombres ser padres y aceptables proveedores. Habí­a un peso de la religión más o menos fuerte, como mí­nimo era una vertebradora social. Repito que estoy simplificando mucho y no digo que esa situación fuese buena. Los logros eran sencillos, y el fracaso igual. Habí­a una felicidad simple y un infelicidad igualmente simple.

Ahora tienes que ser un buen profesional, tener pareja fija, tener hijos, a la vez haber tenido bastantes relaciones, estar al tanto de la actualidad y poseer una buena formación. Como digo, sólo se consiguen estas metas cuando unas anulan a otras, e incluso cuando se consigue una... se anula a sí­ misma. Por ejemplo. Si quieres se EL PROFESIONAL, debes dejar a un lado el papel de padre, a lo mejor no tienes tiempo para tener relaciones o que éstas tengan importancia. La formación en sentido amplio queda a un lado, no hay tiempo. Te has convertido en EL PROFESIONAL dinámico y proactivo que la sociedad archicompleja quiere que seas. Pero un profesional de ese tipo debe ser capaz de conjugar su vida profesional y familiar, de formarse continuamente, de follar a mansalva si es soltero, de estar al tanto de los epí­grafes del Estatut(o)... así­ que el llegar al objetivo supone destruirlo. Espero que valga para explicar lo que quiero decir este ejemplo algo exagerado.

Puede ser un tanto extremo pero dibuja bien la situación. La diversificación de metas, en lugar de servir para diluir el riesgo de caer, lo ha multiplicado, fundamentalmente porque el individuo sigue teniendo grabado a fuego inconscientemente que sólo la consecución de una meta le satisface, soslayando el verdadero disfrute: el trayecto. Es por eso que al incrementarse el número de objetivos a alcanzar se voluminice en igual proporción el riesgo de sentirse frustrado o insatisfecho. Quien mucho abarca poco aprieta, que se suele decir.


CitarAsí­ que retomo lo de convergencia/divergencia. Esta sociedad actual parece ¡divergente en sí­ misma! Somos parte de un rebaño que se guí­a por el sentido común en una sociedad que se basa en la divergencia. Eso no casa, y creo que de ahí­ nace gran parte de la frustración y desorientación existente. Tenemos la huella recolectora y no podemos responder a una sociedad que sigue la lí­nea desquiciada.

No sé si será posible adaptarse. Más bien veo que dentro de unos años 5 de cada 10 personas serán psiquiatras, la otra mitad psicólogos. China armará a ambos. Esa es la cuarta guerra mundial, psiquiatras contra psicólogos armados por las hordas amarillas. El apocalipsis del diván.

Creo que la sociedad se basa más en la diversidad pero con tendencia a la 'convergencia'
perversa: el pensamiento único. La divergencia viene a ser la tendencia a salir del centro, a arriesgarse a investigar lí­neas diferentes a lo habitual, a crear nuevos caminos, en fin, justo lo que la sociedad no fomenta: individuos realmente libres.

El aumento de los desequilibrios psí­quicos es algo cantado... A rí­o revuelto.

[Vaya, hoy me encuentro refranero ;D]

Shizuka

Cita de: Tejemaneje en Marzo 08, 2006, 12:32:34 PM
Antes (generalizando y sin necesidad de irme al bosque), las personas tení­an metas claras. Las mujeres casarse y tener hijos. Los hombres ser padres y aceptables proveedores. Los logros eran sencillos, y el fracaso igual. Habí­a una felicidad simple y un infelicidad igualmente simple.

Empiezo con una cita de un tipo moderadamente inteligente:

"El hombre no es nunca feliz, pero se pasa toda la vida corriendo en pos de algo que cree ha de hacerle feliz. Rara vez alcanza su objetivo, y cuando lo logra solamente consigue verse desilusionado". Arthur Schopenhauer.

El fondo de la cuestión que se está tratando poco ha cambiado con el paso de los años. Tanto las mujeres como los hombres de antes aspiraban a lo que la sociedad señalaba como "ideal";
ese "sentido común"
dictaba que la mujer nací­a para casarse, engendrar y cuidar a su esposo, y que el hombre debí­a trabajar y mantener a su prole. Las circunstancias sociales de entonces no eran propicias para otro tipo de anhelos o aspiraciones, pero eso no significa que no hubiese estrepitosos fracasos o éxitos -infelicidad o felicidad-, por lo que yo no lo calificarí­a de simple como tú.

