Socialdemocracia: ¿hay otra posibilidad?

Iniciado por Mikel Otsuka, Noviembre 14, 2007, 01:32:58 PM

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Scardanelli

La alternativa al liberalismo/capitalismo es el socialismo/socialismo.
Como dize Aristótiles, cosa es verdadera,
el mundo por dos cosas trabaja: la primera,
por aver mantenení§ia; la otra cosa era
por aver juntamiento con fenbra plazentera.

Ariete

Hombre, precisamente de Amartya Sen ando léyéndome un libro, el de "Identidad y violencia". De momento es un poco repetitivo en su idea central (todo tenemos muchas identidades superpuestas, y no hay que encadenar a la gente a sólo una de ellas) pero es buen chaval, se merece el nobel que le dieron.

Respecto a esto de buscar un comunismo que engorde, a diferencia del habido hasta ahora, pues no veo qué falta hace. En todo caso lo que se necesita es más desarrollo económico y tecnológico, antes que formas de organización económica novedosas.

Scardanelli

Como dize Aristótiles, cosa es verdadera,
el mundo por dos cosas trabaja: la primera,
por aver mantenení§ia; la otra cosa era
por aver juntamiento con fenbra plazentera.

Dionisio Aerofagita

Cita de: Mikel Otsuka en Noviembre 15, 2007, 12:24:16 AM
y la menor cantidad posible de estado, también al mismo tiempo.

Yo, como "mi anarquismo es puramente espiritual" termino a veces discutiendo de estas cosas con los anarquistas de verdad y con los ultraliberales, que tienen menos tirria al Estado pero mucha; no es que lo discuta contigo, porque no has dicho nada, pero aprovecho la ocasión para despotricar. En nuestos mitos sociales de la communitas (hagamos anarquismo mí­stico), el verdadero enemigo no es el Estado, sino el Poder. Creo que es el Poder lo que nos duele. Pero el Poder es inherente a toda sociedad humana (estructura). Hay sociedades sin Estado, pero no hay sociedades sin Poder. El problema es al final qué compromiso, que equilibrio en esa contradicción: no soportamos el poder, pero tiene que haberlo. Qué poder y con qué control.

Resulta que en nuestro contexto histórico se ha configurado el Estado como una forma de Poder especialmente importante e influyente, que pretende tener el monopolio de la coacción fí­sica y eso es mentira, pero no tanto. Una forma de Poder que utiliza todo el potencial de la racionalidad moderna para convertirse en una fuerza casi imparable. Hay que tenerle tirria al Estado, hay que mirarlo con sospecha, con escepticismo, hay que controlarlo; pero no porque es el Estado, sino porque es el Poder. Como los nativos africanos que vituperan, insultan o incluso golpean al caudillo africano ritualmente en el rito de entronización: le recuerdan y se recuerdan que su poder viene de ellos; que cuando se pierda esa conexión, el Rey se transformará en el Tirano y ya llegará un dí­a de estos, en una semana o en seis generaciones, el Rey Mendigo (Aragorn, Ulises, Ricardo...) a destronarlo.

Hoy en dí­a, al omnipotente Estado hay que controlarlo a través de las elecciones, y la prensa y la opinión pública y los derechos fundamentales, y el sometimiento del Estado al Derecho y la separación de poderes (bueno, nuestro intento de separación de poderes). Cuando estas garantí­as están puestas, el Estado se convierte en el Rey Sabio, el poder legí­timo, hasta que estas garantí­as dejen de ser operativas y haya que deponer al tirano e inventarse otra cosa (yo creo que de momento, lo que hay que hacer es profundizar en ellas). Un Poder, digamos, democráticamente controlado y por tanto un poco menos desagradable. Pero lo odiamos igual, porque nos manda y nos roba los impuestos. Si el Estado está bien controlado, que es lo que importa, no importa tanto que sea mucho, poco o regular. Claro, si es mucho puede terminar restringiendo esferas de libertad, pero creo que es mejor enfocarlo desde el control que desde la cantidad.

Y un poder omnipotente democráticamente controlado es una buena arma de la sociedad para contener a todos esos Poderes, que no son el Estado y podrí­an tener menos legitimación. El Estado será mucho si hace falta mucha intervención para equilibrar y controlar al poder.

A veces parece que los ultraliberales creen que el Estado es el único poder, el único que interviene en el mercado, que interviene en la economí­a. No, en el mercado y en la economí­a interviene mucha gente, el tema es para qué, con qué poder y con qué control. Que la falta de intervención del Estado garantiza la libertad en el mercado. Olvidan que el propio Estado lo vinieron a crear en cierto modo los liberales, precisamente para desarticular otros Poderes y permitir la libertad de mercado.
Que no sean muchas tus palabras, porque los sueños vienen de la multitud de ocupaciones y las palabras necias, de hablar demasiado.

Scardanelli

Cita de: Ariete en Noviembre 15, 2007, 08:01:25 PMRespecto a esto de buscar un comunismo que engorde, a diferencia del habido hasta ahora, pues no veo qué falta hace. En todo caso lo que se necesita es más desarrollo económico y tecnológico, antes que formas de organización económica novedosas.

1.300 millones de chinos convertidos en 1.300 millones de insaciables consumidores intensivos no hay orbe que lo aguante. Mejor que sigan en régimen de alegre esclavitud.
Como dize Aristótiles, cosa es verdadera,
el mundo por dos cosas trabaja: la primera,
por aver mantenení§ia; la otra cosa era
por aver juntamiento con fenbra plazentera.

popotez

Cita de: Ariete en Noviembre 15, 2007, 08:01:25 PM
Hombre, precisamente de Amartya Sen ando léyéndome un libro, el de "Identidad y violencia". De momento es un poco repetitivo en su idea central (todo tenemos muchas identidades superpuestas, y no hay que encadenar a la gente a sólo una de ellas) pero es buen chaval, se merece el nobel que le dieron.

