Diversidad sexual/identidad de género

Iniciado por Carson_, Agosto 15, 2024, 02:13:20 PM

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Carson_

Alguien tenía que abrir este hilo.

Lo primero, me ha costado tratar de encontrar un título que aglomere las variaciones personales en la manera de sentir y/o sentirse. La comunidad LGTBI -ésta me la sabía- añadió la Q de queers y +, o sea, más variantes en las que me pierdo. Un amigo psicólogo gay me pasó una especie de test para averiguar mi solvencia en el tema. Él mismo suspendió. ¿Qué diferencia hay entre un no binario y un fluido? Se supone que en el primer caso la persona no se identifica únicamente con un género, yo misma, pero fluido va un poco más allá, es decir, se siente hombre o mujer según las circunstancias o el momento y actúa sexualmente en ese sentido; no es bisexual, porque el bisexual se siente hombre o mujer siempre. Como yo también suspendí el test, solo puedo especular que el pronombre elle se refiere a los no fluidos, ¿o también a los no binarios?

Los jóvenes han reaccionado sabiamente a los estereotipos anclados, se han rebelado, lo que ignoro es si algunos lo están digiriendo bien o van a salto de mata. En plena efervescencia surgen términos coyunturales como el poliamor, un chollo para montárselo unos con otras.
 
Lo más precioso para mí es que han abierto un abanico de posibilidades de ser y de sentir, de desacomplejar a chavales -también adultos-de su propia extrañeza vivencial. 

SrCualquiera

#1
A decir verdad uno siempre es un poco injusto cuando mira las cosas de medio lado porque algo le huele mal en todo eso. Lo digo por Paul B. Preciado, lo que dije, pero revisando el libro he recordado que no fue esta autora la que acabó cansándome. Bueno, sí me cansó por la temática pero es muy buena escritora y una filósofa excepcional. El problema llega cuando una mente compleja se traslada a la psicología de la gente normal, ahí me parece que llegan los líos, en ese imposible trasvase. Este es el principio de Dysphoria mundi, el libro al que me referí de ella/él/ello/aquel (ahora parece él pero nunca se sabe).

"Tuve que declararme loco. Afectado por un tipo de locura bien particular que llaman disforia. Tuve que declarar que mi mente estaba en guerra con mi cuerpo, que mi mente era masculina y mi cuerpo femenino. A decir verdad, no sentía ninguna distancia entre lo que llamaban la mente y lo que identificaban como el cuerpo. Quería cambiar, eso es todo. Y el deseo de cambio no diferenciaba entre la mente y el cuerpo. Estaba loco, tal vez, pero si era así, mi locura consistía en rechazar la antinomia entre esos dos polos, femenino y masculino, que para mí no tenían más consistencia que una combinación siempre variable de cadenas cromosómicas, secreciones hormonales, invocaciones lingüísticas. Estaba loco, tal vez, pero si es así, mi locura era tan espiritual como orgánica. Esa disforia era la dueña de mi alma y de mis células. Me sentía atraído por otra cosa, por otro género, o mejor aún, por otra modalidad de existencia. Y ese nuevo género resultaba tan ansiado y excesivo como una lluvia de verano que viene a apagar un incendio. El fuego de la Historia. Cuando pienso en esta locura, si no me dejo distraer por los diagnósticos psiquiátricos o por la presión de las administraciones estatales, y trato de captar el sentimiento que domina indiscutiblemente mis días, es de una rara felicidad política de la que debo hablar primero. Y esta felicidad, que se ha construido como un túnel bajo la realidad normativa de los últimos veinte años, parece haberse vuelto hormiguero, pues hoy me encuentro rodeado de niñes que declaran que quieren vivir como yo quería vivir cuando me consideraban loco. Las siguientes páginas son un relato de cómo, a veces ruidosamente, a veces silenciosamente, se construyó este hormiguero y cómo el mundo moderno que había establecido la diferencia entre nuestra locura y su razón comenzó a desmoronarse".

defedef232

yo siéntome de género fluidos de stokes, más viscoso/empalagoso que la melaza e igual de dulce/llenodespinas... si se da el caso
Quitame la mierda, haz favor (con esos ojillos tan bonitos que a Pavel Ahla` le'jha daado)

