Inteligencia vs intelecto

Iniciado por Kamarasa GregorioSamsa, Abril 20, 2007, 12:34:18 PM

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Inuco

Eso de “fluye” me recuerda a cuando el maestro de este
le decí­a “flota”, y el tí­o se poní­a a correr por el agua, cual Redentor, lo que me hace deducir que el flotar y el fluir han de tener alguna conexión mí­stica que se une en los chacras cósmico-espirituales, así­n, subiendo por los ijares, lo cual debe de dotar al individuo que lo experimenta de una inteligencia sin parangón.

Kamarasa GregorioSamsa

Cita de: bocanegra en Abril 20, 2007, 01:51:03 PM
Cita de: GregorioSamsa en Abril 20, 2007, 12:34:18 PM
“Hoy en dí­a, la palabra inteligencia se usa de manera bastante imprecisa, pero puede encontrarse parte de su fuerza original en la raí­z latina, intelligere [viene del latí­n intelligentia, discernimiento, percepción y capacidad para escoger y conocer. A su vez, Intelligentia  viene del pretérito de intelligere, o intellegere (donde inter es "entre" y legere "leer", "escoger", "recoger"; literalmente, "leer hacia adentro"), percibir, entender y comprender], que tiene el sentido de «reunir en medio». Hace pensar en la expresión «leer entre lí­neas».

Es justo al revés. Inter + legere significa literalmente "reunir en medio", "aprehender", "comprehender", aunque se le dé el sentido de "leer hacia adentro".

La parte entre paréntesis la cogí­ de otro lugar que no era ese texto. Parece que Bohm afinó más en el concepto, ¿no?

Shizuka

Cita de: ferdinand en Abril 20, 2007, 01:52:08 PM
En cualquier caso, para fluir, fundamentalemente se necesita querer fluir (one) y tener fluidos (two).
O sea, que el estado ha de ser fundamentalmente lí­quido y más o menos espeso (en función de lo que se quiera pintar de blanco).



S.

[Sopla, garufélico]

ferdinand


Kamarasa GregorioSamsa

Cita de: Gí¸thí¥í¼s en Abril 20, 2007, 02:04:53 PM
Eso de “fluye” me recuerda a cuando el maestro de este
le decí­a “flota”, y el tí­o se poní­a a correr por el agua, cual Redentor, lo que me hace deducir que el flotar y el fluir han de tener alguna conexión mí­stica que se une en los chacras cósmico-espirituales, así­n, subiendo por los ijares, lo cual debe de dotar al individuo que lo experimenta de una inteligencia sin parangón.

Si flotas, te arrastran las siempre imprevistas olas. En cambio, si fluyes, eres la corriente. Hay bastante diferencia entre ambas formas de moverse.

La inteligencia cobra vida con el flujo, de modo que si se interrumpe éste aquélla va languideciendo. El intelecto, como bien sabe Bic, es un estanque que puede servirnos para acumular el lí­quido del conocimiento (en sentido amplio) pero si cometemos el error de cerrar ví­as para la renovación este agua terminará pudriéndose.

Dan

El Remo éste, ¿no era el que esquivaba balas?

Inuco

Pues mira, me ha gustado mucho la imagen que has puesto, Gregorio, me has convencido.

Y puestos a poner imágenes, considero que a veces es necesario flotar para poder nadar en contra de la corriente de flujos que nos arrastran por cauces preestablecidos y poder buscar otros afluentes o bifurcaciones. Muchos de los avances del conocimiento y la razón se han producido de este modo.

* Sí­, Dan, era el que esquivaba las balas. Remo, desarmado y peligroso. Veo que eres un friquiochentoso como yo  ;D.

Kamarasa GregorioSamsa

Cita de: Gí¸thí¥í¼s en Abril 23, 2007, 10:31:19 AM
Pues mira, me ha gustado mucho la imagen que has puesto, Gregorio, me has convencido.

Y puestos a poner imágenes, considero que a veces es necesario flotar para poder nadar en contra de la corriente de flujos que nos arrastran por cauces preestablecidos y poder buscar otros afluentes o bifurcaciones. Muchos de los avances del conocimiento y la razón se han producido de este modo.

