San Pelayo en Córdoba

Iniciado por NubeBlanca, Junio 27, 2008, 10:36:14 AM

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NubeBlanca

Adoro este periódico.


Adoro este periódico


http://www.hispanidad.com/noticia.aspx?ID=57691

Hoy es San Pelayo, el chaval que se negó a ser sodomizado por el califa de Córdoba y por torturado y asesinado por éste
Sr. Director:


Ésta es la historia de San Pelayo, Mártir (911-925).

En estos tiempos de "tolerancia" hacia los sodomitas, invertidos y degenerados;  de mentira laudatoria de todo cuanto venga del Islam y de mentira denigratoria de cuanto venga de Cristo, el ejemplo de un chiquillo de 14 años que escribió con letras rojas de sangre su nombre en el Libro de los Vivos no está de más traerlo a colación.
Máxime cuando él, como Santa Marí­a Goretti u otros Santos que defendieron su Pureza -virtud de la que este loco mundo hace escarnio-, luchó incluso contra la seducción contra-natura que le proponí­a el sodomita y asqueroso y repugnante Abderramán III, hoy dí­a idolatrado por los adalides de la "unión de civilizaciones".

Me lo encontré en este sitio, y hay que airearlo.

"El joven murió martirizado por negarse a ser sodomizado por el sultán de Córdoba. Como afrenta el Orgullo Gay se celebra siempre el siguiente fin de semana a su festividad: 26 de junio. Adalides de la tolerancia....

Su biógrafo dice que era tardo para la sonrisa; sin razón ninguna para no creerlo, aceptamos su testimonio y hasta puede ser que al final de la hagiografí­a terminemos por darle la razón.

Nacido en Galicia a orillas del Miño; solí­a jugar con los otros chicos en el pórtico de la episcopal de Tuy. Era sobrino del obispo Hermogio; por eso estudiaba gramática en la escuela junto a la catedral, donde se iba aprendiendo el salterio dí­a a dí­a; también en los dí­as más solemnes se uní­a al canto mozárabe y actuaba como monaguillo en las funciones litúrgicas.

Pero aquello quedaba lejos. Ahora lo habí­an metido en la cárcel de Córdoba, donde los cuerpos de sus compañeros estaban sujetos con cadenas y grilletes; aquellos esclavos daban un hedor nauseabundo, pero a todo se acostumbra uno; un guardia con látigo iba a por ellos para llevarlos a sus tareas de arreglar jardines, limpiar mezquitas, atender los baños, arrimar tierra y amontonar ladrillos para las construcciones.

Al regreso contaban que era inabarcable el trabajo que habí­a en aquella ciudad enorme.
A Pelayo le habí­an dicho que le llevaban a ver al tí­o, y no le mintieron del todo, porque vio a Hermogio que estaba en la prisión, ya enfermo y hecho un viejo. Lo habí­an apresado el año anterior en la batalla de Val de Junquera (920) y desde allí­ lo llevaron a Córdoba. Pelayo era su rescate porque, al no llegar el oro, más valí­a un joven que un viejo.
El niño pensó que aquella situación acabarí­a pronto; así­ se lo aseguró su tí­o, pero con lo enfermo que iba al pasar el Duero, nada más llegó a saberse del obispo. Es verdad que de vez en cuando vení­an oleadas de prisioneros nuevos; pero en los cuatro años que pasó en la prisión, cada dí­a repetí­a al anterior y fijaba al de mañana.

Pelayo tení­a permitido estar en otras estancias mientras sacaban a los mayores para el trabajo diario; como no habí­a alborotado, ni dado un problema, ni se habí­a unido a ninguna insurrección, hasta se habí­a ganado la confianza de sus guardianes; pasaba bastante tiempo leyendo códices a escondidas y por la noche preguntaba lo que o entendí­a a los clérigos presos.

Aprendió a discutir con carceleros y con los dueños de las casas ricas donde lo pusieron a trabajar de dí­a; supo atraer su simpatí­a y respeto. Aquel chico valí­a la promesa de dinero.
Comprendió la corrupción generalizada de Córdoba, que a la vez era fortaleza, poder, arte, libros, bullicio, mercado con una gran cantidad de gente que compraba y vendí­a, reí­a, vociferaba más que hablaba, estaba contenta, y con frecuencia escuchaba a poetas que solí­an cantar las gracias de los mancebos.

Tuvo tiempo de ver la confusión moral generalizada del lugar donde viví­an hacinados los trabajadores esclavos y los presos sometidos a condena, y allí­ mismo necesitó energí­a heroica para guardar su pureza.

Por eso decí­a 'Dios quiera que no me vea en apuros más terribles'. Porque allí­ se enteró de que los altos cargos se compraban con la prostitución de las conciencias; sí­, al renegar de la religión vení­an sin mucho esfuerzo las casas, los palacios con esclavos del mediterráneo o judí­os comerciantes de Alemania o de Francia, oro y tierras. Era la polí­tica de Abderramán III, que los hací­a instrumentos útiles y manejables al cambiar de religión y prestarle infames servicios.