SrCualquiera

La estética petrosexorracial

"Denomino «petrosexorracial» a aquel modo de organización social y a aquel conjunto de tecnologías de gobierno y de la representación que surgieron a partir del siglo XVI con la expansión del capitalismo colonial y de las epistemologías raciales y sexuales desde Europa a la totalidad del planeta.11 En términos energéticos, el modo de producción petrosexorracial depende de la combustión de energías fósiles altamente contaminantes y generadoras de calentamiento climático.12 La infraestructura espistémica de esas tecnologías de gobierno es la clasificación social de los seres vivos de acuerdo con las taxonomías científicas modernas de especie, raza, sexo y sexualidad. Estas categorías binarias han servido para legitimar la destrucción del ecosistema y la dominación de unos cuerpos sobre otros. Sin una gran masa de cuerpos subalternos sometidos a segmentaciones de especie, sexo, género, clase y raza, ni el extractivismo fósil ni la organización de la economía mundial capitalista habrían sido posibles. En este régimen, el cuerpo reconocido como humano, al que se le ha asignado el sexo o género masculino al nacer y marcado como blanco, válido y nacional, tiene el monopolio del uso de las técnicas de violencia. La especificidad de esta violencia es que se despliega al mismo tiempo como poder y placer, como fuerza (Gewalt) y deseo (Wunt) sobre el cuerpo del otro. Extracción, combustión, penetración, apropiación, posesión: destrucción. El patriarcado y la colonialidad no son épocas históricas que hayamos dejado atrás, sino epistemologías, infraestructuras cognitivas, regímenes de representación, técnicas del cuerpo, tecnologías del poder, discursos y aparatos de verificación, narrativas e imágenes que siguen operando en el presente. El capitalismo petrosexorracial ha construido durante estos cinco últimos siglos una estética: un régimen de saturación sensorial y cognitiva, de captura total del tiempo y de ocupación expansiva del espacio, una habituación al ruido mecánico, al olor a contaminación, a la plastificación del mundo, a la sobreproducción y a la abundancia consumista, al fin de semana en el supermercado, a la carne picada, al suplemento de azúcar, un seguimiento rítmico de la temporada de moda y una exaltación religiosa de la marca, una insolente satisfacción al desprenderse de aquello que había sido concebido para la obsolescencia programada y que puede ser inmediatamente remplazado por otra cosa, una fascinación por el kitsch heterosexual, una romantización de la violencia sexual como base de la erótica de la diferencia entre la masculinidad y la feminidad, una mezcla de rechazo a y de exotización de los cuerpos antes colonizados, de terror a y de erotización de las poblaciones racializadas que son expulsadas a las periferias pauperizadas de las ciudades o a las fronteras de los Estados-nación. En definitiva, un gusto por lo tóxico y un placer inherente a la destrucción".

Me parece un hilo interesante, yo voy aportando de este escritor para poner en contexto y luego cuando se vayan animando el resto de areopagitas empezamos con el debate.

Greñas

#4
Pffff.

Al igual que el aborto, este es un debate del que es difícil sacar una conclusión satisfactoria.

Es un debate basado en la autopercepción y si ésta debe ser asumida como realidad vinculante por el resto.
Las abejas no pierden un segundo de su existencia mostrando a las moscas que la miel es mejor que la mierda.

Carson_

No pretendía abrir una reflexión concienzuda. Solo constatar un hecho: de un tiempo a esta parte se le ha dado nombre a un abanico de maneras de sentir o desear en relación a la otra persona que a veces se me escapa. Esta diversidad seguro que ha existido siempre pero ahora se visibiliza, lo que me parece perfecto y liberador. A la vez ha generado revuelo social, incluso institucional. Ha planteado asuntos peliagudos como el que comentaba Afirmacionista respecto a la sanidad, o en el terreno deportivo, cuestionando si una atleta transgénero puede competir en la misma categoría que otra nacida biológicamente mujer. Aquí se abre otro debate: ¿la morfología al nacer define nuestra propia naturaleza? Las feministas recalcitrantes las excluyen por no considerarlas mujeres. La propia J.K. Rowling ha abanderado en Escocia un movimiento contra la ley antiodio que considera ilegal incitar al odio por características como la orientación sexual y la identidad de género.