Respecto a esto de buscar un comunismo que engorde, a diferencia del habido hasta ahora, pues no veo qué falta hace. En todo caso lo que se necesita es más desarrollo económico y tecnológico, antes que formas de organización económica novedosas.

Pues mira de pillar el de Rawls, un filósofo liberal de Harvard -pero de Harvard, no como esos que dicen que van a Harvard y en realidad van a un simulacro de- poco conforme con las lógicas depredadoras. Ahí­ va una foto especialmente favorecedora:



Dentro de un año estaremos mejor

Mikel Otsuka

Cita de: Dionisio Areopagitez en Noviembre 15, 2007, 08:08:59 PM
Cita de: Mikel Otsuka en Noviembre 15, 2007, 12:24:16 AM
y la menor cantidad posible de estado, también al mismo tiempo.

Yo, como "mi anarquismo es puramente espiritual" termino a veces discutiendo de estas cosas con los anarquistas de verdad y con los ultraliberales, que tienen menos tirria al Estado pero mucha; no es que lo discuta contigo, porque no has dicho nada, pero aprovecho la ocasión para despotricar. En nuestos mitos sociales de la communitas (hagamos anarquismo mí­stico), el verdadero enemigo no es el Estado, sino el Poder. Creo que es el Poder lo que nos duele. Pero el Poder es inherente a toda sociedad humana (estructura). Hay sociedades sin Estado, pero no hay sociedades sin Poder. El problema es al final qué compromiso, que equilibrio en esa contradicción: no soportamos el poder, pero tiene que haberlo. Qué poder y con qué control.

Resulta que en nuestro contexto histórico se ha configurado el Estado como una forma de Poder especialmente importante e influyente, que pretende tener el monopolio de la coacción fí­sica y eso es mentira, pero no tanto. Una forma de Poder que utiliza todo el potencial de la racionalidad moderna para convertirse en una fuerza casi imparable. Hay que tenerle tirria al Estado, hay que mirarlo con sospecha, con escepticismo, hay que controlarlo; pero no porque es el Estado, sino porque es el Poder. Como los nativos africanos que vituperan, insultan o incluso golpean al caudillo africano ritualmente en el rito de entronización: le recuerdan y se recuerdan que su poder viene de ellos; que cuando se pierda esa conexión, el Rey se transformará en el Tirano y ya llegará un dí­a de estos, en una semana o en seis generaciones, el Rey Mendigo (Aragorn, Ulises, Ricardo...) a destronarlo.

Hoy en dí­a, al omnipotente Estado hay que controlarlo a través de las elecciones, y la prensa y la opinión pública y los derechos fundamentales, y el sometimiento del Estado al Derecho y la separación de poderes (bueno, nuestro intento de separación de poderes). Cuando estas garantí­as están puestas, el Estado se convierte en el Rey Sabio, el poder legí­timo, hasta que estas garantí­as dejen de ser operativas y haya que deponer al tirano e inventarse otra cosa (yo creo que de momento, lo que hay que hacer es profundizar en ellas). Un Poder, digamos, democráticamente controlado y por tanto un poco menos desagradable. Pero lo odiamos igual, porque nos manda y nos roba los impuestos. Si el Estado está bien controlado, que es lo que importa, no importa tanto que sea mucho, poco o regular. Claro, si es mucho puede terminar restringiendo esferas de libertad, pero creo que es mejor enfocarlo desde el control que desde la cantidad.

Y un poder omnipotente democráticamente controlado es una buena arma de la sociedad para contener a todos esos Poderes, que no son el Estado y podrí­an tener menos legitimación. El Estado será mucho si hace falta mucha intervención para equilibrar y controlar al poder.

A veces parece que los ultraliberales creen que el Estado es el único poder, el único que interviene en el mercado, que interviene en la economí­a. No, en el mercado y en la economí­a interviene mucha gente, el tema es para qué, con qué poder y con qué control. Que la falta de intervención del Estado garantiza la libertad en el mercado. Olvidan que el propio Estado lo vinieron a crear en cierto modo los liberales, precisamente para desarticular otros Poderes y permitir la libertad de mercado.


La verdad es que casi todo loo que dices me parece muy bien, y en especial esto:

Si el Estado está bien controlado, que es lo que importa, no importa tanto que sea mucho, poco o regular. Claro, si es mucho puede terminar restringiendo esferas de libertad, pero creo que es mejor enfocarlo desde el control que desde la cantidad.

Quizá no acerté al poner eso de "menos estado", porque no refleja todos los matices que tú has detallado aquí­. A lo que me referí­a es a que me anima una especie de espí­ritu minarquista de izquierda, que se traducirí­a en el mejor control posible del estado y en adelgazar algunas de sus secciones.

Es curioso. En tiempos más anarquistoides, allá por los años de carrera, escribí­ una especie de cuento, una alegorí­a peyorativa del Poder, no del Estado. Ahora me sonrojarí­a si lo leyese, aunque creo que gustó a la sección progre.
- E una puta tan susia, tan guarra y tan arrastrá que la yaman la PSN. - ¿Pero tan serda e? - Hombre, siempre se esagera...

Tejemaneje

Vamos directos a una ortocracia, entendiendo 'orto' en la segunda acepción del diccionario, es decir, recto, palabra polisémica que nos permite, en estos momentos de soñarrera, sentir cómo nos introducen, sin prisa pero sin pausa, la existencia por retaguardia.