El joven Pelayo no cedió cuando lo llamaron a prestarlos aunque lo llevaran con protocolo al fastuoso ambiente cortesano, donde habí­a alfombras y tapices, vasos de plata, aromas exóticos y guardianes sudaneses. Iba todo bañado, limpio, elegantemente vestido y perfumado; así­ lo presentaron ante el emir Abderramán III, el Victorioso, hombre dominado por la sensualidad, aunque los historiadores lo alaben por su corazón bondadoso.

Las promesas de honor, riqueza y poder si se hací­a musulmán se quedaron pequeñas. Sus palabras: 'Soy cristiano y lo seré. Tus riquezas no valen nada. No voy a renegar de Cristo que es mi Señor y el tuyo, aunque tú no lo quieras'. Y 'atrás, perro, (echándose para atrás, cuando intentaba tocar su ropa aquel soberano) ¿crees que soy como esos jóvenes infames que te acompañan?'. Y rezó: 'Señor, lí­brame de las manos de mis enemigos'.
Una catapulta de guerra lo lanzó desde un patio del alcázar hasta la otra orilla del Guadalquivir; como aún viví­a, un guardia negro le cortó la cabeza con la espada. Era el primer cuarto del siglo X.

Su cuerpo fue trasladado a León, y más tarde a Oviedo, donde se veneran actualmente sus reliquias en el monasterio de benedictinos que lleva su nombre.

Los gays no se inventaron en el siglo XXI. Ni los mártires. Ya ves, Pelayo, cuando tanto invertido de uno y otro sexo campea hoy gritando por sus derechos, tú te quedas en la Historia como ejemplo de los que mueren por no querer serlo."

Rafael Castela Santos

dangelos@googlegroups.com

Agarkala

¿De dónde sacas estas cosas, zruspa?

"hombre dominado por la sensualidad" jajajaja

Dan

Vaya, una muerte de altos vuelos.

"sí­, al renegar de la religión vení­an sin mucho esfuerzo las casas, los palacios con esclavos del mediterráneo o judí­os comerciantes de Alemania o de Francia, oro y tierras"

¡Reniego! ¡RENIEGOOOOOOO! Vengan a mí­.

Agarkala

Lo que sí­ es cierto es que al convertirte dejabas de pagar impuestos. Y oye, milagro de Alá, las conversiones fueron masivas, tú.

Dan

Cita de: Agarkala en Junio 27, 2008, 10:50:46 AM
Lo que sí­ es cierto es que al convertirte dejabas de pagar impuestos. Y oye, milagro de Alá, las conversiones fueron masivas, tú.

Toma, no.
¡Re-nie-go! ¡Re-nie-go, sí­iiiiiii!

NubeBlanca

Cita de: Agarkala en Junio 27, 2008, 10:50:46 AM
Lo que sí­ es cierto es que al convertirte dejabas de pagar impuestos.

Y te petaban el fistro. ¡Ésta es la España de Zapatero!

Benito Mussolini

zrus, que hermosa historia y qué tiempos heroicos aquellos

no dejes de alegrarnos la mañana con estas instructivas y ejemplares vidas de santos

Agarkala

Cita de: zruspa en Junio 27, 2008, 10:57:36 AM
Cita de: Agarkala en Junio 27, 2008, 10:50:46 AM
Lo que sí­ es cierto es que al convertirte dejabas de pagar impuestos.

Y te petaban el fistro. ¡Ésta es la España de Zapatero!

Sodomitas, musulmanes e insolidarios !!!

Dan

Bueno, os dejo, que tengo que ir a la idolatrí­a de Abderramán Troisií¨me de las once y llego tarde.

NubeBlanca

¿Dónde está Caverní­cola? Pelayí­n, por estrecho, lanzado con una catapulta. Monty Phyton total.

Barbie

Qué cabrones, lo catapultan y luego van a buscarlo para rematarlo. Seguro que ahí­ estaba la gracia, en plan tiro al pichón y a ver quién lo encuentra.

Dan

Trescientos eunucos negros esperando al otro lado del rí­o, cimitarra en mano, apostando quién lo descabezaba al vuelo... falló Al-Pijí¼rk por dos varas.

Barbie

Y mientras el catapultero tensa y dispara todos los eunucos gritando al uní­sono:

Eeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeh... cabrón!

Gonzo the Great

Abderrahaman III hubiera sido un buen presidente para entenderse con el PNV y CiU.



Dan

Cita de: Barbie en Junio 27, 2008, 11:46:40 AM
Y mientras el catapultero tensa y dispara todos los eunucos gritando al uní­sono:

Eeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeh... cabrón!

XDDDDDDDDDDDD

Cita de: Gonzo the Great en Junio 27, 2008, 11:47:46 AM
Abderrahaman III hubiera sido un buen presidente para entenderse con el PNV y CiU.

O el Cid.
Por cierto, otro debe de los anormales de Cuatro, hablando de las batallas que ganó el Cid después de muerto. Teniendo en cuenta que la suma asciende a la escalofriante cifra de ceroo...