El caso de Elliot Page, por citar un nombre conocido. Su novia hasta el momento estuvo con ella en el proceso de cambio de género, pero lo abandonó en cuanto hizo la metamorfosis porque ella, la novia, era lesbiana. Ellen Page no,  hombre heterosexual en un cuerpo de mujer.

Luego otra cuestión: quién decide cuándo iniciar el proceso, a qué edad, y qué condiciones debe presentar la persona. Conozco dos casos próximos, Joana ahora es Joan, mayor de edad. Conozco a su madre. Con problemas psiquiátricos importantes -la hija, no la madre- siguió adelante. No he entrado en pormenores, imagino que antes se le hizo una evaluación concienzuda. El otro es un niño de cinco años. Preguntas que descolocan a cualquier padre, como que a qué edad le vendrá la regla. Por supuesto han pedido consejo profesional y en eso están.

Toda esta parrafada para hablar solo de una variante de la diversidad de género.
 
La sociedad siempre va un paso o dos atrás en la aceptación de la diferencia. Recuerdo de niña en mi pueblo que había un homosexual -había muchísimos más, claro está, también de mi edad en el colegio- pero él destacaba por sus amaneramientos. Vivía con la hermana viuda y sobrinas. Le llamaban Rosito. De voz en voz la tienda pasó a llamarse Can Rosito; para mucha gente no contenía una apreciación peyorativa. Mi madre misma: Ve a Can Rosito y compra un metro veinte de cinta marrón y pregunta si le queda más por si me quedo corta. Pero él sí sabía de la maldad y chismorreos del pueblo. Siempre estaba de mala leche y amargado, con los niños menos. Mi madre a veces volvía indignada: Será... Nunca añadía maricón, solo en mente. Yo pensaba: os devuelve indiscriminadamente lo que le dais. De vez en cuando he pensado en él, de haber nacido cincuenta años después su vida habría sido al menos un poco más fácil.


Greñas

#6
Totalmente de acuerdo Jose Maria.

Aunque...

Dudo mucho que en esas situaciones que tu describes es donde resida la problemática de este tema.

En mi opinión, existen dos facetas muy de este tema que provocan mayor controversia:

1: tema del macho camacho nacido varón que se opera y se mete en competicion/entornos  femeninos: no es un asunto de identidad de género, sino con  dopaje. Una persona que desde que su nacimiento ha bañado su masa muscular en testosterona no puede medir fuerzas contra un resto de competidoras que no lo ha hecho. Eso es dopaje, y así se considera cuando los deportistas aumentan rendimiento por clembuterol, transfusiones o similar. Es así de simple. 

2: Hay casos de disforia de género claros, y que deben ser tratados con mimo y cuidado por parte de la familia y las autoridades competentes. Sin embargo: hay muchos casos que no requieren de hormonación, cirugía o similares inmediatos. Son casos en que la identidad sexual, como faceta de ese complejo que es la personalidad, necesita cierto tiempo para asentarse, independientemente de cual sea su resultado final: hetero, homo, bi, etc. Si tras ese proceso hace falta lo anterior, que asi sea.  Tambien hay attention whores que se suben al carro del género aunque solo para pregonar su propia diferencia, o pontificar (que los hay) o ser especialit@/es. El problema con estos últimos es que quieren que el resto de los mortales cis se sientan opresores.

En fin.     
Las abejas no pierden un segundo de su existencia mostrando a las moscas que la miel es mejor que la mierda.

45rpm

Cita de: SrCualquiera en Agosto 15, 2024, 11:31:37 PMLa estética petrosexorracial