Hoy ocurre exactamente lo mismo con circunstancias sociales que han evolucionado. Seguimos buscando referentes que la sociedad -dichoso sentido común- marca como "ideal de felicidad"
sin tener en cuenta nuestras propias inquietudes en muchos casos;
las consecuencias no siempre son lo satisfactorias que esperábamos cuando se consiguen, y lo peor de todo es que no disfrutamos durante el proceso.

Personalmente he tenido la suerte de poder elegir siempre -en todos los ámbitos de mi vida-, y sin embargo siempre he tenido grandes dudas que han oscurecido el momento en el que se suponí­a debí­a disfrutar del éxito conseguido. Muchas veces tras la lógica euforia inicial me he preguntado si realmente era lo que querí­a o si por el contrario tení­a lo que se suponí­a debí­a querer.

Es por esto que como tú, opino que el sentido común hay que dosificarlo para que no acabe perjudicándote -sí­, la teorí­a me la sé-, como no puedo sino admirar a esas personas que se dejan llevar por lo que les dicta su instinto -o su cuerpo- sin necesidad de racionalizar y medir al milí­metro las posibles consecuencias de cada pequeño riesgo.

Estoy aprendiendo;
sólo espero que no sea demasiado tarde.

S.

[Samsa, grandullón, que te veo venir]

San Daniel

Cita de: Shizuka en Marzo 08, 2006, 05:40:42 PM
El fondo de la cuestión que se está tratando poco ha cambiado con el paso de los años. Tanto las mujeres como los hombres de antes aspiraban a lo que la sociedad señalaba como "ideal";
ese "sentido común"
dictaba que la mujer nací­a para casarse, engendrar y cuidar a su esposo, y que el hombre debí­a trabajar y mantener a su prole. Las circunstancias sociales de entonces no eran propicias para otro tipo de anhelos o aspiraciones, pero eso no significa que no hubiese estrepitosos fracasos o éxitos -infelicidad o felicidad-, por lo que yo no lo calificarí­a de simple como tú.

Yo lo complicaria un poco mas: El mismo exito o fracaso no afecta igual a todo el mundo. Hay gente muy feliz con un hijo que criar y otros tremendamente desdichados por no poder tener 3.
Esto hace complicado cualquier planteamiento inicial, e invalida el "Los logros eran sencillos, y el fracaso igual. Habí­a una felicidad simple y un infelicidad igualmente simple."
Cuando todas tus esperanzas para ser feliz o infeliz dependen de pocos factores, se les concede mucha mas importancia. Si repartimos la importancia en mas factores, cada uno de ellos deberia pesar menos. Deberia, digo.

Tejemaneje

Es por esto que como tú, opino que el sentido común hay que dosificarlo para que no acabe perjudicándote -sí­, la teorí­a me la sé-, como no puedo sino admirar a esas personas que se dejan llevar por lo que les dicta su instinto -o su cuerpo- sin necesidad de racionalizar y medir al milí­metro las posibles consecuencias de cada pequeño riesgo.

No creo que el sentido común esté tan relacionado con lo que llamamos raciocinio. Más bien me parece un modo de actuar basado en una combinación de miedo, ley del mí­nimo esfuerzo y, algo sí­, evaluación de los posibles daños. Pero el sentido común está muy ligado al instinto de "tribu".

Kamarasa GregorioSamsa

Cita de: Shizuka en Marzo 08, 2006, 05:40:42 PM
Cita de: Tejemaneje en Marzo 08, 2006, 12:32:34 PM
Antes (generalizando y sin necesidad de irme al bosque), las personas tení­an metas claras. Las mujeres casarse y tener hijos. Los hombres ser padres y aceptables proveedores. Los logros eran sencillos, y el fracaso igual. Habí­a una felicidad simple y un infelicidad igualmente simple.

Empiezo con una cita de un tipo moderadamente inteligente:

"El hombre no es nunca feliz, pero se pasa toda la vida corriendo en pos de algo que cree ha de hacerle feliz. Rara vez alcanza su objetivo, y cuando lo logra solamente consigue verse desilusionado". Arthur Schopenhauer.

