estais plagiando al plagiador???

Iniciado por masdelomismo, Julio 10, 2006, 01:55:28 PM

Tema anterior - Siguiente tema

masdelomismo

¿Eso es una paráfrasis del tí­tulo de cierto libro? Decidme que no, por favor (jeje)

Bueno, esto no es mí­o pero habrá que dar un poco de pedales, a ver si se anima alguien que realmente pueda.

Me han comentado que parece que últimamente sólo escribiera sobre comida.

Realmente, es que, después del sexo (y para esa parte una ya escribe relatos eróticos), un masaje, ir a la peluquerí­a y el dí­a de ingreso de la nómina...

¡tampoco quedan tantos placeres en esta vida¡

Hay placeres que no puede uno permitirse demasiado a menudo.

Y no me refiero a ir de vaciones a la nieve a Gstaad, no.

Me refiero por ejemplo a placeres del estilo de...

.- Despedirse de ese trabajo que odias y dejar colgado en plena crisis al h...de p...de tu jefe.

.- Dejarte sorprender por tu novio (desde ese momento pasa a categorí­a de ex-novio, aviso) en una escena apta para pelí­cula del viernes noche codificada con su mejor amigo, ése que siempre le ha ganado a todo,...al tenis, a las canicas,
como justo pago a que tú le pillaste enviándole mensajes cariñosos en el móvil a la muy... de tu prima Elena, que está más buena que el pan con tomate.

.- Independizarte...¿no recordáis casi con lujuria ese momento en que os quedásteis a solas por primera vez en vuestra casa y comprendí­steis que era vuestra, vuestra, sólo vuestra....?Que nadie entrarí­a gritando por la puerta del salón para que bajaras los pies de encima de la mesa , que no te reñirí­an por saltar encima del sofá, que no importarí­a si quedaban cercos de los vasos sobre los muebles....
Claro que esa sensación de triunfo y liberación es efí­mera. En poco tiempo, uno se descubre siendo él el que riñe a los amigos por poner los pies sobre el cristal de la mesa baja....(¡tí­o...que me ha costado el sueldo de una semana...ten cuidado¡), no saltando en el sofá porque el tuyo es uno de oferta que se convierte en cama con un mecanismo que no va bien, y si saltas se dispara y te deja aprisionado entre los resortes, y, lo que es peor, comentando con la vecina que los cercos de los vasos se limpian estupendamente con alcohol de quemar, porque a la casera no le habí­a hecho ninguna gracia descubrirlos sobre sus muebles, y habí­a amenazado con el desahucio o, peor, con quedarse la fianza.


Así­ que en vista de los caros y breves que son otros placeres, el de la comida resulta de lo más rentable.

Después de todo, si eres de los afortuandos que vives en el primer mundo, lo habitual es comer como mí­nimo tres veces al dí­a.

Lo que al años ofrece más de mil doscientas oportunidades de disfrute.

¿Os imagináis esa proporcií²n traducida a la vida sexual?

Se acabarí­an los problemas de natalidad, seguro.

Y los de financiación para la Iglesia Católica...lo digo por sus participaciones en fábricas de preservativos.

Pero no toda comida sirve para proporcionar igual nivel de goce y autosatisfacción, evidentemente.

Yo creo que una de las mejores ocasiones para comprender la experiencia casi religiosa
de meterse algo en la boca y disfrutarlo a tope...¡es cuando lo hacemos con los dedos, y nos lanzamos a engullir hasta que no nos cabe más...¡

Esos churretones de grasa, pongamos, por ejemplo, cuando uno come picatostes, que estamos en temporada.
Uno engulle en bocados imposibles,
y piensa que no, que no le va a entrar, que es imposible que ese pedazo...tan grande, tan voluminoso, quepa...
pero lo intenta...
y se lo mete todo
y empieza entonces a intentar mover los músculos de la boca.
Pero con todo eso dentro, no es fácil
La lengua tiene dificultades para trabajar, pero se intenta
Los labios ayudan, y , poco a poco, uno se acomoda y le va pillando el tranquillo :
mmm
así­, así­
poco a poco
poco a poco
no, ¡cuidado¡
que haces daño
esos dientes, a ver dónde los pones...
sí­, sí­,...muy bien
ya casi está
un poquito más, espera, que se me sale un poco
así­, hasta el fondo
de una vez, venga
¡que puedes con todo¡
sí­, sí­, ¡¡sí­¡¡
sabrí­a que podrí­as...
y con un ¡¡chouf¡¡, todo el lí­quido que no cabe en la boca se sale y te deja pringada la barbilla, las manos,
de ese mejunge tan rico en que bañan las picatostes... que es dulce y aceitoso a la vez.

Vamos, un placer de principio a fin.

Y si se comparte con más gente, mejor.



www.relatoscortos.com


lukera

Sobre el placer de comer con las manos, siempre recuerdo a mi sobrino mayor. Nació cuando yo tení­a 16 años, así­ que era mi juguetito, hací­a de canguro suyo (mi cuñada no se fiaba de nadie más) y le disfruté mucho de pequeño.

Su padre (mi hermano) es muy estricto con las normas de educación en la mesa, así­ que el pobre niño pelaba la fruta con cuchillo y tenedor dsde su más tierna infancia.

Ya, con unos seis años, se quedó en mi casa (yo ya estaba casada). No sólo fui su heroí­na al quitarle a la bruja del tren la escoba y conseguir un viaje gratis*, sino que conseguí­ ver lo que es auténtica felicidad y deleite al hacerle para cenar unas alitas de pollo con patatas fritas y decirle que las comiera con las manos. Mi cuñada me asegura que volvió feliz a casa y aún ahora lo recuerda**.

Estas Navidades no querí­a regalo de Reyes (afirma que ya es muy mayor), ni pelas (para eso ya tiene a sus padres y abuelos (es hijo y nieto único). A mí­ me daba corte, ya que a mis hijas siempre les hacen regalos cojonudos. Total, le preparé un surtido de encurtidos y boquerones en vinagre (todo casero, of course). ¡Un éxito! (y no, no disimulaba).

Y hasta aquí­ mis comentarios sobe el placer de comer y mi mejor y más agradecido comensal.





* Al pobre nunca le habí­an llevado a una feria.

** Tiene su mérito, el "niño"
ya está en sexto de carrera.