"Denomino «petrosexorracial» a aquel modo de organización social y a aquel conjunto de tecnologías de gobierno y de la representación que surgieron a partir del siglo XVI con la expansión del capitalismo colonial y de las epistemologías raciales y sexuales desde Europa a la totalidad del planeta.11 En términos energéticos, el modo de producción petrosexorracial depende de la combustión de energías fósiles altamente contaminantes y generadoras de calentamiento climático.12 La infraestructura espistémica de esas tecnologías de gobierno es la clasificación social de los seres vivos de acuerdo con las taxonomías científicas modernas de especie, raza, sexo y sexualidad. Estas categorías binarias han servido para legitimar la destrucción del ecosistema y la dominación de unos cuerpos sobre otros. Sin una gran masa de cuerpos subalternos sometidos a segmentaciones de especie, sexo, género, clase y raza, ni el extractivismo fósil ni la organización de la economía mundial capitalista habrían sido posibles. En este régimen, el cuerpo reconocido como humano, al que se le ha asignado el sexo o género masculino al nacer y marcado como blanco, válido y nacional, tiene el monopolio del uso de las técnicas de violencia. La especificidad de esta violencia es que se despliega al mismo tiempo como poder y placer, como fuerza (Gewalt) y deseo (Wunt) sobre el cuerpo del otro. Extracción, combustión, penetración, apropiación, posesión: destrucción. El patriarcado y la colonialidad no son épocas históricas que hayamos dejado atrás, sino epistemologías, infraestructuras cognitivas, regímenes de representación, técnicas del cuerpo, tecnologías del poder, discursos y aparatos de verificación, narrativas e imágenes que siguen operando en el presente. El capitalismo petrosexorracial ha construido durante estos cinco últimos siglos una estética: un régimen de saturación sensorial y cognitiva, de captura total del tiempo y de ocupación expansiva del espacio, una habituación al ruido mecánico, al olor a contaminación, a la plastificación del mundo, a la sobreproducción y a la abundancia consumista, al fin de semana en el supermercado, a la carne picada, al suplemento de azúcar, un seguimiento rítmico de la temporada de moda y una exaltación religiosa de la marca, una insolente satisfacción al desprenderse de aquello que había sido concebido para la obsolescencia programada y que puede ser inmediatamente remplazado por otra cosa, una fascinación por el kitsch heterosexual, una romantización de la violencia sexual como base de la erótica de la diferencia entre la masculinidad y la feminidad, una mezcla de rechazo a y de exotización de los cuerpos antes colonizados, de terror a y de erotización de las poblaciones racializadas que son expulsadas a las periferias pauperizadas de las ciudades o a las fronteras de los Estados-nación. En definitiva, un gusto por lo tóxico y un placer inherente a la destrucción".

Me parece un hilo interesante, yo voy aportando de este escritor para poner en contexto y luego cuando se vayan animando el resto de areopagitas empezamos con el debate.

Meh. Para empezar petróleo quemamos desde el XIX. Le sobran 3 siglos. Demasiadas imprecisiones. Ejemplos.  La supremacia del macho es prehistórica, cuando la especie descubre que el macho es más útil que la hembra para las guerras tribales. Ahí arranca la cultura de exaltación guerrera, de la supremacìa masculina, y en consecuencia del patriarcado. Si es por gravedad, entonces con infanticidios de niñas inclusive. Otro. La depredación de los recursos naturales también es pre neolítica. El capitalismo continua una idea de gente que aún ni sabìa escribir.

Carson_

Cita de: Greñas en Agosto 16, 2024, 05:14:03 PMTotalmente de acuerdo Jose Maria.

Aunque...

Dudo mucho que en esas situaciones que tu describes es donde resida la problemática de este tema.

En mi opinión, existen dos facetas muy de este tema que provocan mayor controversia:

1: tema del macho camacho nacido varón que se opera y se mete en competicion/entornos  femeninos: no es un asunto de identidad de género, sino con  dopaje. Una persona que desde que su nacimiento ha bañado su masa muscular en testosterona no puede medir fuerzas contra un resto de competidoras que no lo ha hecho. Eso es dopaje, y así se considera cuando los deportistas aumentan rendimiento por clembuterol, transfusiones o similar. Es así de simple. 

2: Hay casos de disforia de género claros, y que deben ser tratados con mimo y cuidado por parte de la familia y las autoridades competentes. Sin embargo: hay muchos casos que no requieren de hormonación, cirugía o similares inmediatos. Son casos en que la identidad sexual, como faceta de ese complejo que es la personalidad, necesita cierto tiempo para asentarse, independientemente de cual sea su resultado final: hetero, homo, bi, etc. Si tras ese proceso hace falta lo anterior, que asi sea.  Tambien hay attention whores que se suben al carro del género aunque solo para pregonar su propia diferencia, o pontificar (que los hay) o ser especialit@/es. El problema con estos últimos es que quieren que el resto de los mortales cis se sientan opresores.

En fin.     



Me interesa el tema desde el punto de vista de la diferencia/libertad individual en el ámbito privado que luego adquiere connotaciones sociales despectivas cuando no debería; el postureo y el maniqueísmo no me atraen en absoluto.