No sé, no sé. La imagen que puse era para sugerir que sólo el que flota es arrastrado; el que fluye no sigue la corriente porque no está separado de la corriente. Pero esta corriente, al contrario de lo que te sugiere a ti, no es la corriente que va por cauces preestablecidos ya que esta "canalización" conduce a la "muerte" de la inteligencia que, como dije antes, se activa cuando la corriente, que se adapta sin problemas a cualquier entorno, sigue sus propias leyes de flujo. Es ligeramente distinto.

Normalmente, cuando uno flota es arrastrado por el poderí­o de las olas y por más esfuerzo que realice si éstas le superan terminará ahogado. Otra cosa es nadar contra corrientes de poca "intensidad".

Inuco

#23
No, si tienes razón, pero yo he querido poner otra imagen completamente diferente a la tuya.

Me querí­a referir que a veces el intelecto tiene unos cauces fijados por los que fluye la inteligencia que pueden estar equivocados o servir para unas épocas y no para otras y, en muchas ocasiones a lo largo de la historia, estos cauces no se han cuestionado hasta mucho tiempo más tarde y se pensaba que eran la verdad absoluta, hasta que llegó alguien que gracias a su inteligencia ha nadado contracorriente y ha buscado nuevos cauces o ha abierto otros nuevos.

Volviendo a tu imagen, serí­a como poner una depuradora para limpiar las aguas de tu estanque, que pueden estar corrompidas por algunas zonas.

* Vamos, lo que decí­as sobre no cerrar las ví­as para que no se pudran, ahora que te releo, pero que no basta con no cerrarlas, sino que a veces es necesario abrir nuevas.

Kamarasa GregorioSamsa

Eso que comentas de la inteligencia como impulsora de nuevos cauces podrí­a verse como una corriente de agua viva y poderosa que, en avalancha, se suma a la estancada por los diques del "consenso" para, con su enorme potencia, abrir grietas hasta derribarlos y recuperar ese flujo natural interrumpido.

No sé cómo verás la cuestión, pero en el actual estado de cosas se ve como algo extremadamente difí­cil. Sobre todo porque la gran quebrantadora de diques, la ciencia, ha pasado a ser casi una subordinada de la tecnologí­a. Y ya sabes en manos de quien puede estar la tecnologí­a. Competitividad (lograr patentes que rentabilicen la inversión en investigación, "llegar a ser algo o alguien" en la vida cotidiana, etc.) y especialización (mini-diques por los que es difí­cil que penetren nuevas aguas provenientes de "fuera" del entorno del dique) son muros cada vez más altos y mejor mantenidos para que realicen su extraordinaria labor de aislamiento, la más efectiva medida para interrumpir el flujo que existe sin "mancharse" las manos con una imposición directa de órdenes que hay que seguir. Es muy sofisticado el mecanismo de control. Tanto, que ni advertimos su presencia en nuestra forma habitual de pensar y actuar.

Inuco

#25
Hay cosas con las que no estoy de acuerdo, aunque reconozco cierta componente de crí­tica:

La competitividad no es en sí­ mala; hace que los investigadores, inventores o empresarios se esfuercen por hacer productos más útiles o perfectos o nuevos descubrimientos, lo cual es beneficioso para la humanidad en su conjunto, y la patente es un peaje o estí­mulo que hay que pagar, sin el cual es muy probable que muchas y costosí­simas investigaciones no se llevaran a cabo. Otra cosa es la duración de la patente, que tiende a ampliarse, pero esto ya es entrar en particularidades, en juicios y en opiniones. Precisamente es a veces el egoí­smo del empresario o del cientí­fico el motor del cambio y algo que puede llegar a beneficiar al conjunto, aunque el primero se beneficie más que proporcionalmente; para eso se ha arriesgado y esforzado o, simplemente, ha tenido suerte. Digamos que es su "recompensa", aunque tienda a quedarse con más de lo que en teorí­a le corresponde por sus esfuerzos, lo cual es intrí­nseco a la naturaleza humana.

