Lo que decimos y lo que hacemos

[Porfirio]

No considero el sentido común como una variable tan clara que indique el lí­mite de nada.  Es más, en tanto en cuanto, aplicamos el sentido común a nuestra conveniencia "ideal", el sentido común suele ser rácano y bastante egoí­sta.  Nada que ver con la idea de la bondad suprema o la dación que se planteaba en el primer enunciado.

[SrCualquiera]

No recuerdo cuál era el concepto exacto, creo que Maslow se referí­a a él como "sinergia", y es un concepto interesante porque se refiere al momento en que el egoí­smo de una persona se vuelca constructivamente hacia los demás. O sea, el egoí­smo tiene un momento de superación en el que los intereses del ego se vuelcan hacia el exterior. Es la lí­nea de madurez en la que una persona realiza el bien a los demás porque le complace hacerlo, le proporciona plenitud y bienestar, sin esperar nada, sencillamente por el disfrute y el agradecimiento ajeno. Hablar en términos absolutos siempre acabará por despistarnos ¿debo llegar al extremo de la abnegación? ¿es mi objetivo en la vida sentirme como un santo? Yo creo que no hay que marcarse exigencias, ni culpas, ni remordimientos por un sentimiento de deber, ya que ese deber es ambigí¼o por definición y carece de lí­mites claros. Puede uno pasarse la vida fustigándose porque siempre se puede dar un poco más. Yo creo que esa sinergia de la que hablaba Maslow, el momento de fusión de egoí­smo y altruismo surge de un modo espontáneo y natural. Uno hace lo que hace porque le apetece hacerlo, o porque ha superado sus neurosis, dedica el tiempo a algo que le gusta y de esa forma repercute positivamente en los demás. Yo veo que ese decidido impulso existe de una manera variable en la gente normal. No hay nadie tan mezquino que no haga absolutamente nada por los demás ni nadie tan generoso que se olvide completamente de sí­ mismo. En un extremo está el narciso y en el otro se encuentra el santo. En medio estamos todos los demás. El impulso que conduce a la sinergia creo que tiene mucho que ver con un acierto en la vocación o la actividad, si se frustra el placer í­ntimo de nuestra actividad tampoco podremos transcenderla hacia el bien ajeno. Asi que sí­, dime lo que haces y te diré quién eres, pero ya que nos ponemos a preguntar, dime también cómo lo haces, y por qué.

[a priori]

La idea inicial no estaba en la abnegación como objetivo de vida. Lo que se planteaba inocentemente es la facilidad con la que los seres humanos despreciamos las actitudes ajenas mientras no reparamos en las propias. Lo del ojo y la viga en versión tocacojones y dirigida a un público determinado.

[Lacenaire]

La idea inicial no estaba en la abnegación como objetivo de vida. Lo que se planteaba inocentemente es la facilidad con la que los seres humanos despreciamos las actitudes ajenas mientras no reparamos en las propias. Lo del ojo y la viga en versión tocacojones y dirigida a un público determinado.

Y el resto chorrinabada.

[a priori]

Sí­. El resto eres tú.

[SrCualquiera]

La idea inicial no estaba en la abnegación como objetivo de vida. Lo que se planteaba inocentemente es la facilidad con la que los seres humanos despreciamos las actitudes ajenas mientras no reparamos en las propias. Lo del ojo y la viga en versión tocacojones y dirigida a un público determinado.

Bueno, eso es bastante normal, creemos ver a los demás más fácilmente que a nosotros mismos, el cerebro es ciego para sí­ mismo, una caja negra con ojos. Pero normalmente esa visión es traicionera, pues dice la transferencia que son precisamente aquellos defectos que más observamos en los otros la parte de nosotros que rechazamos proyectándola hacia el exterior. El que se pasa el dí­a viendo defectos en la gente se odia a sí­ mismo a través de ellos.

[a priori]

La idea inicial no estaba en la abnegación como objetivo de vida. Lo que se planteaba inocentemente es la facilidad con la que los seres humanos despreciamos las actitudes ajenas mientras no reparamos en las propias. Lo del ojo y la viga en versión tocacojones y dirigida a un público determinado.

Bueno, eso es bastante normal, creemos ver a los demás más fácilmente que a nosotros mismos, el cerebro es ciego para sí­ mismo, una caja negra con ojos. Pero normalmente esa visión es traicionera, pues dice la transferencia que son precisamente aquellos defectos que más observamos en los otros la parte de nosotros que rechazamos proyectándola hacia el exterior. El que se pasa el dí­a viendo defectos en la gente se odia a sí­ mismo a través de ellos.

¿Entonces quieres decir que los que tildan de gilipollas a los obreros de derechas están observando en ellos mismos esa gilipollez?

Creo que el Areópago va a discrepar, porque ese efecto boomerang deja en pelotas a medio Foro.

[SrCualquiera]

Bueno, yo sí­ lo creo, lo que sucede es que hay muchas formas de rechazo que aparentemente apuntan hacia lo contrario de lo que somos, pero no no, cuánto más fuerte el rechazo más diáfano el reflejo, eso al menos es lo que dicen los psicólogos humanistas, no creo que haya muchos de esos por aquí­.

[Lacenaire]

Sí­. El resto eres tú.

Si no le pones paréntesis ni cursiva no es irónico y queda un poco mongotranquer.


(También valen los corchetes)

S.

Er Dopelgangue