Quizás porque de joven me moví en ambientes alternativos he visto humillaciones y verdaderos dramas, no exagero. Podría contar al menos diez historias desgarradoras, cosa que no voy a hacer por respeto (en el post anterior Joana no es su verdadero nombre; el apodo de Rosito sí, pero a él, ya muerto, no le hago ningún daño). Desde maltrato infantil bárbaro por intentar enderezar una inclinación sexual a prostitución por echarlo de casa con lo puesto. Estas cosas pasaban no hace tanto, y siguen pasando.

Por eso apoyo esta especie de reivindicación de la diferencia sexual: cuanto más se hable, más se visibilice, más inclusiva. Otra cosa es que igual se les está yendo de las manos. Una taxonomía no puede convertirse en un cajón de sastre. Una amiga proponía el término reducido: colectivo no heterosexual. Tampoco eso.

defedef232

la novedad es que no son sinónimos los colectivos normativos (la policía maneja un listado de veintitrés términos para asegurarse no liarla en las entrevistas/denuncias) y los colectivos mayoritarios (esta polla es un martillo y tal).. algo de humanidad hay en ello, sin duda
Quitame la mierda, haz favor (con esos ojillos tan bonitos que a Pavel Ahla` le'jha daado)

Carson_

Aclaro que siempre veo las cosas (no analizo, ya quisiera yo), desde una perspectiva existencialista. Me siento cómoda en la individualidad, no en los macros. Camus escribió: "Entre la justicia y mi madre prefiero a mi madre". Una barbaridad seguramente.

Pero hay verdad en la frase. Soy incapaz de acercarme al todo sin la parte. Que luego un país hormone a sus atletas para mostrar al mundo una especie de supremacía, me la suda. Me interesan más el/la atleta utilizados. O lo que es parecido, la dureza vivencial de sentirse extraño y excluido.

Carson_

He intentado recuperar un documental que vi hace años en Documentos TV y no hay manera.

Un hombre iraní inicia la transición a mujer en uno de los peores países abiertos a la diversidad sexual. Clínicas clandestinas. En el proceso le acompaña su pareja.

Deja un mal cuerpo...

Ya está. No monologo más.

SrCualquiera

Cita de: Greñas en Agosto 16, 2024, 12:57:30 PMPffff.

Al igual que el aborto, este es un debate del que es difícil sacar una conclusión satisfactoria.

Es un debate basado en la autopercepción y si ésta debe ser asumida como realidad vinculante por el resto.


Muy de acuerdo, imposible saber lo que pasa en el cuerpo y la mente de otro, y para este tema nunca se me ocurren respuestas, pero un hilo posible del que tirar es hacerse la pregunta de si la autopercepción del sí mismo no está condicionada por la percepción que tenemos del mundo, y si un mundo que se auto percibe así mismo cada vez más delirante y distorsionado no nos está metiendo en la cabeza demasiadas chorradas, que, sin duda, por nuestro propio bien y el de los otros, estarían de más.

SrCualquiera

Cita de: 45rpm en Agosto 17, 2024, 10:21:16 AM
Cita de: SrCualquiera en Agosto 15, 2024, 11:31:37 PMLa estética petrosexorracial