La especialización no es tampoco mala en sí­ misma, sino una consecuencia de lo vasto de las ciencias y del conocimiento que, dada nuestra limitada capacidad intelectual, no podemos abarcar en su totalidad, a no ser que tuviéramos memoria fotográfica y conexiones neuronales que nos permitieran comprender las cosas y resolver los problemas más complicados con rapidez; y aún en este caso, serí­an necesarias varias vidas para abarcar todo el conocimiento que existe. La especialización implica que alguien se dedique a una rama del saber en particular y que profundice en ella en beneficio de la humanidad, dado que si no dedicara todo su tiempo a esa rama, es posible que no avanzara tanto en el conocimiento y el resto de la sociedad no se pudiera beneficiar de ello.

Al final, todos estos conocimientos e innovaciones acaban revirtiendo en el conjunto de la humanidad. Por ejemplo, internet fue un desarrollo militar del ejército norteamericano, sin el cual hoy no podrí­amos tú y yo estar comunicándonos.

La importancia de la especialización y la división del trabajo y su potencial para el desarrollo económico e innovación en cuanto a los métodos de trabajo y excelencia profesional ya fue identificada y explicada por Adam Smith en La riqueza de las naciones en el siglo XVIII, o sea que no es una cuestión o problema que nos coge de nuevas. Un poco más tarde, David Ricardo profundizó estos asuntos y desarrolló la teorí­a de la ventaja comparativa, que es más bien práctica, en la que defiende la división del trabajo de Smith y la aplica y demuestra en relación al comercio internacional.

Además, olvidas que muchos equipos de investigación son multidisciplinares, esto es, complementarios. Por ejemplo: en la búsqueda de nuevos materiales, puedes encontrar a un quí­mico que trabaje con un matemático al que le diga cómo se comportan ciertos componentes y sustancias y que lo exprese matemáticamente; éste elaborará un modelo matemático que represente tal comportamiento, y le pedirá al informático del equipo que lo traspase al ordenador y que diseñe gráficos representativos de dichos comportamientos, que sin duda serán más rápidos que los cálculos e ilustraciones que se pudieran realizar sobre un papel, lo que ahorrará tiempo y dinero.

Es cierto que se suelen levantar muros en los colectivos profesionales para diferenciarse del resto, pero esto no quiere decir que sean infranqueables para el que desee atravesarlos con voluntad y trabajo.

¿Que hay mecanismos de control y que son muy sofisticados? No lo sé, probablemente; serí­a interesante que especificaras. Pero todos los mecanismos de control pueden saltarse de alguna forma, de igual modo que ninguna fortaleza es inexpugnable ni niguna cárcel segura por completo contra fugas.

Por último, pienso que ciencia y tecnologí­a son complementarias y que a veces se confunden (por ser la misma cosa), y una no tiene por qué estar subordinada a la otra.

Kamarasa GregorioSamsa

Cita de: Gí¸thí¥í¼s en Abril 23, 2007, 11:27:19 PM
Hay cosas con las que no estoy de acuerdo, aunque reconozco cierta componente de crí­tica:

La competitividad no es en sí­ mala; hace que los investigadores, inventores o empresarios se esfuercen por hacer productos más útiles o perfectos o nuevos descubrimientos, lo cual es beneficioso para la humanidad en su conjunto, y la patente es un peaje o estí­mulo que hay que pagar, sin el cual es muy probable que muchas y costosí­simas investigaciones no se llevaran a cabo. Otra cosa es la duración de la patente, que tiende a ampliarse, pero esto ya es entrar en particularidades, en juicios y en opiniones. Precisamente es a veces el egoí­smo del empresario o del cientí­fico el motor del cambio y algo que puede llegar a beneficiar al conjunto, aunque el primero se beneficie más que proporcionalmente; para eso se ha arriesgado y esforzado o, simplemente, ha tenido suerte. Digamos que es su "recompensa", aunque tienda a quedarse con más de lo que en teorí­a le corresponde por sus esfuerzos, lo cual es intrí­nseco a la naturaleza humana.