El fondo de la cuestión que se está tratando poco ha cambiado con el paso de los años. Tanto las mujeres como los hombres de antes aspiraban a lo que la sociedad señalaba como "ideal";
ese "sentido común"
dictaba que la mujer nací­a para casarse, engendrar y cuidar a su esposo, y que el hombre debí­a trabajar y mantener a su prole. Las circunstancias sociales de entonces no eran propicias para otro tipo de anhelos o aspiraciones, pero eso no significa que no hubiese estrepitosos fracasos o éxitos -infelicidad o felicidad-, por lo que yo no lo calificarí­a de simple como tú.

Hoy ocurre exactamente lo mismo con circunstancias sociales que han evolucionado. Seguimos buscando referentes que la sociedad -dichoso sentido común- marca como "ideal de felicidad"
sin tener en cuenta nuestras propias inquietudes en muchos casos;
las consecuencias no siempre son lo satisfactorias que esperábamos cuando se consiguen, y lo peor de todo es que no disfrutamos durante el proceso.

Personalmente he tenido la suerte de poder elegir siempre -en todos los ámbitos de mi vida-, y sin embargo siempre he tenido grandes dudas que han oscurecido el momento en el que se suponí­a debí­a disfrutar del éxito conseguido. Muchas veces tras la lógica euforia inicial me he preguntado si realmente era lo que querí­a o si por el contrario tení­a lo que se suponí­a debí­a querer.

Es por esto que como tú, opino que el sentido común hay que dosificarlo para que no acabe perjudicándote -sí­, la teorí­a me la sé-, como no puedo sino admirar a esas personas que se dejan llevar por lo que les dicta su instinto -o su cuerpo- sin necesidad de racionalizar y medir al milí­metro las posibles consecuencias de cada pequeño riesgo.

Estoy aprendiendo;
sólo espero que no sea demasiado tarde.

S.

[Samsa, grandullón, que te veo venir]

Es que la búsqueda de un ideal es lo que tiene, que cuando se alcanza (o se cree haber alcanzado) suele decepcionar las altas expectativas que habí­amos puesto. Y nos pasa en todos los ámbitos, con lo cual podemos inferir que es un problema estructural.

Fí­jate, caramelito, en la frase habitual: "esta persona tiene mucho sentido común". ¿A qué nos estamos refiriendo con eso? Probablemente idealicemos, quitando aristas, la convergencia de ese individuo con el resto. En tu caso, por el contrario, admiras "a esas personas que se dejan llevar por lo que les dicta su instinto -o su cuerpo- sin necesidad de racionalizar y medir al milí­metro las posibles consecuencias de cada pequeño riesgo", con lo cual da la ligera impresión de que metes en el mismo lote al 'loco', al 'artista'/'creador'
o al 'investigador'/'explorador': todos tienen en común la excentricidad (divergencia) pero unos viven en ella y otros solo la visitan libremente para sacar lo mejor de ella, regresando mediante la convergencia para 'hacerse entender'. Y es que muchas veces hay una finí­sima lí­nea (difusa las más de las veces) entre un genio y un loco, la del "pago de la cuota social". ¿En qué catre descansa tu admiración?


Shizuka

Cita de: San Daniel en Marzo 08, 2006, 05:51:21 PM
Yo lo complicaria un poco mas: El mismo exito o fracaso no afecta igual a todo el mundo. Hay gente muy feliz con un hijo que criar y otros tremendamente desdichados por no poder tener 3.

Hay gente feliz que tiene lo justo o lo básico para sobrevivir y gente infeliz pese a tenerlo todo;
si tenemos en cuenta que la felicidad no es más que un estado mental -abstracto-, saca tus propias conclusiones.

Creo que nadie tiene capacidad de aislarse lo suficiente del mundanal ruido como para buscar la felicidad por sí­ mismo, y ese es el problema;
tenemos un don innato para reflejarnos en los demás, y si no lo tenemos, se encargan otros de despertárnoslo.

S.

[Tejemaneje: En ningún momento he relacionado sentido común con raciocinio en el sentido que apuntas]

chesterton

Nunca he creido en los valores absolutos. 
El sentido común es algo así­ como la felicidad;
una situación instantanea que produce chispazos y genera comentarios. 
Así­ como nadie es siempre absolutamente feliz, nadie utiliza de manera constante el sentido común.
Siempre nos movemos en porcentajes que nos califican, pero nunca nos muestran una identidad ní­tida.
Dando otra vuelta de tuerca, podrí­amos decir que utilizamos el sentido común cuando actuamos de acuerdo a nuestra circunstancia, que posiblemente no sea equivalente a la de otros.
Dos actos dispares pueden estar avalados por ese sentido común. Tan sólo hay que observar el enfoque desde el que parten.