"Denomino «petrosexorracial» a aquel modo de organización social y a aquel conjunto de tecnologías de gobierno y de la representación que surgieron a partir del siglo XVI con la expansión del capitalismo colonial y de las epistemologías raciales y sexuales desde Europa a la totalidad del planeta.11 En términos energéticos, el modo de producción petrosexorracial depende de la combustión de energías fósiles altamente contaminantes y generadoras de calentamiento climático.12 La infraestructura espistémica de esas tecnologías de gobierno es la clasificación social de los seres vivos de acuerdo con las taxonomías científicas modernas de especie, raza, sexo y sexualidad. Estas categorías binarias han servido para legitimar la destrucción del ecosistema y la dominación de unos cuerpos sobre otros. Sin una gran masa de cuerpos subalternos sometidos a segmentaciones de especie, sexo, género, clase y raza, ni el extractivismo fósil ni la organización de la economía mundial capitalista habrían sido posibles. En este régimen, el cuerpo reconocido como humano, al que se le ha asignado el sexo o género masculino al nacer y marcado como blanco, válido y nacional, tiene el monopolio del uso de las técnicas de violencia. La especificidad de esta violencia es que se despliega al mismo tiempo como poder y placer, como fuerza (Gewalt) y deseo (Wunt) sobre el cuerpo del otro. Extracción, combustión, penetración, apropiación, posesión: destrucción. El patriarcado y la colonialidad no son épocas históricas que hayamos dejado atrás, sino epistemologías, infraestructuras cognitivas, regímenes de representación, técnicas del cuerpo, tecnologías del poder, discursos y aparatos de verificación, narrativas e imágenes que siguen operando en el presente. El capitalismo petrosexorracial ha construido durante estos cinco últimos siglos una estética: un régimen de saturación sensorial y cognitiva, de captura total del tiempo y de ocupación expansiva del espacio, una habituación al ruido mecánico, al olor a contaminación, a la plastificación del mundo, a la sobreproducción y a la abundancia consumista, al fin de semana en el supermercado, a la carne picada, al suplemento de azúcar, un seguimiento rítmico de la temporada de moda y una exaltación religiosa de la marca, una insolente satisfacción al desprenderse de aquello que había sido concebido para la obsolescencia programada y que puede ser inmediatamente remplazado por otra cosa, una fascinación por el kitsch heterosexual, una romantización de la violencia sexual como base de la erótica de la diferencia entre la masculinidad y la feminidad, una mezcla de rechazo a y de exotización de los cuerpos antes colonizados, de terror a y de erotización de las poblaciones racializadas que son expulsadas a las periferias pauperizadas de las ciudades o a las fronteras de los Estados-nación. En definitiva, un gusto por lo tóxico y un placer inherente a la destrucción".

Me parece un hilo interesante, yo voy aportando de este escritor para poner en contexto y luego cuando se vayan animando el resto de areopagitas empezamos con el debate.

Meh. Para empezar petróleo quemamos desde el XIX. Le sobran 3 siglos. Demasiadas imprecisiones. Ejemplos.  La supremacia del macho es prehistórica, cuando la especie descubre que el macho es más útil que la hembra para las guerras tribales. Ahí arranca la cultura de exaltación guerrera, de la supremacìa masculina, y en consecuencia del patriarcado. Si es por gravedad, entonces con infanticidios de niñas inclusive. Otro. La depredación de los recursos naturales también es pre neolítica. El capitalismo continua una idea de gente que aún ni sabìa escribir.

A lo mejor esta parte te convence más.