La especialización no es tampoco mala en sí­ misma, sino una consecuencia de lo vasto de las ciencias y del conocimiento que, dada nuestra limitada capacidad intelectual, no podemos abarcar en su totalidad, a no ser que tuviéramos memoria fotográfica y conexiones neuronales que nos permitieran comprender las cosas y resolver los problemas más complicados con rapidez; y aún en este caso, serí­an necesarias varias vidas para abarcar todo el conocimiento que existe. La especialización implica que alguien se dedique a una rama del saber en particular y que profundice en ella en beneficio de la humanidad, dado que si no dedicara todo su tiempo a esa rama, es posible que no avanzara tanto en el conocimiento y el resto de la sociedad no se pudiera beneficiar de ello.

Al final, todos estos conocimientos e innovaciones acaban revirtiendo en el conjunto de la humanidad. Por ejemplo, internet fue un desarrollo militar del ejército norteamericano, sin el cual hoy no podrí­amos tú y yo estar comunicándonos.

La importancia de la especialización y la división del trabajo y su potencial para el desarrollo económico e innovación en cuanto a los métodos de trabajo y excelencia profesional ya fue identificada y explicada por Adam Smith en La riqueza de las naciones en el siglo XVIII, o sea que no es una cuestión o problema que nos coge de nuevas. Un poco más tarde, David Ricardo profundizó estos asuntos y desarrolló la teorí­a de la ventaja comparativa, que es más bien práctica, en la que defiende la división del trabajo de Smith y la aplica y demuestra en relación al comercio internacional.

Además, olvidas que muchos equipos de investigación son multidisciplinares, esto es, complementarios. Por ejemplo: en la búsqueda de nuevos materiales, puedes encontrar a un quí­mico que trabaje con un matemático al que le diga cómo se comportan ciertos componentes y sustancias y que lo exprese matemáticamente; éste elaborará un modelo matemático que represente tal comportamiento, y le pedirá al informático del equipo que lo traspase al ordenador y que diseñe gráficos representativos de dichos comportamientos, que sin duda serán más rápidos que los cálculos e ilustraciones que se pudieran realizar sobre un papel, lo que ahorrará tiempo y dinero.

Es cierto que se suelen levantar muros en los colectivos profesionales para diferenciarse del resto, pero esto no quiere decir que sean infranqueables para el que desee atravesarlos con voluntad y trabajo.

¿Que hay mecanismos de control y que son muy sofisticados? No lo sé, probablemente; serí­a interesante que especificaras. Pero todos los mecanismos de control pueden saltarse de alguna forma, de igual modo que ninguna fortaleza es inexpugnable ni niguna cárcel segura por completo contra fugas.

Por último, pienso que ciencia y tecnologí­a son complementarias y que a veces se confunden (por ser la misma cosa), y una no tiene por qué estar subordinada a la otra.

Al final llegamos donde siempre, a la escala o contexto en el que algo es válido o deja de serlo. Todo lo que comentas está muy bien (se podrí­an discutir algunos detalles pero tampoco es relevante para el conjunto) pero entendiéndolo en su contexto. El problema, y eso es de lo que hablaba, es la extensión sin medida del contexto especí­fico en que algo es útil. Es decir, la competitividad puede que no sea mala en sí­, pero el fomento EXCLUSIVO de la competitividad en detrimento de otro tipo de relaciones y la EXTENSIÓN a todos los ámbitos de nuestra existencia, incluso a las relaciones personales cotidianas, deriva necesariamente en una tensión a veces insoportable. Por eso puse el ejemplo de "tienes que ser algo o alguien". Ese "tener que ser" es una presión que se expande inadvertidamente y que anula o limita otras potencialidades humanas. "Si quieres sobrevivir en esta selva, tienes que ser...", "tienes que hacer", etc.

Se crea una imagen ideal a la que hay que llegar, como sea, porque si no eres un fracasado. Y esa tensión en efecto nos puede llevar a impulsarnos, servirí­a como motor para algunos, pero dejarí­a a la mayorí­a con una sensación de insatisfacción que no se cubre con los logros tecnológicos que revierten en él. De alguna manera "tiene que ser X", y si no llega a ser "X" su vida es un desastre y no hay otras ví­as que no sean "ser X".


