Blas Infande, du amigo.

Iniciado por ferdinand, Septiembre 20, 2010, 12:45:47 AM

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ENNAS

«Yo tengo clavada en la conciencia, desde mi infancia, la visión sombría del jornalero... »

«Los toros se engordan en las tierras que se niegan a los hombres forzados a emigrar...»

«España, que lo regatea todo a los investigadores profesionales, paga muy bien a unos funcionarios, que son los notarios, dejándoles mucho tiempo libre para que puedan investigar»

«Si hubiéramos querido, habríamos identificado a Andalucía como una nación y aun a confundir su interés nacional con las acostumbradas reivindicaciones, que denominan realidades los políticos; v.gr. con el proteccionismo a ultranza de los trigos, de los vinos y de los aceites y con el mantenimiento del régimen territorial consagrado por la conquista[...] Los tradicionalistas nos miraron con simpatía atendiendo a nuestro nombre, pero en cuanto empezaban a penetrar nuestra doctrina, huían de­solados[...] No habían sido las naciones quienes habían constituido los Estados, sino éstos los que habían constituido las naciones.»

«Esta operación la viene realizando el Estado desde que, mediante la Revolución, la sociedad llegó a apercibir que el pueblo (la junta concordada y unánime de la multitud; Escipión, según San Agustín) se definió como una soberanía sobre la del Estado de derecho divino, denominando nación a este aspecto de su existencia. El Estado político tuvo que apoyarse entonces sobre este aspecto de la existencia popular; lo estatificó; lo erigió en sustancia viva permanente, en una palabra, creó la nación y en su nombre siguió ejerciendo el Poder social. Es decir, el Estado no se transformó esencialmente. Siguió personificando los mismos intereses. Fue una nueva vestidura o un trance más de una nueva justificación. Primer trance: Derecho Divino de los Reyes. Se­gundo trance: Derecho Divino de Reino. Tercer trance: Derecho Divino de la Nación. Tres derechos distintos y uno solo en realidad: la arbitrariedad de los intereses que personifica el Estado sofista impidiendo así el advenimiento del Estado natural».



«Declaremos a los representantes del régimen actual y sus procedimientos, incompatibles en absoluto, por su inconsciencia e inaguantable contumacia con las aspiraciones generosas de renovación. Una barrera impenetrable de intereses políticos o partidistas y plutocráticos, consustancial de la conservación de dinastías arcaicas y de oligarquías inmundas, impide el advenimiento de las nuevas condiciones, contradictorias de absurdos privilegios.

Rechacemos la representación de un Estado que nos deshonra, sosteniendo regímenes arcaicos y feudales en todos los órdenes de la Administración: en la Hacienda, en la Enseñanza, en la Justicia; Poderes que mantienen Códigos sancionadores de bárbaras costumbres privadas, por los cuales la sociedad salvaje de este territorio ejerce una tiranía espiritual mil veces peor que la económica y que la política, sobre los hombres cultos que se preguntan si este país es una patria o un establo.

Declarémonos separatistas de este Estado que, con relación a individuos y pueblos, conculca sin freno los fueros de justicia y del interés y, sobre todo, los sagrados fueros de la libertad; de ese Estado que nos descalifica ante nuestra propia conciencia y ante la conciencia de los pueblos extranjeros. Avergoncémonos de haber sufrido y condenémoslo al desprecio o al perecimiento; esto es, al vacío del olvido absoluto en donde el recuerdo del malo se extingue, a esas castradas generaciones antecedentes, que nos hubieron de legar la deshonra de este Estado, por no haber concebido ni ejecutado en su inconsciencia, en su cobardía o en su maldad, el esfuerzo generoso que exigía de ellas la esperanza de una posteridad feliz. Reneguemos de los padres que despreciaron a los hijos, viviendo con la España antigua la historia estéril para el progreso humano de un pueblo inspirado por dogmas sombríos de muerte, que hiciera cruzada contra la naturaleza y la vida, forjando para España y para los españoles de hoy la prevención y el menosprecio universales.

Hay que romper la secular barrera y hay que romperla ahora o nunca. Ved que, con ser ínfima la cultura y la capacitación del pueblo, es mucho menor la de los hombres representantes de los regímenes que imperan. Rechazad la tiranía del interior, la más degradante de las tiranías.»

RepublicanoJacobino

Ferdinand

Cuanto tiempo sin tener que intentar entender lo que no tiene ningún significado
Cuando deseas una cosa con mucha fuerza, al final te comes una mierda

Glatts

Yo que volví aquí a ver si Ferdinand volvía, y el tío no vuelve, a que me vuelvo a ir...