Tejemaneje

El utilizar los términos "grandullón"
y "caramelito"
denigra este hilo, sin embargo al denunciarlo me convierto en elemento baneable según las nuevas reglas, puesto que empaño el asunto central del debate. El objetivo que persigo se anula a sí­ mismo al conseguirlo, lo que demuestra la certeza de la tesis propuesta en mi segunda intervención, además de demostrar que el foro sesudo tiene una estructura divergente.

Esto me parece de terror.

Shizuka

Cita de: laura_m en Marzo 08, 2006, 06:08:01 PM
El sentido común me dice que entre ambos extremos hay saní­simos puntos intermedios.

Bueno, Laura, posiblemente mi planteamiento haya sido erróneo, pero no hablaba de extremos.

Anoche precisamente hablaba de ti con alguien mostrándole mi "admiración"
hacia tu persona -hacia lo que conozco de tu persona por lo que te leo, vaya-;
tu modo de ver la vida y de actuar es envidiable -para mí­- pese a lo que te quejas a veces. Supongo que te parecerá extraño o estúpido, pero veo en ti ese equilibrio del que hablas a la hora de dejarte llevar y/o racionalizar.

Este es un ejemplo más de lo que en mi primer mensaje querí­a transmitir, esta vez trasladado al foro y a mí­ misma, y mira que tenemos cosas en común, ¿eh?

Las circunstancias -en igualdad de condiciones- pueden llevarte de un estado a otro en décimas de segundo;
la manera en que haces frente a esa nueva situación y la capacidad de aceptarlo tal y como viene es lo que nos diferencia.

S.

[Dame candela, nena, que tengo frí­o]

Kamarasa GregorioSamsa

Cita de: Tejemaneje en Marzo 08, 2006, 06:58:35 PM
El utilizar los términos "grandullón"
y "caramelito"
denigra este hilo, sin embargo al denunciarlo me convierto en elemento baneable según las nuevas reglas, puesto que empaño el asunto central del debate. El objetivo que persigo se anula a sí­ mismo al conseguirlo, lo que demuestra la certeza de la tesis propuesta en mi segunda intervención, además de demostrar que el foro sesudo tiene una estructura divergente.

Esto me parece de terror.

Si nos fijamos en los detalles superfluos, seguro que sí­, pero resulta que el tema sigue abierto un poco más arriba que fue cuando te contesté. Sigamos si te parece desde ese punto y todo se reconducirá, como ha sido siempre en el areópago (al menos en la mayorí­a de los hilos que conozco).


Kamarasa GregorioSamsa

Cita de: chesterton en Marzo 08, 2006, 06:38:39 PM
Nunca he creido en los valores absolutos. 
El sentido común es algo así­ como la felicidad;
una situación instantanea que produce chispazos y genera comentarios. 
Así­ como nadie es siempre absolutamente feliz, nadie utiliza de manera constante el sentido común.
Siempre nos movemos en porcentajes que nos califican, pero nunca nos muestran una identidad ní­tida.
Dando otra vuelta de tuerca, podrí­amos decir que utilizamos el sentido común cuando actuamos de acuerdo a nuestra circunstancia, que posiblemente no sea equivalente a la de otros.
Dos actos dispares pueden estar avalados por ese sentido común. Tan sólo hay que observar el enfoque desde el que parten.


Teniendo en cuenta el carácter pendular humano, se podrí­a decir que el sentido común estarí­a en la zona central (el lugar por donde más se pasa -sin quedarse- salvo que exista una fuerza que tienda hacia alguno de los extremos) del péndulo.

El sentido común (modo de pensar y proceder como la mayorí­a tiene mucho que ver con un comportamiento estádistico y esperado. Si actuamos de acuerdo a nuestra circunstancia pero no equivale o no se puede encontrar una equivalencia o que se pueda encuadrar en marcos referenciales reconocibles por el resto no podrí­amos hablar en sentido estricto de "sentido común"
sino de "coherencia interna".

La cuestión es no diverger mucho para ser considerado como tal, sin consideraciones positivas o negativas al respecto.