Esto, aplicado al tema del hilo, se podrí­a resumir en que si SÓLO se fomenta el intelecto (lo mismo que si sólo se fomenta la competitividad y la especialización) y la inteligencia se abandona a su suerte llegará un momento en que no haya apenas corrientes de agua fresca que pueda quebrar la multiplicación excesiva de estanquitos. Por desgracia, tanto la educación oficial como los modelos que un niño "mama" en casa o en su entorno son cajas de resonancia de esa tendencia general, ya que los niños atienden más a las "señales" no verbales de los padres o profesores que a las palabras en las que éstos les indican la conveniencia de hacer, pensar o decir según qué cosas. Un ejemplo: si tú, por haber tenido carencias materiales de pequeño, haces lo indecible para que tu criatura no tenga las mismas le estarás dando sin querer un modelo de comportamiento por el que el pequeño sólo valorará los bienes materiales o, peor aún, considerará una obligación que se los proporciones de tal manera que siempre estará insatisfecho tenga o no algo material. Esa actitud del niño te incomodará porque tú has vivido sin ellos y aprendiste a valorar otras cosas (no te quedaba otra), por lo que tu discurso irá en la dirección de hacerle ver que hay niños que no tienen su suerte, que no tienen hogar, que trabajan desde muy pequeños, etc. creyendo erróneamente que la criatura va a adquirir esa sensibilidad que tu comportamiento inconsciente, su modelo, no le ha desarrollado precisamente.

Y un apunte sobre esta herramienta. Es cierto que tiene la extraordinaria capacidad de comunicarnos con personas de todo el mundo, pero también lo es que en muchos casos es más un aislante, un lugar de fuga de la realidad porque ésta no te satisface, que hace que la misma herramienta que proporciona información desinforme, o que la misma herramienta que facilita la comunicación, incomunique.

Sólo es cuestión de ajustar la escala o ampliar contextos para ver que algo no es como lo cuentan. Hay tendencias que están ahí­, y la insatisfacción crónica es una de ellas, siendo una de las razones esa "obligación" que se genera en el "entorno" por la asunción de validez universal y casi exclusiva de ciertos modelos frente a otros menos "útiles".

Por poner ejemplos fáciles de entender, ajenos al asunto. Si en los medios de comunicación el 90% de las noticias están referidas a Madrid y Barí§a (generalmente poco asociadas a cuestiones deportivas) o a PP y PSOE se estará proporcionando un modelo mediante el cual se da por hecho que en deporte SÓLO es importante hablar de estos dos clubes y en polí­tica que todo lo que no sea hablar de la eterna lucha de los dos grandes partidos es una pérdida de tiempo imperdonable. Así­, si un observador ajeno a estos movimientos observa la jugada sentirá necesariamente una extrañeza por la extraordinaria atención que se genera en torno a estos temas y el olvido casi vergonzante de todo lo que pasa alrededor, como si no existiera o tuviera una importancia menor. Y esta tendencia, en lugar de controlarse, se retroalimenta cada vez más con el consiguiente aumento de la extrañeza. O, por ejemplo, las noticias sobre los jóvenes en los que se muestran sus comportamientos más "llamativos" olvidando que la gran mayorí­a realiza otras actividades menos ruidosas, dando la falsa sensación de que SÓLO están interesados por lo "llamativo".

Por eso, si SÓLO se fomenta la competitividad y la especialización como únicos modelos válidos EN TODOS LOS ÓRDENES DE NUESTRA EXISTENCIA obviamente todo lo que salga de ahí­ tenderá a hacerse muy pequeñito e intrascendente, una mera anécdota, y a medida que el fomento se haga más y más extensivo la sensación será más marcada.