"Si los fueles fósiles son lo que el físico Alfred Crosby ha denominado «rayos de sol empaquetados»,21 la modernidad, en detrimento de la fotosíntesis y del desarrollo de energías renovables, ha sido una absurda hoguera en la que hemos quemado millones de siglos de historia geológica. Esta enorme combustión de energías fósiles se ha acompañado durante el capitalismo tardío de la transformación de los hábitos alimenticios de las sociedades del norte industrializado, con la generalización de una dieta alta en glucosa y rica en proteína animal. Los animales humanos nos hicimos especialistas en empaquetar y desempaquetar energía fósil. No solo traficamos con rayos de sol empaquetados, sino que pronto aprendimos que podía resultar rentable embalar paquetes de macromoléculas y traficar también con ellos: supimos ver en cada animal vivo una reserva futura de proteínas, compuestos polimerizados formados por aminoácidos nitrogenados altamente energéticos –1 gramo de proteína proporciona 4,1 kilocalorías a un organismo. En La política sexual de la carne la teórica feminista Carol J. Adams describe el carnivorismo fordista no solo como una cultura gastronómica, sino como una tecnología del cuerpo y de la conciencia, una especialización del paladar y una transformación de la mirada, una estética que no reconoce al animal no humano como ser vivo sensible, lo que le permite transformarlo, a través de la matanza y el despiece industrializados, en «carne». Recordemos que la cadena de montaje fordista fue inventada primero para industrializar el proceso de dar muerte, despellejar y despedazar el cuerpo de los animales en el primer matadero industrial del mundo, en Union Stock Yards, Chicago, 1864. Solo entre 1865 y 1900, cuatrocientos millones de animales fueron sacrificados perfeccionando una técnica de muerte (y consumo) que se mundializaría después rápidamente. Unos años más tarde, Henry Ford utilizará las mismas técnicas de división del trabajo en cadena que vio siendo un adolescente en el matadero de Yards para la fabricación de coches. El capitalismo petrosexorracial implica la industrialización de ciertas formas de opresión, desposesión y muerte: despedazar cuerpos, montar máquinas, mecanizar tiempo. La hamburguesa –entre cien y quinientos gramos de carne empaquetada diseñada para adecuarse a un panecillo y poder ser transportable– es la formaobjeto resultado de esta estética carnívora. La hamburguesa es a la nutrición lo que el automóvil había sido a la economía fordista: el objeto mítico del carnivorismo. Para Carol Adams, «me gusta la carne» es la expresión que mejor define esta estética, donde el sustantivo carne sirve al mismo tiempo para indicar la proteína animal muerta y el cuerpo feminizado –digo «feminizado» y no «femenino» y ahí me distancio de Adams, porque otros cuerpos, infantiles, homosexuales, trans, racializados, también son «construidos» y consumidos como mera carne empaquetada.22 Esto es lo que ha caracterizado a la modernidad industrial: hemos reventado la tierra para sacar paquetes de rayos de sol fosilizados que hemos quemado sin cesar, hemos transformado a los animales no humanos en paquetes proteicos digeribles y al cuerpo humano subalterno en un paquete energético del que extraer fuerza de trabajo, de reproducción y potentia gaudendi –pero recordemos que no es posible reducir la potentia gaudendi ni al placer ni a la mera fuerza reproductiva o productiva, puesto que se trata de la fuerza de gozar, de crear, con todo lo vivo. Todo ello ha requerido y requiere un intenso proceso de transformación tecnológica. La ficción estética romántica que la modernidad europea denominó «naturaleza» es ya el resultado de este proceso de tecnificación y de empaquetamiento. La política normalizadora del cuerpo en el capitalismo petrosexorracial crea una ilusión de realismo de la percepción. Ni la gasolina ni la carne ni la heterosexualidad son naturales. Son el resultado de largos procesos de perforación, extracción, domesticación, muerte, transformación, estandarización y estilización. La estética dominante naturaliza el complejo acto de percibir, de tal modo que la especificidad con la que las formas se ofrecen a los sentidos en la sociedad capitalista (el humo, el ruido, la contaminación, el plástico, la carne, el acto sexual concebido como penetración biopene-biovagina, la violación, la reproducción heterosexual entendida como actividad obligatoria, el ritmo repetitivo del trabajo y del consumo...) nos parecen simplemente el estado «natural» de la «realidad».

SrCualquiera

Cita de: Carson_ en Agosto 15, 2024, 02:13:20 PMAlguien tenía que abrir este hilo.

Lo primero, me ha costado tratar de encontrar un título que aglomere las variaciones personales en la manera de sentir y/o sentirse. La comunidad LGTBI -ésta me la sabía- añadió la Q de queers y +, o sea, más variantes en las que me pierdo. Un amigo psicólogo gay me pasó una especie de test para averiguar mi solvencia en el tema. Él mismo suspendió. ¿Qué diferencia hay entre un no binario y un fluido? Se supone que en el primer caso la persona no se identifica únicamente con un género, yo misma, pero fluido va un poco más allá, es decir, se siente hombre o mujer según las circunstancias o el momento y actúa sexualmente en ese sentido; no es bisexual, porque el bisexual se siente hombre o mujer siempre. Como yo también suspendí el test, solo puedo especular que el pronombre elle se refiere a los no fluidos, ¿o también a los no binarios?

Los jóvenes han reaccionado sabiamente a los estereotipos anclados, se han rebelado, lo que ignoro es si algunos lo están digiriendo bien o van a salto de mata. En plena efervescencia surgen términos coyunturales como el poliamor, un chollo para montárselo unos con otras.
 
Lo más precioso para mí es que han abierto un abanico de posibilidades de ser y de sentir, de desacomplejar a chavales -también adultos-de su propia extrañeza vivencial. 


Perdona que te haga esta pregunta indiscreta, pero es parte intrínseca de lo que quiero decir. Tú misma dices que no te identificas con género alguno. Indistintamente de las derivadas, te hago la pregunta, ¿esta ambigüedad dentro de ti misma te ha condicionado mucho la vida? Quiero decir, ¿has necesitado hacer de ello una bandera, una lucha, una férrea convicción, has necesitado obsesionarte con ello?