Gente que molaba.

Iniciado por ferdinand, Agosto 01, 2007, 09:16:59 PM

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lorenz


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Crixto

Cita de: lorenz en Agosto 24, 2008, 10:18:19 PM


Coño Lorenz, ni cuenta me habí­a dado de que estabas por aquí­.

lorenz

Muy mal Crixto, pues muy mal!
Yo por aquí­!

JAJAJA... ;D

Y ya! fue mi última respuesta! -para ti- en el dí­a de hoy.

lorenz


myeu


Dan

Qué bien me viene esto.


Un japonés en la fosa de la guerra
Muere Toru Arakawa, que viajó a Galicia desde 2006 para exhumar represaliados

Mucho antes de que en España se empezase a hablar de memoria histórica, en su casa de Niigata, al pie de la montaña volcánica de Yahiko, el japonés Toru Arakawa soñaba con jubilarse para venir a abrir fosas de la guerra. Nadie llegó a entender bien por qué le dio por ahí­. Pero él lo tení­a muy claro cuando aquí­ aún no nos aclarábamos, cuando aquí­ todaví­a daba miedo hablar de ciertas cosas, y se pasó diez años practicando español a domicilio con unas cintas que compró para escuchar por las mañanas.

Después su hijo, que viajaba mucho, le regaló el primer libro en castellano. Era de Manolito Gafotas, y parece ser que lo entendió, porque se rió leyéndolo. Al final se ventiló la colección entera, y cuando se sintió preparado se atrevió con Machado y Lorca, y empezó a coleccionar libros de la Guerra Civil hasta juntar unos cincuenta.

Un dí­a de 2006, en un periódico japonés, apareció una noticia sobre las fosas que se estaban empezando a abrir aquí­. El artí­culo hablaba de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) que se habí­a fundado en Ponferrada. Toru recortó la página, mostró la noticia a su mujer y le anunció su plan para los próximos meses: "Me marcho a España a trabajar en las fosas". Entonces tení­a 68 años y ya estaba jubilado. Habí­a sido durante años profesor de inglés, y él reí­a a carcajadas cuando lo contaba, porque era evidente que lo suyo no eran las lenguas. Aquí­ siempre se hizo entender con paciencia, y muchas señas y sonrisas. Cuando llegó a Ponferrada, después de recorrer 20.000 kilómetros en avión y autobús, se presentó en el ayuntamiento y le sacó el recorte a una funcionaria. Resultó que la mujer era hermana de un miembro de la asociación por la memoria.

El 22 de agosto de 2006, en As Pontes, Toru hizo su primera fosa de la guerra. Era la exhumación de la familia Ramos Ferreiro, que dirigí­a el arqueólogo forense Javier Ortiz. Los habí­an tiroteado en su propia casa, y sólo una hija logró escapar al monte, aunque le atravesaron la mano con una bala cuando saltaba por la ventana. Unos dí­as después, el cura de Seixas (As Somozas) la acogió en su casa y prohibió a los falangistas que la tocasen.

En el hoyo aparecieron los otros dos hijos y el matrimonio. La pareja llevaba puestas las alianzas de boda, y Toru se echó a llorar. Después de aquello y hasta el año pasado, viajando por su cuenta todos los veranos, el japonés participó como voluntario en una treintena de excavaciones por todo el territorio estatal, pero nunca dejó de emocionarse. Siempre que relataba aquel primer encuentro con unos huesos de la guerra volví­an a empañársele esos ojos tan pequeños que tení­a.

Después, en Galicia, participó en el levantamiento de las fosas de A Fonsagrada y de Cereixido (Quiroga). Era un hombre muy menudo, pero cavaba como el que más, como si quisiese acabar de una vez con todos los agujeros negros que habí­a dejado la Guerra Civil en la tierra de España. Toru no comprendí­a cómo las fosas no llevaban abiertas ya muchos años. Cuando al fin se cansaba, si habí­a cerca un árbol dejaba la pala y subí­a a descansar. "Trepaba como un mono", recuerda con cariño Antonio Castro, de la ARMH.

Castro le proporcionó cama y comida el tiempo que estuvo en As Pontes, y se hicieron muy amigos. "Era un paisano excelente, para él no habí­a religión ni frontera. Contaba que los japoneses de su generación habí­an quedado muy marcados por la II Guerra Mundial, y quizás por eso se interesó tanto por este conflicto nuestro. Al llegar a nuestra casa, primero le costó bastante comer la carne que le dábamos, pero luego se aficionó a todo, y hasta bebí­a aguardiente". Le gustaba el jamón, le gustaba la morcilla, pero sobre todo le gustaba la causa. Cuando la ARMH finiquitaba su temporada, buscaba otros grupos que estuviesen en ello y se ofrecí­a para trabajar, como siempre, gratis. Al dejar As Pontes, le regaló a la hija de Castro un bonsai. Desde entonces, más o menos todos los meses, la chica se escribí­a con él por correo electrónico y le planteaba dudas acerca del abonado y la poda. Pero a principios de octubre, el correo de Toru dejó de contestar. Preocupados, los Castro llamaron en fin de año al hijo del voluntario, que vive en Chicago, y éste les contó que habí­a muerto. "Lo siento, no tengo la clave de mi padre y no pude entrar en el correo para avisaros", se disculpó. Toru sólo era robusto de espí­ritu, y le habí­a prohibido a su familia contar que estaba enfermo. En España nadie sabí­a que tení­a resquebrajado el corazón. Y el 5 de octubre se le rompió del todo.

lorenz

Cita de: myeurista en Enero 08, 2010, 12:40:46 PM
¿las grecas?

totally!
aaah! y cómo lo hicieron....

JAJAJA... ;D

http://www.youtube.com/v/U4il05Pt5Nk&hl=es_ES&fs=1&

Controlcé

Los japos así­ en general como conjunto molan mucho todos ellos. He conocido tan solo tres japos en mi vida, pero en estado silvestre, es decir, no estaban asimilados al western way of life si no que eran visitantes ocasionales, y qué maravilla, qué gozada de gente. El que más este



Lo conocí­ siendo crí­o (yo) en un seminario internacional de artes marciales en Francia. Éramos varios cientos de personas en un polideportivo inmenso, con gente de todas edades y rangos, pero el tipo se quedo dando lecciones a los niños. Recuerdo aquella clase con un cariño inmenso porque me pidió que fuera su "ayudante". Ni él entendí­a español ni yo japonés pero estuvimos trabajando juntos toda una tarde. Acabé hecho polvo pero más orgulloso de lo que habí­a estado jamás. Lo mejor es que nos volvimos a cruzar años después, siendo yo ya mayor de edad, ¡y el tipo recordaba todo sobre mi! Mi nombre, mi edad, a los dos compañeros que habí­an ido conmigo, todo...

Qué vejete está el pobre  :-\


Oddball

A ver que coño pasa, que ultimamente no puede asomarse uno a un hilo sin encontrarse a Zruspa.

zruspa


zocas