Inuco

Cita de: GregorioSamsa en Abril 24, 2007, 10:35:46 AM
Al final llegamos donde siempre, a la escala o contexto en el que algo es válido o deja de serlo. Todo lo que comentas está muy bien (se podrí­an discutir algunos detalles pero tampoco es relevante para el conjunto) pero entendiéndolo en su contexto. El problema, y eso es de lo que hablaba, es la extensión sin medida del contexto especí­fico en que algo es útil. Es decir, la competitividad puede que no sea mala en sí­, pero el fomento EXCLUSIVO de la competitividad en detrimento de otro tipo de relaciones y la EXTENSIÓN a todos los ámbitos de nuestra existencia, incluso a las relaciones personales cotidianas, deriva necesariamente en una tensión a veces insoportable. Por eso puse el ejemplo de "tienes que ser algo o alguien". Ese "tener que ser" es una presión que se expande inadvertidamente y que anula o limita otras potencialidades humanas. "Si quieres sobrevivir en esta selva, tienes que ser...", "tienes que hacer", etc.

Aún así­, existen formas de tomarse la competitividad y cada una con matices, pero se podrí­a resumir, se me ocurre, en dos clases de comportamiento, a saber: el deportivo y el destructivo. Uno puede competir contra otro y, a la vez, admirarlo y felicitarlo tanto si se es el vencedor como si se es el vencido; este es el tipo de comportamiento sano que se deberí­a fomentar, o el que deberí­a existir en una sociedad civilizada. El otro, el destructivo, es el que, desgraciadamente, más se fomenta y consiste en aniquilar toda competencia u oposición; este es el que se deberí­a erradicar.

Haces bien en hacer notar el peligro del fomento exclusivo de la competitividad; evidentemente, el ser humano es un ser social y ha de ser instruí­do, además, en otra serie de valores y cualidades, como es el civismo, la solidaridad, el honor, etcétera. De todas formas, aunque se anularan o limitaran otras potencialidades humanas, el individuo con un mí­nimo de inteligencia deberí­a ser lo suficientemente perspicaz y voluntarioso como para identificar estas carencias y superarlas; esto puede parecer una utopí­a, y para la gran mayorí­a de la masa puede que lo sea, pero siempre ha habido casos admirables en la historia de superación de limitaciones impuestas e independencia intelectual, a pesar del ambiente opresivo en el que se pudiera vivir.

Con esto, digo que la superación de estas dificultades depende siempre, en último término, exclusivamente del individuo, aunque reconozco que la familia, amigos y otros factores externos pueden tener una gran influencia en este proceso, tanto positiva como negativa, así­ como otro tipo de presiones sociales externas, pero al final todo se reduce a la fuerza de voluntad, afán de superación y mentalidad individual.

Económicamente (y frí­amente por el tipo de análisis) podrí­amos decir que el individuo se sitúa en una situación de coste-beneficio: a qué tengo que renunciar para conseguir esto.

En cuanto al “tener que ser” no es que sólo se expanda inadvertida o tácitamente, sino que a en muchas ocasiones la presión es directa y a las claras, en forma de exhortación o de orden taxativa. En cuanto a que anule o limite otras potencialidades, te vuelvo a repetir que no necesariamente; ciertos individuos, la mayorí­a probablemente, lo aceptarán o se resignarán, pero siempre habrá otros que serán inconformistas y no se contenten con ese “tener que ser” y se busquen su propio “tengo que ser”; ya el “yo” toma protagonismo y conciencia de sí­ mismo frente al “ellos”.

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Se crea una imagen ideal a la que hay que llegar, como sea, porque si no eres un fracasado. Y esa tensión en efecto nos puede llevar a impulsarnos, servirí­a como motor para algunos, pero dejarí­a a la mayorí­a con una sensación de insatisfacción que no se cubre con los logros tecnológicos que revierten en él. De alguna manera "tiene que ser X", y si no llega a ser "X" su vida es un desastre y no hay otras ví­as que no sean "ser X".

La imagen ideal es algo a lo que una persona o una sociedad aspiran y que piensan que, por extensión, es a lo que tienen que aspirar los demás individuos. Para superar esta imagen ideal, el individuo necesitará alcanzar una independencia intelectual y, mientras está en este proceso, se tendrá que dejar guiar e influir por los que saben más que él (un niño no puede decidir sus objetivos vitales, pues no está capacitado para ello) hasta que tome conciencia y conocimiento de su situación y sus posibilidades. Luego es posible que decida tomar su propio camino yendo en contra de esta imagen ideal. Es como el pintor que está aprendiendo todas las técnicas básicas y avanzadas para su formación hasta conseguir poder pintar un cuadro que casi no se pueda distinguir de una foto (intelecto); una vez adquirida la técnica, podrá dedicarse, si quiere, a utilizarla para pintar cuadros al estilo que le plazca, como si quiere imitar los dibujos que pueda hacer un niño, o crear una nueva corriente (inteligencia). Puede hacer algo muy por debajo de sus posibilidades, pero la técnica ya la tiene ahí­ para desarrollar el arte del modo que le plazca.

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Esto, aplicado al tema del hilo, se podrí­a resumir en que si SÓLO se fomenta el intelecto (lo mismo que si sólo se fomenta la competitividad y la especialización) y la inteligencia se abandona a su suerte llegará un momento en que no haya apenas corrientes de agua fresca que pueda quebrar la multiplicación excesiva de estanquitos. Por desgracia, tanto la educación oficial como los modelos que un niño "mama" en casa o en su entorno son cajas de resonancia de esa tendencia general, ya que los niños atienden más a las "señales" no verbales de los padres o profesores que a las palabras en las que éstos les indican la conveniencia de hacer, pensar o decir según qué cosas. Un ejemplo: si tú, por haber tenido carencias materiales de pequeño, haces lo indecible para que tu criatura no tenga las mismas le estarás dando sin querer un modelo de comportamiento por el que el pequeño sólo valorará los bienes materiales o, peor aún, considerará una obligación que se los proporciones de tal manera que siempre estará insatisfecho tenga o no algo material. Esa actitud del niño te incomodará porque tú has vivido sin ellos y aprendiste a valorar otras cosas (no te quedaba otra), por lo que tu discurso irá en la dirección de hacerle ver que hay niños que no tienen su suerte, que no tienen hogar, que trabajan desde muy pequeños, etc. creyendo erróneamente que la criatura va a adquirir esa sensibilidad que tu comportamiento inconsciente, su modelo, no le ha desarrollado precisamente.

Creo que hay dos tipos de inteligencia que no necesariamente han de estar separadas y delimitadas: la innata, que depende de nuestra genética, conexiones neuronales, procesos biológicos, etc. y la adquirida, que depende del intelecto, que hemos definido como bagaje cultural, y del entrenamiento que en el proceso de aprendizaje y asimilación se le vaya dando. La inteligencia se entrena precisamente con el intelecto, y con él se retroalimenta. El fomento del intelecto no tiene que ir reñido con el de la inteligencia, ya que fomentando el intelecto, se fomenta la inteligencia. De todas formas, creo que el intelecto es más fácil de adquirir que la inteligencia, pues consiste en una acumulación de datos; cómo se relacionan e interactúan esos datos ya es un proceso más difí­cil de desarrollar y entrenar, y en la mayorí­a de las ocasiones la imposibilidad de desarrollo a mayores niveles obedece a limitaciones fí­sicas.

El desarrollo de la inteligencia no es algo que nos puedan dar exógenamente, sino que requiere un esfuerzo intelectual interno del individuo.

Y toda esta exposición se puede resumir en que al principio de nuestras vidas tendremos que dejarnos guiar hasta llegar a un determinado estadio en el que tendremos que abandonar el nido y desarrollar por nosotros mismos nuestra inteligencia en la dirección deseada.

Lo que tú expones es una concepción social en cuanto al desarrollo de la inteligencia del individuo y yo una concepción individual (modelo latino frente modelo anglosajón), pero pienso que ambas son complementarias y no excluyentes.

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Y un apunte sobre esta herramienta. Es cierto que tiene la extraordinaria capacidad de comunicarnos con personas de todo el mundo, pero también lo es que en muchos casos es más un aislante, un lugar de fuga de la realidad porque ésta no te satisface, que hace que la misma herramienta que proporciona información desinforme, o que la misma herramienta que facilita la comunicación, incomunique.

Las herramientas no son malas; es el uso que se haga de ellas el que puede ser malo y, por tanto, el individuo que haga ese uso. Un cuchillo puede servir para cocinar o para matar, pero a un instrumento no le podemos atribuir cualidades humanas.

Si la realidad no nos satisface, quizás sea hora de intentar cambiarla, aunque esto puede resultar un tanto utópico.

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Sólo es cuestión de ajustar la escala o ampliar contextos para ver que algo no es como lo cuentan. Hay tendencias que están ahí­, y la insatisfacción crónica es una de ellas, siendo una de las razones esa "obligación" que se genera en el "entorno" por la asunción de validez universal y casi exclusiva de ciertos modelos frente a otros menos "útiles".

Por poner ejemplos fáciles de entender, ajenos al asunto. Si en los medios de comunicación el 90% de las noticias están referidas a Madrid y Barí§a (generalmente poco asociadas a cuestiones deportivas) o a PP y PSOE se estará proporcionando un modelo mediante el cual se da por hecho que en deporte SÓLO es importante hablar de estos dos clubes y en polí­tica que todo lo que no sea hablar de la eterna lucha de los dos grandes partidos es una pérdida de tiempo imperdonable. Así­, si un observador ajeno a estos movimientos observa la jugada sentirá necesariamente una extrañeza por la extraordinaria atención que se genera en torno a estos temas y el olvido casi vergonzante de todo lo que pasa alrededor, como si no existiera o tuviera una importancia menor. Y esta tendencia, en lugar de controlarse, se retroalimenta cada vez más con el consiguiente aumento de la extrañeza. O, por ejemplo, las noticias sobre los jóvenes en los que se muestran sus comportamientos más "llamativos" olvidando que la gran mayorí­a realiza otras actividades menos ruidosas, dando la falsa sensación de que SÓLO están interesados por lo "llamativo".

Por eso, si SÓLO se fomenta la competitividad y la especialización como únicos modelos válidos EN TODOS LOS ÓRDENES DE NUESTRA EXISTENCIA obviamente todo lo que salga de ahí­ tenderá a hacerse muy pequeñito e intrascendente, una mera anécdota, y a medida que el fomento se haga más y más extensivo la sensación será más marcada.

Conocer el resto de la realidad, la que se nos oculta, quizás sea difí­cil y requiera mucho esfuerzo, pero no es imposible para las mentes inquietas y voluntariosas.

La competitividad y la especialización no deben ser los únicos modelos válidos y los que únicamente se deban fomentar; hay que fomentar toda clase de valores que sean beneficiosos y positivos para la sociedad y para el individuo, pero esto ya depende de los objetivos individuales y colectivos y a qué estemos dispuestos a renunciar o qué estemos dispuestos a sacrificar. Volvemos al análisis de coste-beneficio: hay que hacer elecciones.

Y escrito todo este insufrible ladrillo, tengo la cabeza como un bombo y ya no sé si me he contradicho, pero son las 12:48 de la noche y me niego a releer y a desarrollar más los últimos párrafos con más argumentos y razones, porque corro el riesgo de fenecer o de que me tiren piedras por escribir tochos.

Kamarasa GregorioSamsa

No es un ladrillo, hombre, es ligerito.

Antes de enredarnos en detalles que nos hagan perder la perspectiva básica te preguntaré una cosa. Has hablado de trabajo individual, de romper esa dinámica desde uno mismo para abrir nuevas ví­as (más o menos). De alguna forma, piensas que es posible desligarse lo suficiente de nuestro condicionamiento social -implí­cito o explí­cito- como para lograr no sólo advertir los peligros ya referidos del fomento casi exclusivo de la competitividad y la especialización sino que ese desligamiento individual va a tener resonancia social, provocando una catarata de reacciones individuales del mismo tipo. Es decir, trabajar individualmente para desligarse del condicionamiento social y así­ ayudar a otros a que hagan lo mismo, ¿es eso?

Kamarasa GregorioSamsa

Un trazo metafórico, importante, y un matiz para continuar:

El intelecto se marca metas, piensa en los resultados. La inteligencia, en cambio, abre caminos, disfruta del trayecto.

De esta forma sencilla se puede entender que la frase "tener que (ser, hacer, pensar, decir, etc.)" forma parte de nuestro intelecto, ya sea que venga de fuera o de dentro, producto casi sin género de dudas del modelo que domina.